CICLO DE ENTREVISTAS CONICET

“Vamos camino a una mayor pluralidad de creencias, identidades y sociabilidades religiosas”

El sociólogo Fortunato Mallimaci explica las recientes transformaciones del campo religioso argentino y el rol de las ciencias sociales en el debate actual por la reforma del Código Civil.


Desde hace más de 20 años Fortunato Mallimaci se dedica al estudio de la religión católica y su relación con el ámbito social y político. Junto a su equipo de investigación del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL, CONICET) y de las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Mendoza, Rosario y Santiago del Estero, realizó en 2008 la Primera Encuesta Sobre Creencias y Actitudes Religiosas En Argentina. Mallimaci habla acerca de ese trabajo y el rol de las ciencias sociales en los debates actuales.

 

¿Cómo surge la idea de hacer un relevamiento de la religión de los argentinos?

Realizamos durante años un extenso trabajo de campo a nivel nacional en el marco de nuestras investigaciones sobre creencias, identidades y sociabilidades religiosas en Argentina. A partir de ese trabajo observamos que teníamos algunas nociones acerca de la religiosidad de los argentinos que no eran las que más aparecían y que en realidad conocíamos muy poco sobre las creencias de la mayoría. Eso significó un desafío para nosotros como investigadores y como ciudadanos, entonces nos propusimos hacer un estudio específico sobre la religión y la estructura social en la Argentina.

 

¿Dónde fue más evidente la distancia entre sus preconceptos y la realidad?

Una de las nociones que contrastamos fue la idea de que el catolicismo es la religión hegemónica total que monopoliza todas las creencias. Encontramos que el 25 por ciento de los argentinos, es decir 10 millones de personas, no se dicen católicos. Además, observamos que dentro de los católicos creyentes, que son los 30 millones restantes, hay una distancia entre las prácticas religiosas y las normas, preceptos y doctrinas que emanan de la institución a la que pertenecen.

 

¿Qué implican estos datos?

Esto nos mostró cambios culturales profundos en la sociedad argentina, especialmente en la distancia entre las instituciones y sus miembros. Sin embargo, la religión no desapareció, sino que hay una recomposición y vamos camino a una mayor pluralidad de creencias, identidades y sociabilidades religiosas. Hoy las personas creen en Dios pero a su manera, son “cuentapropistas” y tienen varias identidades al mismo tiempo.

 

¿Cómo serían esas nuevas prácticas religiosas?

Hoy la gente puede creer en Jesús, en la Virgen, en la Energía, un día puede ir a ver un santo y al otro ir con un curandero. Los sujetos pueden hacer las prácticas A, B, C y D, sólo un pequeño porcentaje hace sólo A o B o C o D. Con esto también podemos ver cómo se han ido transformando los factores de autoridad dentro de las instituciones.

 

¿Qué impacto tuvo la encuesta que realizó?

Por un lado significó una recomposición enorme de la manera en que se había investigado la religión en nuestro país, porque en Argentina sólo se censaron las creencias religiosas en 1947 y luego en 1960, entonces los datos del ‘60 quedaron cristalizados hasta esta nueva encuesta. Pero además tuvo gran impacto social y político conocer que algo tan profundo como son las creencias religiosas están en transformación desde hace un tiempo.

 

¿Qué aporte hace la sociología a la comprensión del campo religioso argentino?

Su principal contribución es el enfoque histórico socio-religioso. Esta mirada busca visibilizar la importancia que tiene lo religioso en nuestra sociedad, pero además permite demostrar que es un tema que se puede estudiar, que se puede debatir en el ámbito académico, político, social y cultural. No podemos seguir reproduciendo categorías y discursos de otras sociedades, tenemos que encontrar unas que respondan a las características y la historia de nuestra sociedad en un contexto de múltiples modernidades a nivel planetario.

 

¿Cómo se conecta su estudio con los debates actuales?

Nuestra producción académica es un aporte a la transformación democrática argentina. La ciencia y la sociedad no van por caminos diferentes. Para esto es esencial hacer público nuestro conocimiento, por eso los investigadores tenemos que participar en los espacios de democracia.

 

¿Cómo analiza usted desde esa perspectiva histórica y social de lo religioso el debate por la reforma del Código Civil?

Hay que observar cómo ha cambiado el Código Civil a lo largo de la historia argentina. En 1871 Dalmacio Vélez Sarsfield redactó un código liberal, conservador, cristiano, varón, evolucionista y biologicista, que fue aprobado a libro cerrado. Luego en 1968, durante la dictadura cívico-militar y religiosa de Onganía, se remarcó – también sin discusión – que la iglesia católica era la única institución reconocida como persona jurídica de derecho público en el Código con el mismo estatus que el Estado nacional y provincial, pero además se eliminó todas las otras instituciones que había en 1871. Frente a esos antecedentes, el nuevo Código debe dar cuentas de los profundos cambios en las creencias de los ciudadanos y hacer memoria de lo sucedido para no repetir discriminaciones y privilegios.

 

¿Qué importancia tiene el debate parlamentario por la reforma del Código Civil?

Por primera vez en nuestros 200 años tenemos la posibilidad de discutir el Código Civil en democracia, de distribuir los bienes religiosos eliminando los privilegios particulares y proponiendo una autonomía entre el mundo religioso y el Estado. Los cientistas sociales tenemos que hacer nuestro aporte a ese debate y hacer público nuestro conocimiento sobre los profundos cambios del campo religioso argentino, y contribuir a la inclusión de todas las creencias e identidades. Las religiones pertenecen al heterogéneo espacio público de la sociedad civil.

Formación

Fortunato Mallimaci es investigador principal del CONICET en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL). Se doctoró en Ciencias Sociales – especialidad sociología histórica del catolicismo – en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de Francia. Además es profesor titular de la cátedra de Historia Social Argentina en la carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires.

La Primera Encuesta Sobre Creencias y Actitudes Religiosas En Argentina contó con el financiamiento del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCYT) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica.

En 2012 el investigador participó en del debate parlamentario por la reforma del Código Civil.

  • Por Lucila Espósito.