CIENCIA Y COMUNIDAD

Ingenio Lastenia: 132 años de existencia productiva

Investigadores del CONICET estudian características de producción e identifican patrones de consumo a partir de evidencias arqueológicas.


Para acceder al informe completo haga click aquí

En Lastenia, localidad que tomó el nombre del ingenio homónimo, a 8 km al sureste de San Miguel de Tucumán y que forma parte hoy de la ciudad de Banda del Río Salí, en un predio de once hectáreas yacen más de treinta estructuras –muchas en ruinas, chimeneas en pie y túneles- de diferentes épocas que pertenecieron a la fábrica de azúcar que en 1834 fundó Baltazar Aguirre.

Dicho Ingenio funcionó por más de cien años -1834-1966, año este último en que el decreto-ley 16.926 de la dictadura del Gral. Onganía decretó su cierre y desmantelamiento compulsivo, dejando a cientos de familias sin su fuente de trabajo, muchas de las cuales se vieron obligadas a emigrar de la provincia. Esta situación, cuya verdadera gravedad puede estimarse si consideramos que también corrieron igual suerte otros diez ingenios azucareros, sumergió a Tucumán en una profunda crisis económica y social.

Fernando Villar, becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES, CONICET-UNT) estudia la historia del Ingenio Lastenia desde la arqueología industrial, una rama de la arqueología histórica que se ocupa del pasado sobre la base del análisis de los restos materiales y de la documentación histórica, gráfica y escrita.

En el predio del ex Ingenio Lastenia se desarrollan varios trabajos de excavación tanto en áreas vinculadas a la producción como a la vida cotidiana de trabajadores, empleados y administradores. “De estas excavaciones pudimos obtener y recuperar diferente información vinculada a la vida de los ex trabajadores, monedas, botellas (de ginebra y vino) y muchos botones del siglo XIX en los espacios domésticos, además de datos vinculados a la producción y herramientas”, explica el joven arqueólogo.

Y agrega: “No solo realizamos prospecciones arqueológicas que tienen que ver con un análisis superficial de los muros sino también excavaciones a partir de las cuales pudimos recuperar datos que aportan a la comprensión de los procesos productivos en las diferentes etapas de la historia del Ingenio”.

Además, destaca que los trabajos arqueológicos no se pueden encarar de manera individual. Por ello se conformó un equipo en el cual participan profesionales y estudiantes de la carrera de arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán que realizan aportes de campo y laboratorio.

Por Sergio Patrone Firma Paz