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Edición especial: Ciencia en juego “Embarcados” al fondo del mar

Con motivo de la expedición realizada por científicos del CONICET junto al Schmidt Ocean Institute, cuatro escuelas participaron de un encuentro virtual excepcional con Carla de Aranzamendi, bióloga del CONICET embarcada en el buque Falkor.


A la tradicional experiencia de intercambio entre científicos y estudiantes que propone Ciencia en Juego, se sumó una edición de lujo de la que participaron las escuelas: 12 D.E. 6 República del Paraguay, Bartolomé Mitre La Reja, Bartolomé Mitre Gral. Rodríguez y Colegio Bayard. En esta edición especial, los estudiantes compartieron un espacio con la investigadora del CONICET Carla de Aranzamendi, quien, desde el buque Falkor, mostró detalles de la expedición realizada junto al Schmidt Ocean Institute. Durante el encuentro, se respondieron preguntas y se exploró cómo se desarrollan las investigaciones sobre biodiversidad marina y permitió que se acercaran a la ciencia desde el sentir de los protagonistas y compartir, de algún modo, la emoción del descubrimiento con la científica.

Aranzamendi es bióloga investigadora del CONICET en el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA, CONICET-UNC) y se especializa en Genética de Poblaciones y Biología Marina. Actualmente forma parte de la expedición “Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV” que explora el cañón submarino Mar del Plata, una región rica en biodiversidad y poco estudiada del Atlántico sur.

“Todo lo que están viendo ustedes nosotros lo venimos investigando desde hace doce años o más” comenta la investigadora a un público compuesto por más de doscientos estudiantes de entre 10 y 12 años que escuchan con atención y expectativa. A continuación compartimos algunos de esos interrogantes y las respuestas por parte de Aranzamendi.

¿Qué propósito tienen para realizar esta expedición? 

“La expedición se realiza para conocer un poco más el fondo marino de Argentina y conocer cómo los organismos viven en este ambiente, qué diferencia hay entre este ambiente y otro.  Pero también hay otros objetivos, como estudiar el impacto de los microplásticos en el medio marino siendo que los plásticos que usamos con el tiempo se van rompiendo y van formando pequeños pedacitos que son comidos por seres vivos y eso empieza a generarles problemas a ellos y a nosotros mismos”.

¿Cómo eran las otras expediciones?

“Hace doce años se hicieron tres campañas, en el 2012 y en el 2013, con otro barco que pertenecía al CONICET y esas campañas se hacían con redes que se tiraban al agua. Nosotros no veíamos bien a dónde caían, sólo sabíamos más o menos a qué profundidad, porque no existía la cámara, era muy distinto a lo que estamos haciendo ahora. Esa red se arrastraba por el fondo, en determinado tiempo, y después se subía a superficie y nosotros seleccionabamos los individuos de acuerdo a cuál estudiamos cada uno. Eso se conserva (lo mismo que estamos haciendo acá) y después en el laboratorio, en los museos y/o universidades (según dónde trabaja cada especialista) lo que hacemos es empezar a identificar las especies”.

¿Cuánto tiempo tardaron en construir el proyecto?

“Hace un año más o menos presentamos un proyecto a la institución Schmidt Ocean Institute la cual  maneja este barco y salimos seleccionados, pero la historia nuestra estudiando el fondo del cañón submarino Mar del Plata viene desde hace muchos años”.

¿Qué especialidad tienen los científicos que están en el barco?

“La mayoría de los que estamos subidos al barco somos biólogos y también taxónomos. Lo que hacen los taxónomos es tratar de identificar a las especies que estamos capturando, saber a qué grupo pertenecen. En este caso, la mayoría son invertebrados, es decir que no tienen esqueleto interno sino estructuras que le dan forma al cuerpo”.

¿Cuál fue la especie más extraña que encontraron? 

“Como en el barco coincidimos muchos especialistas de distintas disciplinas, cada uno está maravillado con lo que estudia. Las que a mí más me gustaron son las esponjas, uno de los animales más bellos pero también poco conocidos. Es una esponja redonda, con todos tubitos y en la punta unos globitos, toda blanca, increíblemente bella. Es una esponja carnívora que en las puntas tiene unas bolitas pegajosas entonces los animales que van nadando se pegan a esas bolitas y así los atrapa y los come. Pero también me gustaron los pepinos que son enormes, de todos colores, el pulpo dumbo, a mi me gustan todas las especies”.

¿Qué es para ustedes saber que descubrieron nuevas especies?

“Para nosotros es increíble, emocionante todo lo que estamos viviendo. Aunque todavía no sabemos si hay especies nuevas. Para eso hay mucho trabajo por recorrer. Algunas sabemos que nunca las vimos antes, entonces hay algunos colegas que ya saben que tienen muchas especies por describir, pero otros no están seguros”.

En esta pregunta, la bióloga destaca lo fascinante que es poder ver a estas especies en vivo, interaccionando con otros organismos: “a veces comiendo, a veces nadando”.

¿Qué hacen después con los animales que agarran?

“Los animales son llevados a museos e ingresan a lo que se llaman “Colecciones”, que son un conjunto de frascos donde están individualizados y clasificados con los que ya estamos estudiando. Porque hay muy pocos estudios hechos a estas profundidades. Eso es algo importante que tiene la campaña, porque no es fácil llegar a tal profundidad. Por eso es importante que esto que estamos colectando hoy quede guardado para que, por ejemplo, nosotros podamos ir a un museo y estudiar un animal que fue recolectado hace 100 años porque queda guardado hoy. Entonces los podemos comparar, podemos ver si es la misma especie o si es nueva”.

¿De qué se alimentan los animales?

“Hay diferentes formas de alimentarse. Los peces se alimentan de otros peces o de alguno de estos animales que estuvimos viendo. Es importante recordar que no hay plantas abajo: no hay algas ni ningún tipo de vegetal. Entonces hay diferentes estrategias. Los animales en general son carnívoros, es decir, comen carne y hay otros que lo que hacen es filtrar, o sea que el agua entra -tienen unas estructuras por donde entra el agua- y la van filtrando. Tienen como un colador en su interior donde van quedando partículas de materia orgánica, es decir de restos que puede ser de vegetales que vienen de profundidades menores y también pueden ser de otros animales. A su vez, como pasa en la tierra, hay descomponedores (animales como las lombrices de tierra que tienen sus parientes en el agua) y se llaman poliquetas. Y lo que hacen las poliquetas y otras especies como los pepinos -que les nombraba hace un rato-, es comer restos de materia orgánica, es decir, de otros seres vivos que se están descomponiendo”.

¿Por qué algunos animales de abajo de todo donde exploraron tienen como una lucecita para poder ver?

“Hay algunos que la usan como señal de alarma para los otros animales, que lo puedan ver. Hay animales que generan bioluminiscencia. Entonces nosotros, con nuestro tipo de vista, los vemos así brillantes. Y eso es una señal de alerta para los posibles predadores y para los pocos animales que a esa profundidad pueden captar esa luz porque en general no tienen ojos. Y hay otros peces, que nosotros no vimos en esta expedición, que tienen una lamparita colgando cerca de la boca. Hay uno conocido que se llama Pez Diablo, que tiene unos dientes que salen así que no usó ortodoncia. Hermosos. Bueno, esos peces tienen esas luces. Lo que hacen es atontar a los otros peces pequeños, es decir, los encandilan porque las luces encandilan a esa profundidad más todavía, imagínense que ustedes están de noche y prenden la luz te encandila, no se ve nada. Entonces cuando prenden esa luz encandilan a los pececitos y ahí los pueden atrapar, o sea, a sus presas”.

La investigadora contó, además, que en Argentina van a realizarse dos campañas más junto al Schmidt Ocean Institute y se va a poder seguir la transmisión en vivo y en directo. Una de esas campañas va a ser más al sur del país y a gran profundidad donde esperan encontrar también animales increíblemente raros.

Ciencia en Juego “Embarcados” fue un encuentro excepcional en el que las preguntas se sucedieron una tras otra y cuatro escuelas en simultáneo pudieron vivenciar en directo la experiencia de conocer más sobre el trabajo de investigación que llevan adelante los especialistas del CONICET.

Desde el Programa VocAr con varias propuestas se busca promover las vocaciones científicas: Ciencia en Juego: intercambio de cartas tiene como objetivo promover el diálogo entre estudiantes y personas que se dedican a la investigación científica  en el que todas las inquietudes, reflexiones y comentarios son bienvenidos. Se trata de una serie de etapas sencillas luego de las cuales los y las estudiantes entrevistan al científico elegido. Entonces, ¿qué se le puede preguntar al especialista? ¡Lo que quieran!. Está abierto a escuelas de todo el país. Participan científicos de diversas disciplinas, entre ellos quienes se dedican al estudio de los océanos y biodiversidad. 

Y la publicación “Miradas de Ciencia #3 Océano”, tiene como objetivo contar en primera persona de qué se trata hacer investigación en CONICET, divulgar contenidos científicos, despertar el interés por la ciencia y promover vocaciones científicas. Podés verla online o descargarla haciendo click aquí

Por Florencia Verrastro

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