CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Descubren un efecto tripanocida en un medicamento contra el acné

Científicos del CONICET encontraron que podría usarse en la enfermedad de Chagas luego de evaluar su acción sobre el parásito Trypanosoma cruzi.


El tratamiento de los pacientes afectados por la enfermedad de Chagas consta de dos medicamentos, ambos desarrollados hace más de 50 años: el Benznidazol y el Nifurtimox, los cuales, según consigna la Organización Mundial de Salud (OMS), tienen posibles reacciones adversas hasta en un 40% de los pacientes tratados.

En un trabajo publicado en la revista científica PLOS Neglected Tropical Diseases, investigadores del CONICET proponen un nuevo uso de la isotretinoína, una droga que se encuentra aprobada para el uso en humanos para el tratamiento de acné severo. Esto abre la puerta a que se pueda usar en combinación con los tratamientos ya establecidos y potenciar su acción, o a que se pueda utilizar como única droga en reemplazo de estos.

Los científicos del Instituto de Investigaciones Médicas “Alfredo Lanari” (IDIM, UBA-CONICET), encontraron que este compuesto mata, en dosis muy bajas, al parásito Trypanosoma cruzi al inhibir un transportador específico de poliaminas.

Las poliaminas son compuestos esenciales para la vida de todos los seres vivos pero que el Trypanosoma cruzi no puede producir por su cuenta y necesita incorporarlas desde el medio externo mediante un transportador específico. Los científicos determinaron que la inhibición del transportador TcPAT-12 anula la incorporación de las poliaminas y lleva a la muerte del parásito.

En los ensayos sobre células infectadas, explica Claudio Pereira, investigador principal del CONICET en el IDIM: “Lo primero que confirmamos es que efectivamente inhibía al transportador de poliaminas y, en cuanto probamos el medicamento sobre tripomastigotes -un estadío del parásito presente en la sangre humana-, observamos que los mató en concentraciones muy bajas”.

Lo que hicieron los investigadores es infectar células de mamíferos y sobre ellas probar la isotretinoína, -no sobre el parásito directamente-, ya que esto es lo más parecido a lo que ocurre en la realidad: el medicamento tiene que pasar a través de la membrana de la célula y luego afectar al parásito.

Es importante que la droga afecte lo menos posible a las células del hospedador, en este caso, el humano y lo que observaron los investigadores es que “la isotretinoína fue 920 veces menos tóxica en células humanas que en los parásitos, y además que requierió bajas concentraciones porque su acción es 25 veces mayor a la que presentan las drogas utilizadas en los tratamientos actuales”, asegura Pereira.

Para llegar a estas conclusiones la primera búsqueda del equipo del IDIM fue la evaluación in silico, es decir mediante una simulación por computadora, de compuestos que podrían inhibir el transportador. “Se conocía que otra molécula del mismo grupo que la isotretinoina (retinoides) afecta a los niveles de poliaminas en Leishmania [otro tipo de parásito], pero no se sabía por qué. Con esa base buscamos otros compuestos parecidos entre 3 mil drogas aprobadas para su utilización como fármacos humanos, y con el modelado del transportador de T. cruzi, por computadora, encontramos cual se ‘pegaba’ mejor al transportador”.

En estudios previos se había demostrado que la falta de poliaminas conduce a la muerte del parásito y luego de este hallazgo, sabiendo cuál es el transportador que está implicado en su incorporación al tripanosoma, se postula como un excelente blanco terapéutico para el desarrollo de drogas en la enfermedad de Chagas.

 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés), existen en el mundo 8 millones de infectados y más de 25 millones de personas en riesgo de adquisición. En nuestro país hay cerca de 300 mil pacientes con cardiopatías de origen chagásico y más de 7 millones de personas expuesta al riesgo de contagio, según la Organización Panamericana de Salud (OPS).

Por María Bocconi
Sobre investigación:
Chantal Reigada. Becaria doctoral. IDIM.
Edward A. Valera-Vera. Becario doctoral. IDIM.
Melisa Sayé. Becaria posdoctoral. IDIM.
Andrea E. Errasti. Facultad de Medicina. UBA.
Carla C. Avila. Universidad de São Paulo, Brasil.
Mariana R. Miranda. Investigadora adjunta. IDIM.
Claudio A. Pereira. Investigador principal. IDIM.