CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Avances en la búsqueda de antivirales contra el herpes

Un trabajo de científicas del CONICET descubrió nuevas sustancias que afectan su replicación mediante una acción distinta a la de los fármacos ya probados.


Tras un extenso recorrido académico que incluyó una estancia internacional, las conclusiones alcanzadas en la búsqueda de nuevos fármacos contra el virus del herpes acaban de publicarse en un artículo científico en la revista International Journal of Antimicrobal Agents. “Luego de probar los efectos de una biblioteca de 21 drogas distintas, seleccionamos las tres que mejores respuestas mostraron al afectar especialmente las fases de replicación de su genoma”, explica Micaela González, investigadora adjunta del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas – Instituto Tecnológico Chascomús (IIB-INTECH, CONICET-UNSAM).

La investigación realizada permitió analizar en profundidad el modo de acción de distintas sustancias –algunas comerciales y otras sintetizadas en laboratorio–, frente a los virus del herpes simple tipo 1 y 2, una enfermedad infecciosa caracterizada por causar lesiones ulcerosas en boca y labios, y en genitales, respectivamente. Los ensayos prácticos se llevaron adelante en el Instituto Max von Pettenkofer de la Universidad de Ludwing Maximilian de Múnich, Alemania, gracias a una beca otorgada por el Ministerio de Educación de la Nación y el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD, por sus siglas en alemán).

En ese lugar la recibió María Guadalupe Vizoso Pinto, investigadora adjunta del CONICET que actualmente trabaja en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO, CONICET-UNT), quien dirigió el trabajo publicado. “La relevancia de los resultados consiste en el descubrimiento de sustancias que actúan contra los virus del herpes, pero que además lo hacen mediante un mecanismo diferente al aciclovir, el fármaco anti-herpético por excelencia. De esta manera, permitirían desarrollar nuevos medicamentos para infecciones resistentes al tratamiento tradicional, o en formulaciones que puedan ser un complemento de aquel”, señala.

Para la experiencia en el exterior, González llevó 28 betacarbolinas, sustancias presentes en ciertos vegetales que pueden actuar como estimulantes naturales. Su acción farmacológica es conocida, y un claro ejemplo es su presencia en Peganum harmala, la planta que se utiliza para preparar la bebida tradicional indígena Ayahuasca, famosa por causar alucinaciones. “Logramos probar con éxito 21, poniendo a punto un test rápido, y comprobamos que 11 ejercían cierta acción sobre el virus. Y a su vez, por observación en microscopio, de esas elegimos tres, que fueron aquellas en las que no encontramos efectos citopáticos en las células, es decir los cambios morfológicos que ocurren cuando hay infección”, describe la experta.

A partir de esa selección, continuaron ahondando en las tres sustancias –llamadas 6-metoxy-harmano, 9-metyl-norharmano y 9-metyl-harmano–, para detectar en qué punto del ciclo viral intervenían. De ese modo, realizaron otros análisis para conocer el nivel de toxicidad de las drogas sobre las células y precisamente poder trabajar en concentraciones no tóxicas. En los ensayos posteriores, calcularon la dosis en que las betacarbolinas ejercían su efecto antiviral, y notaron que interferían en su replicación, disminuyendo en gran medida el número de copias del genoma.

“En el proceso de infección de una célula, el virus se replica siguiendo tres fases: una inmediatamente temprana, otra temprana y una última tardía. Todas ellas involucran a distintas proteínas, y lo que se vio es que, en presencia de las betacarbolinas, su expresión se ve disminuida”, relata González, y continúa: “Se sabe que estos efectos se dan en cascada, entonces estudiamos una proteína en particular que cumple varias funciones en la primera fase. Y vimos que, en lugar de pasar del núcleo de la célula al citoplasma, como hace durante una infección, en este caso se quedaba en el núcleo formando pequeños focos. Pensamos que este error en la localización podría influir en la reducción de la evasión de la respuesta inmune por parte del virus”, apunta.

En conclusión, la científica explica que “con todos los resultados estamos en condiciones de proponer que estas betacarbolinas actuarían a distintos niveles: transcripcional, es decir durante la expresión genética, uniéndose directamente al genoma y bloqueando el proceso –como sugería un trabajo anterior –, y postranscripcional, interfiriendo en la localización tardía de la proteína inmediatamente temprana que estudiamos, dejándola en el núcleo. Y además, vimos que se ve afectada la expresión de proteínas tardías, lo cual podría ser por un efecto sobre ellas o como consecuencia de un efecto sobre otras tempranas”.

Acerca del principal desafío que presenta la búsqueda de antivirales, Vizoso Pinto asegura que “consiste en dar con sustancias que tengan actividad selectiva, es decir que puedan inhibir la replicación del agente infeccioso pero sin perjudicar la biología de la célula. La complicación radica precisamente en que los virus utilizan la maquinaria celular para reproducirse, y entonces se hace muy complejo encontrar procesos que puedan ser blancos de fármacos sin dañar al organismo hospedador”.

Por Mercedes Benialgo

 

Sobre Investigación:
M. Micaela González. Investigadora adjunta. IIB-INTECH.
Franco M. Cabrerizo. Investigador independiente. IIB-INTECH.
Armin Baiker. Bavarian Health and Food Safety Authority, Oberschleissheim.
Rosa Erra-Balsells. CIHIDECAR, UBA.
Andreas Osterman. Instituto Max von Pettenkofer-Institut, LMU, Munich.
Hans Nitschko. Instituto Max von Pettenkofer-Institut, LMU, Munich.
M. Guadalupe Vizoso-Pinto. Investigadora adjunta. INSIBIO.