CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Un exhaustivo estudio sobre los perezosos gigantes realizado por científicos del CONICET llegó a la revista Science

Reconstruyeron un mapa de su historia en los últimos 35 millones de años.


“Los perezosos gigantes no son como los que ahora se encuentran en la selva”, advierte, para comenzar, el científico del CONICET Ignacio Soto, del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA). Se refiere a los mamíferos de rostro simpático que pasan sus días suspendidos cabeza abajo y se mueven lánguidamente por las copas de los árboles. Los que su grupo de investigación estudió, que aparecieron en Sudamérica unos 35 millones de años atrás y se extinguieron hace 12 mil años, eran radicalmente diferentes: se desplazaban por tierra, recorrían grandes distancias y algunas especies llegaban a pesar hasta 4 toneladas. “Eran grandes mamíferos que habitaron desde Canadá hasta la Patagonia, incluyendo las Islas del Caribe”, dice Soto. “De ellos ya teníamos fósiles y registros, pero nosotros generamos la más extensa base de datos y la combinamos con el más completo mapa filogenético. Analizamos una inmensa cantidad de datos, y los interpretamos tan exhaustivamente, que el resultado llegó a publicarse en la prestigiosa revista Science”.

La aparición y desaparición de los perezosos gigantes, se titula el paper en el que recopilaron datos morfológicos y moleculares, información sobre su masa corporal y ecología, registros de ADN y hasta de proteínas extraídas de los huesos fósiles de los perezosos gigantes. Para recolectarlos, visitaron colecciones de museos de Sudamérica, Norteamérica y Europa. Un trabajo interdisciplinario en el que participaron paleontólogos y biólogos, que comenzó en 2017 y les permitió trazar un mapa de la historia del grupo a lo largo de los últimos 35 millones de años.

“Con todos esos datos, obtuvimos estimaciones del tamaño corporal de todas las especies de perezosos extintos y logramos ver cómo evolucionaron en el tiempo –explica Néstor Toledo, investigador de CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), quien estuvo a cargo de estos cálculos de masa-. Nos dimos cuenta que el tamaño corporal de las especies evolucionó según su estilo de vida: al principio eran terrestres y no trepaban, después comenzaron a habitar en los árboles eventualmente, lo que los llevó a reducir paulatinamente de tamaño, hasta que se extinguieron abruptamente. Solo quedaron las especies actuales, que ya no son gigantes, y habitan las selvas tropicales del continente”.

La razón por la que solo sobrevivieron estas últimas especies de perezosos fue, según infieren los científicos, la influencia del ser humano. “En nuestro estudio, los perezosos gigantes venían evolucionando desde hacía millones de años de manera exitosa, sobrellevando los cambios climáticos y adaptándose a las condiciones cambiantes. Ocupaban variadas zonas geográficas y distintos nichos ecológicos, sobreviviendo a colisiones continentales, extremos climáticos y cambios ecológicos, hasta que en la transición Pleistoceno-Holoceno, 12 mil años atrás, se expandieron los seres humanos y comenzaron a cazarlos. Esa creemos que fue la razón por la que terminaron extinguiéndose”, señala Alberto Boscaini, también investigador del CONICET en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA) y primer autor del artículo.

“Su cronología de extinción refleja la expansión humana”, dice Soto, y añade: “Ninguna crisis climática previa los afectó de manera tan radical, lo que apunta a la presión antropogénica cómo la variable nueva y como el golpe final”. Tal como adelantan los científicos, a partir de este trabajo se abren nuevas líneas de estudio a futuro en torno a los perezosos gigantes, que les permitirán seguir dilucidando su larga historia evolutiva.

 

Por Cintia Kemelmajer