INVESTIGADORES
TACCETTA Natalia Roberta
capítulos de libros
Título:
Espectáculo y emancipación. Sobre los usos de la imagen
Autor/es:
NATALIA TACCETTA
Libro:
La filosofía francesa en debate
Editorial:
TESEO
Referencias:
Año: 2020; p. 215 - 246
Resumen:
A lo largo de toda su obra y especialmente en la saga Homo sacer, Giorgio Agamben ha desarrollado una compleja teoría sobre el poder soberano para abordar, entre otras cosas, aristas diversas de las democracias contemporáneas. Una de ellas es aquella que, desde el pensamiento de Guy Debord, le permite identificarla con la sociedad del espectáculo, es decir, la que se nutre de las aclamaciones y el consenso de la opinión pública puesta en escena y administrada por los medios de comunicación. La aclamación tiene en Agamben un evidente poder performativo ?es decir, no meramente simbólico- por lo que la democracia queda definida a partir su carácter de gloriosa que asigna al ceremonial litúrgico del consenso el mismo rol que el himno en la celebración de la gloria divina. ¿De qué se trata esta gloria y cómo se constituye por las aclamaciones en el mundo contemporáneo? Hacia el final de El Reino y la Gloria (Homo sacer, II, 2), Agamben sostiene que la vida y el poder que quedan inscriptos en la lógica del espectáculo haciendo aparecer ?como en varios trayectos de su obra- la figura de Debord para confirmar sus hipótesis de fines de los años 1960. En su apropiación de Debord, Agamben se aleja de las consideraciones de Michel Foucault respecto de la gubernamentalidad contemporánea, a la que no identifica con sociedades del espectáculo. Esto implicará en el artículo reubicar la arqueología agambeniana, pues si bien Agamben se inscribe en la estela de Foucault, conlleva un giro respecto de sus planteos. Para problematizar estas referencias, nos interesa explorar la perspectiva de Jacques Rancière y su idea de emancipación a fin de conformar un entramado complejo en torno a la mirada ?del espectador del espectáculo democrático o del cine- y su posibilidad de conocimiento. Rancière expone en diversos trabajos una crítica a la definición de espectáculo de Debord ?en efecto, acusa al situacionismo de exponer una versión banalizada de la crítica del consumidor democrático- y al modo en que pone en relación imagen, verdad, acción y pasividad. Sin embargo, los presupuestos que subyacen a su idea de emancipación parecen tener mucho en común con la propuesta que se plasmó en los films de Debord. Es a partir de la imagen cinematográfica que este propone despertar al espectador y volverlo consciente de su imposibilidad de salir; en algún sentido, es precisamente a partir de este punto que Rancière propone emanciparse. Entre la asfixia y la confianza del ver, entre la separación y repartición de lo sensible, emerge una posibilidad responsable para el habitante del espectáculo que podría aportar a la exploración de la democracia gloriosa.