CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Al maestro con cariño

Investigadores del CONICET en La Plata asignaron el nombre Rhizobium favelukesii a una nueva rizobacteria en homenaje al Dr. Gabriel Favelukes, pionero en investigaciones sobre fijación biológica de nitrógeno en Argentina.


La carrera científica del Dr. Gabriel Favelukes comenzó hace casi 65 años. Estudió Ciencias Químicas en la Universidad de Buenos Aires (UBA), realizó un doctorado bajo la dirección del Dr. Andrés Stoppani y un postdoctorado en Lexington, EE.UU., y durante años se dedicó a trabajar en aspectos vinculados a la biosíntesis de proteínas. Con el tiempo comenzó investigaciones pioneras en Argentina sobre fijación biológica simbiótica de nitrógeno, es decir sobre los mecanismos que usan microorganismos asociados a plantas para captar nitrógeno de la atmósfera y transformarlo en amonio, un nutriente esencial y fertilizante natural.

Las líneas de trabajo fundadas por Favelukes en los años ’80 dieron origen a varios grupos de investigación en fijación de nitrógeno del hoy Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM, CONICET-UNLP), una institución de referencia en biología molecular de las interacciones microorganismo-hospedador. El Dr. Favelukes formó a varios profesionales e investigadores que continuaron su trabajo quienes, en el momento de asignar nombre a una rizobacteria que la comunidad internacional estudia desde hace varias décadas, no dudaron en nombrarla en su honor: Rhizobium favelukesii.

“Trabajamos desde hace años con este microorganismo, lo analizamos en distintos estudios bioquímicos y genómicos, y nos dimos cuenta de que no había ninguna otra rizobacteria que tuviera las mismas características. Para elegir el nombre pensamos en algo que fuera significativo para el Instituto, para la Universidad de La Plata, para el CONICET y para la Argentina. El Dr. Favelukes es un gran referente de la microbiología agrícola básica en el país, y entonces nombrarla Rhizobium favelukesii es un pequeño homenaje a todos sus méritos académicos y como formador de recursos humanos”, cuenta el Dr. Mariano Pistorio, investigador independiente del CONICET en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM, CONICET-UNLP).

El trabajo, publicado en el International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology, describe por primera vez a este microorganismo, que se encontró en raíces de la planta de alfalfa. “Cuando me enteré me sorprendió”, cuenta el Dr. Favelukes acerca dela decisión de nombrarla en su honor. Y agrega: “Fue un gesto que me tocó de cerca. Pero siento que no es sólo para mí sino para todos ustedes [el grupo de trabajo], que hacen el instituto, los resultados, los que construyen todo esto”.

“Gabriel Favelukes fue un formador de discípulos extraordinario”, recuerda el Dr. Antonio Lagares, investigador principal del CONICET. “Sus opiniones eran siempre muy respetadas. Se destacó por una extraordinaria capacidad crítica para proponer y desafiar propuestas, para evaluar críticamente los resultados e impulsar la imaginación para entender mejor los sistemas que estudiábamos”, agrega.

 

Una nueva especie

Pistorio, junto con Lagares y la Dra. María Florencia del Papa, investigadora adjunta del CONICET, son algunos de los integrantes del grupo que trabajó junto a investigadores de México y Alemania en la descripción de R. favelukesii.

“Este organismo es muy interesante como modelo de estudio. Si bien no es efectivo como otras rizobacterias para fijar nitrógeno, por sus características genómicas es un modelo de estudio muy valioso para conocer cuáles fueron las diferentes propiedades que fueron adquiriendo estos organismos a lo largo de su evolución para establecer relaciones simbióticas con las plantas. Bacterias similares existen en otros lugares del mundo, y en nuestro caso las aislamos de las raíces de alfalfa. Luego de secuenciar el genoma nos dimos cuenta que era una especie nueva, con características diferentes a otras rizobacterias similares”, dicen Pistorio, Del Papa y Lagares.

“Una de las particularidades de esta bacteria es que sobrevive en suelos muy ácidos, algo poco frecuente en otros rizobios que viven asociados a las raíces de alfalfa”, comentan. Actualmente los investigadores están estudiando cómo hace la bacteria para vivir en un medio ácido y cuáles son los genes que codifican para esa resistencia, con el objetivo de ver si es posible transferir esta capacidad de supervivencia a otros organismos.