CENPAT-CONICET

Animales que cuentan su vida ante las cámaras

Científicos de Puerto Madryn estudian el comportamiento de especies marinas gracias a diminutos instrumentos tecnológicos. Recientemente lograron seguir con una cámara a un ave hasta el fondo del mar


La zambullida de un ave buceadora fue capturada en video por primera vez por científicos argentinos. Investigadores del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) de Puerto Madryn, Chubut, dieron a conocer una asombrosa filmación a través de una cámara montada sobre el lomo de un cormorán imperial, una especie de pájaro de la Patagonia.

Las imágenes registran una serie de buceos a 50 metros de profundidad. En 40 segundos, el animal alcanza el fondo marino, donde permanece poco más de un minuto en busca de peces para luego retornar a la superficie en otros 40 segundos. El video fue obtenido en la localidad chubutense de Punta León, una zona donde anidan miles de parejas.

El grupo de científicos responsable de estas imágenes está liderado por el investigador del CONICET Flavio Quintana, cuya línea de trabajo se basa en el uso de alta tecnología aplicada al estudio del comportamiento animal. Consiste en colocar instrumentos pequeños en predadores marinos para estudiar lo que hacen cuando están fuera de su alcance.

Los científicos trabajan fundamentalmente con aves marinas buceadoras, como cormoranes y pingüinos, pero también investigan el modo de vida de elefantes y lobos marinos. “En algunos casos los aparatos se dejan colocados durante meses, mientras el individuo está en el agua, y luego se lo busca cuando vuelve a la costa. En otros casos, como con el cormorán, son sólo algunas horas, durante un viaje de alimentación”, explica el especialista.

La recuperación de los instrumentos casi alcanza el 100% de los casos aunque, cuenta Quintana, “a veces los perdemos porque se caen durante el vuelo, o porque no localizamos al animal, ya sea debido a que se muere en el agua o retorna a una playa inaccesible para nosotros”.

Tecnología de punta

Además de la cámara de video, otros dispositivos que utilizan los científicos son versiones miniaturizadas de GPSs, que localizan la posición del animal cada un segundo, es decir, de manera casi continua. También hay registradores electrónicos de comportamiento que miden en simultáneo diferentes variables como condiciones de luz y temperatura del agua; profundidad a la que se encuentra el animal; cada uno de los movimientos que realiza con cualquier parte de su cuerpo; y el tipo y cantidad de alimento que consume, a partir de la medida de apertura del pico o la boca. El registro de la aceleración del cuerpo permite estimar además cuánta energía implica el desarrollo de cada uno de los comportamientos realizados.

Estos sensores registran hasta 32 datos por segundo y se conocen como daily diary, que en inglés significa algo así como ‘diario íntimo’.  “Si un pingüino gira la cabeza a 70 metros de profundidad, por ejemplo, nosotros sabemos en qué dirección y a cuántos grados lo hizo. La información es tan precisa que la volcamos a un software y construimos una realidad virtual”, relata Quintana.

Para el investigador, como todas estas especies se reproducen en tierra -que es cuando se las estudia de manera directa- pero se van al mar a comer, se los pierde de vista y es imposible seguirlos. “Un elefante marino pasa ocho meses en el agua y puede bucear hasta 1200 metros de profundidad, en zonas donde no hay luz”, señala Quintana, y continúa: “Con estos instrumentos podemos entender qué están haciendo, de qué manera y por qué motivo. El estudio del esfuerzo que estos animales hacen para sobrevivir en el mar nos ofrece un alerta temprana ante cualquier cambio en el ambiente generado por la naturaleza o el ser humano”.

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  • Por Mercedes Benialgo
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