Vinculación Tecnológica

“Trabajar en Y-TEC es estimulante y enriquecedor”

Lo dice Alejandra Calvo, investigadora del CONICET que desarrolla su trabajo en Y-TEC. Junto a Alberto Caneiro cuentan los desafíos de desarrollar una carrera científica en una empresa.


Todo estudiante con aspiraciones de iniciar una carrera científica debe saber que los confines de la investigación no se terminan en un laboratorio. Si bien el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) concentra la mayor cantidad de becarios e investigadores en sus centros e institutos alrededor del país, también ofrece otras modalidades de desarrollo profesional que desafían el modelo tradicional.

Una de éstas es la posibilidad de desempeñarse en Y-TEC, empresa de tecnología creada en 2013 entre YPF y el CONICET (51% y 49%  de la participación, respectivamente) nacida bajo la premisa de acercar la capacidad y la creatividad de la ciencia a las necesidades concretas de la industria energética.

Pero en términos de investigación, ¿qué oportunidades ofrece una empresa así? En principio, sumarse a equipos interdisciplinarios de trabajo agrupados por especialidad: biotecnología y ambiente, química analítica, química fina y nanomateriales, ingeniería e integridad de instalaciones, tecnología digital, geociencias, tecnología de combustibles y nuevas energías. Además, permite estructurar el trabajo en base a cuatro Programas Tecnológicos de Investigación y Desarrollo (I+D) que abarcan Sostenibilidad Ambiental, Recuperación mejorada de petróleo (EOR, según sus siglas en inglés), Producción y Yacimientos No Convencionales (NOC, según sus siglas en inglés).

Los doctores Alejandra Calvo y Alberto Caneiro hace un tiempo se volcaron de lleno al desafío de trabajar en Y-TEC; en primera persona explican cómo viven ese cambio.

 

 “Hay que asumir desafíos y salirse de la zona de confort”

Con la mayor categoría a la que un investigador puede aspirar- la de Superior-, y en la etapa final de su carrera, Alberto Caneiro no vaciló en cambiar su lugar de trabajo. Del prestigioso Instituto Balseiro de la ciudad de Bariloche se mudó a la ciudad de La Plata para apostar a lo que él llama su “desafío de final de carrera” en Y-TEC.

“A mí me pareció una oportunidad excepcional la posibilidad de volcar mi experiencia en ciencia de materiales para apoyar los proyectos de la empresa y trabajar en el laboratorio de microscopia, con facilidades experimentales que son únicas en Argentina”, asegura Caneiro.

En efecto, su principal desafío fue el de motorizar el mencionado laboratorio donde se realizan análisis y caracterización de muestras de diferentes orígenes con equipos de última generación. El Microscopio Electrónico de Transmisión (TEM, por sus siglas en inglés) es el equipo más requerido ya que permite la caracterización de materiales- sean metales, catalizadores, electrodos, polímeros y rocas, etc.- a nivel nanométrico.

“Hay otras iniciativas en Y-TEC en energías renovables donde se están desarrollando materiales para conversión fotovoltaica, electrodos para baterías de litio, y ello también requiere de microscopia electrónica”, agrega.

Caneiro está convencido de que “Y-TEC es un lugar fantástico para hacer experiencia en la industria” y anima a los investigadores a asumir nuevos desafíos: “Es muy saludable e enriquecedor para la carrera de cualquier investigador moverse de lugar, conocer otros centros, intercambiar experiencia con otros colegas. Hay que asumir desafíos y salirse de la zona de confort”.

 

“Constantemente hay experiencias nuevas que desafían los preconceptos que uno tiene como científico”

Cuando todavía era parte del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP), Alejandra Calvo fue una de las primeras investigadoras en sumarse a la propuesta de Y-TEC. Desde 2015 quiso “embarrarse en la cancha” y participar de la mudanza del edificio actual que cuenta con una superficie de más de 13.000 m2, 47 laboratorios, 12 plantas piloto y un equipamiento único en Latinoamérica. “Para un investigador, es como estar en Disney”, ironiza.

Formada con Ernesto Calvo, Gallo Soler Illia, Federico Williams y Félix Requejo, referentes de la Nanotecnología en el país, Calvo sentía que le faltaba dar el salto de las potenciales aplicaciones a trabajar en aplicaciones concretas.

“Una de las cosas más lindas que tiene Y-TEC es que estamos inmersos en un mundo de personas muy diversa: hay geólogos, ingenieros, biólogos, biotecnológos, y eso hace muy estimulante e intenso el trabajo. Además, hay experiencias nuevas todo el tiempo que desafían los preconceptos que uno tiene como científico”, comenta.

Esa particularidad no la atemorizó, por el contrario, aceleró su vínculo con la empresa. Su primer trabajo fue el desarrollo de nanotrazadores, partículas muy pequeñas desarrolladas a escala de laboratorio, que se inyectan a pozos petroleros y sirven para trazar el camino entre un pozo que inyecta agua y otro que produce el hidrocarburo.

“En términos ambientales, es una de las tecnologías que se posicionan a nivel mundial para reemplazar a trazadores convencionales”, afirma Calvo. Sin embargo, los pozos de Argentina tienen características particulares que los diferencian a los de otros lugares del mundo. Por esa razón Calvo diseñó, junto a otros colegas, un trazador versátil, resistente a las condiciones de los reservorios convencionales de campos maduros existentes en Argentina, lo cual derivó en una patente.

Luego de este exitoso proyecto, se embarcó en el estudio de técnicas no convencionales de rayos x – de uso extendido en nano materiales- para comenzar a probarlas en rocas. Los resultados superaron las expectativas: se pudieron estimar niveles de madurez térmica y porosidad en roca, dos parámetros muy importantes para tomar decisiones en el campo; y se originaron cuatro patentes de interés para la industria petrolera.

“Trabajar en una empresa significa sumergirse en un lenguaje nuevo y eso conlleva cierta incertidumbre pero también un enriquecimiento”, finaliza la investigadora.

Por Ingrid Lucero Parada.