El CONICET lamenta el fallecimiento de Marta Bonaudo



Fue Investigadora Principal del CONICET en el instituto Investigaciones Socio Históricas Regionales (ISHIR, CONICET-UNR). La doctora en Historia Bonaudo fue directora fundadora de la Unidad Ejecutora en Red de Investigaciones Socio-Históricas Regionales desde el año 2008 a 2016 y directora del ISHIR entre el 2017 y mayo del 2020.

Su colega, el Investigador Independiente del CONICET, Diego Mauro, recuerda a Marta Bonaudo y la destaca como una de las historiadoras e intelectuales más destacadas de la Argentina de los últimos treinta años. Describe que su carrera, no obstante, se remonta a los años sesenta cuando como estudiante participó activamente de la renovación historiográfica que se puso en marcha por esos años en Rosario, colaborando en los grupos de investigación de Sergio Bagú y Nicolás Sánchez Albornoz hasta el golpe de estado de 1966. Fueron años terriblemente duros. A partir de entonces continuó formándose con la historiadora hispanista Reyna Pastor por fuera de la universidad con el objetivo de continuar sus estudios. Poco después, gracias a una beca del gobierno francés, partió rumbo a Aix-en-Provence para hacer su doctorado bajo la dirección de George Duby.

Con el retorno de la democracia se convirtió en directora organizadora de la Escuela de Historia de la UNR. Entre 1990 y 1994 fue vicedecana de la Facultad de Humanidades y Artes y en 1999 volvió a ser directora de la Escuela de Historia, alentando en todo momento la renovación de la historia regional en el país. Fue también una de las impulsoras del Doctorado en Humanidades y Artes y de la Maestría Poder y Sociedad desde la Problemática del Género -UNR. Entre el 2008 y el 2017 estuvo al frente de la UER ISHIR/CONICET, y entre el 2017 y el 2020 continuó al frente, en su nueva configuración de la UE ISHIR (CONICET/UNR).

Su trayectoria se caracteriza precisamente por el trabajo y el pensamiento colectivo. Deja por un lado una extensa y valiosa producción académica indispensable para comprender la vida política argentina del siglo XIX y XX. Una producción, además, atenta a la historia comparada con América Latina y Europa, que la han convertido en una historiadora reconocida en ambas orillas del Atlántico. Más importante aún, tal vez, deja decenas y decenas de historiadores e historiadoras pertrechados de un pensamiento riguroso y crítico, comprometidos con la historia y la vida política, guiados por las esperanzas de un mundo más fraterno. Ese mismo mundo que Marta mantuvo como horizonte hasta el último de sus días.