PROGRAMA VOCAR

Ciencia al aire libre: una tarde de exploración y aventura en el río

El Programa VocAr del CONICET cerró el año con una jornada para todo público en el Paseo de la Costa.


La sombra de unos árboles platinados con el Río de la Plata, coloreado con velas de kitesurf, de fondo fue el escenario preparado para que cuatro grupos de científicos lleven su propuesta de divulgación científica al público de tarde de sábado. La jornada llevó por nombre “Aventura científica, una tarde de exploración” y fue organizada por el Programa VocAr del CONICET y el Programa STEAM-MVL del Municipio de Vicente López, el día 2 de diciembre.

La propuesta consistió en actividades interactivas y didácticas para todo público sobre distintas disciplinas científicas: limnología, arqueología, medioambiente y salud. Con ellas, los participantes pudieron observar, mediante microscopios y lupas, pequeños organismos que viven en ambientes acuáticos, o a la famosa vinchuca, insecto que transmite la enfermedad de Chagas, o diversos microorganismos que podemos tener en las manos sucias. Algunos se animaron a tomar un “cucharín”, la herramienta principal del arqueólogo, para excavar y encontrar así restos de artefactos utilizados por humanos hace muchísimo tiempo.

“La convocatoria fue abundante y variada. Tuve la oportunidad de charlar tanto con chicos como adultos y comentar los proyectos de ciencia ciudadana”, comentó el investigador Joaquín Cochero, uno de los creadores de AppEAR, una aplicación para cuidar y aprender sobre ambientes acuáticos. Y agregó: “La reacción de los chicos a las apps fue muy buena; se entusiasmaron mucho, sobre todo con los juegos didácticos. Me sorprendió que había chicos muy pequeños que ya tenían conceptos bastante realistas de los factores que deterioran los hábitats acuáticos, como la basura o el ingreso de cloacas”. En una conversación entre algunos padres y el científico, se comentó que se está dando un fenómeno de aprendizaje “de abajo hacia arriba”, en el cual los niños le enseñan a sus padres sobre cómo cuidar el ambiente.

Javier García de Souza del grupo Exploracuáticos contó que a ellos les interesa enseñar un saber diferente acerca del mundo acuático y “rever la mirada sobre algo que es cotidiano, como un arroyo o un río. Hay mucha vida que no se conoce pero se puede ver a través de un microscopio”. También les interesa desmitificar la imagen del científico, por eso disfrutan de estos contextos informales. “Lo más gratificante es ver las reacciones de sorpresa cuando observan lo organismos. ¡Son explosivas!, primero se enganchan los chicos pero después se entusiasman los padres también”, añadió el investigador.

María Laura Carbajal y Cintia Parsza de la Universidad Nacional de Quilmes llevaron el Atelier Científico Itinerante. Este atelier invita a descubrir qué es hacer ciencia a través del relevamiento y análisis de signos detectables. En esta ocasión, los interrogantes que se plantearon fueron: ¿hay vida que no podemos ver con nuestros ojos?, ¿existen microorganismos viviendo en nuestra piel? Con estas premisas, el objetivo fue visibilizar algunos de los microorganismos que habitan en la piel humana. Para ello, prepararon placas de petri con medio de cultivo sembrados con hisopados provenientes de piel humana (mano, rostro) tanto higienizada como no. Se observaron y analizaron las características de los diferentes hongos, bacterias y levaduras presentes. Además, se expusieron preparados de estos microorganismos para su observación al microscopio óptico. También se buscó concientizar sobre la importancia de las buenas prácticas de higiene, como lavarse las manos antes de comer.

Arqueo-escuela, un proyecto educativo creado por Jésica Carreras y Laura Pey, también se hizo presente ese día para invitar al público a acercarse a la arqueología mediante la puesta en práctica de la experiencia de excavación. “En nuestros talleres, invitamos a conocer la forma en la que se construye el conocimiento científico, experimentando la manera en la que trabajamos los arqueólogos en el campo y en el laboratorio”, comentó Pey.

Al finalizar la jornada, las arqueólogas manifestaron: “Nos llevamos las preguntas de todos, sus dibujos de laboratorio, mucha tierra en nuestra ropa y dos momentos especiales. El primero, un niño se nos acercó antes de irse y nos dijo: ‘¡Gracias por enseñarme!’, con una gran sonrisa contagiosa; el segundo, una chica que estaba terminando el secundario, decidida a estudiar arqueología, pudo hacernos preguntas más específicas y le regalamos el plan de estudio de la carrera”.

El grupo ¿De qué hablamos cuando hablamos de Chagas? preparó diversos materiales para visibilizar la problemática de manera integral, desde caleidoscopios, juegos, ilustraciones y pinturas, hasta peluches con forma de vinchuca y Trypanosoma cruzi (el parásito que causa la enfermedad de Chagas). “Nos encontramos con un público con muchas ganas de preguntar, escuchar y aportar a la propuesta. Esperamos que muchas de las personas que participaron se hayan vuelto a su casa con una idea diferente de la que tenían sobre el Chagas… y con más preguntas que respuestas”, expresó Mariana Sanmartino. Para más información sobre este tema, se puede descargar el libro “Hablamos de Chagas. Aportes para (re)pensar la problemática con una mirada integral“.

Por Jorgelina Martínez Grau

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