CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Antes de que pase el temblor

Especialistas del CONICET y otras instituciones elaboraron un protocolo de gestión de información preparatoria ante la amenaza sísmica que sirve para la toma de decisiones frente a este fenómeno.


Patricia Alvarado es investigadora independiente del CONICET y experta en terremotos. En 2012 ganó el Premio L’Oréal UNESCO “Por la Mujer en la Ciencia” con el respaldo del CONICET por sus investigaciones orientadas a determinar el peligro sísmico y las zonas más vulnerables de la Argentina a partir del análisis de registros históricos y modernos.

En el país hay regiones como Cuyo o el noroeste que pueden sufrir terremotos. Por ello Alvarado fue convocada por la Comisión de Trabajo de Gestión de Riesgo dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, para elaborar junto a especialistas del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) y otras instituciones un protocolo que ordene anticipadamente la información disponible para articular la respuesta de los organismos de gestión operativa que intervienen ante eventos de esta naturaleza.

“Nuestro trabajo como científicos fue aportar investigaciones sísmicas, para saber dónde están las amenazas, reconocer las zonas que es necesario relevar y armar mapas de zonificación”, explica, “con el objetivo de clasificar la información que tenemos y que esos datos estén disponible inmediatamente para el destinatario, que es la Subsecretaría de Protección Civil y Abordaje Integral de Emergencia y Catástrofes del Ministerio de Seguridad”.

La elaboración del protocolo tuvo como coordinadores al CONICET y el INPRES, y participaron otras instituciones como el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), Instituto Geográfico Nacional (IGN), Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la Subsecretaría de Planificación Territorial, el Ministerio del Interior, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (ORSEP), el Ministerio de Seguridad y la Administración de Parques Nacionales (APN) y la Plataforma Nacional de Reducción de Riesgo de Desastres, entre otros.

 

“Es importante pensar estas iniciativas desde una perspectiva global, coordinar para tener un enfoque multidisciplinario y una forma de trabajar conjunta frente a estos riesgos naturales”, agrega.

 

¿Por qué es importante que en Argentina haya un protocolo de sismos?

No es una cuestión de un solo país, sino que es una actividad que está tomando importancia creciente. En marzo pude visualizarlo cuando participé en Sendai, Japón de la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres. La idea es trabajar hacia la prevención de desastres naturales logrando el desarrollo económico con una previsión y también hacia la gestión de información de una forma rápida en la etapa de preparación para la emergencia. Es importante crear conciencia y actitud de resiliencia ante fenómenos que van a ocurrir inevitablemente en países con una cordillera tan activa como Los Andes.

 

¿Qué se priorizó a la hora de armar el protocolo?

Trabajar con tantas instituciones abre un llamado a los estudios de detalle en todas las provincias en cuanto al conocimiento del subsuelo. Para empezar se priorizó la ciudad de Salta porque allí ocurrió el terremoto más antiguo del que se tiene registro en la Argentina – en 1692 – y también el más moderno – en 2010. Con el mapa queremos conocer qué se está tomando en cuenta con respecto a la sismicidad, a la población que tiene actualmente y a las grandes obras de ingeniería, que son factores fundamentales para cualquier planificación o adaptación de proyectos. Hay que dejar muy en claro que todas las obras de ingeniería civil que se están haciendo en Argentina deben tomar en cuenta la norma antisísmica que establece el INPRES. Con los relevamientos y mapas se estandariza toda la información, se actualiza con las nuevas tecnologías, nuevo conocimiento del subsuelo en ambientes multidisciplinarios y que llegue al destinatario, que es Protección Civil.

 

¿Cuáles son los aportes de los investigadores del CONICET a este protocolo?

Nuestro trabajo fue, en la parte sísmica, identificar distintos tipos de amenazas, máximos tamaños de terremotos ocurridos y las áreas que afectaron en el pasado. Por eso el protocolo que se presentó tiene dos procedimientos. El primero es más general y tiene que ver con la realización de un mapa de zonificación de riesgo que vaya cubriendo distintas zonas, es decir identificar aquellas áreas con mayores probabilidades de sufrir un sismo. El objetivo es poder elaborar un mapa detalle de cuál es el peligro potencial que podrían enfrentar en este momento las poblaciones, teniendo en cuenta la realidad en la que viven, la presencia de fallas que se sabe que son sísmicas en la zona, el tipo de construcciones, etc.

 

¿Y el segundo procedimiento?

Tiene que ver con la gestión de la información para que cuando ocurra el sismo, el destinatario principal, Protección Civil, tenga la información para actuar de la manera más rápida posible. Además, la gestión de la información y conocer en detalle el panorama sismológico de la Argentina va a permitir direccionar el desarrollo económico y el potencial del país teniendo en cuenta los fenómenos naturales que ocurren. Eso ya se está haciendo por ejemplo en Jamaica, Nueva Zelanda, Chile y Colombia, por poner algunos ejemplos. Algunas provincias de Argentina como Neuquén también hacen una apuesta al desarrollo económico desde el punto de vista de la gestión para la reducción de riesgos. Hemos sabido de sus avances durante una reunión plenaria en Buenos Aires en mayo.

 

Para poder armar los mapas de detalle, ¿qué tipos de estudios hay que realizar?

Se necesitan relevamientos que enfoquen algunas zonas en particular. La información está, sólo hay que centralizarla y trabajar en una plataforma común que reúna datos de los diferentes organismos e instituciones que los tienen, como para poder realizar una zonificación de todo el país e ir priorizando zonas hasta alcanzarlo. Por ejemplo, San Juan y Mendoza ya cuentan con zonificaciones de detalle, pero eso podría extenderse a Salta, al sur del país e incluso a Buenos Aires. Todos los sectores tienen algún peligro potencial de sismos y esto debe tomarse en cuenta para el desarrollo futuro de cada zona.

 

¿Qué es la zonificación de detalle?

Es un mapa que identifica con colores las zonas más y menos expuestas a la ocurrencia de sismos. Tenemos antecedentes de sismos que ocurrieron en 1692, en el oeste de la Argentina y hasta en Tierra del Fuego en 1949. Se sabe sobre el sismo que puede ocurrir, lo único que hace la zonificación es dar ciertos parámetros a la ingeniería para identificar qué es lo que tiene que tomar en cuenta para la construcción. Y eso se hace con una norma que integra a todo el país.

Patricia Alvarado es investigadora independiente del CONICET en el Centro de Investigaciones de la Geósfera y Biósfera (CIGEOBIO, CONICET-UNSJ). Es licenciada en Geofísica de la Universidad Nacional de San Juan y docente en la misma casa de estudios. Tiene además una maestría en la Universidad de Chile y un doctorado y un postdoctorado en la Universidad de Arizona, Estados Unidos.