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Tres expertos de las profundidades de cara al 1º Encuentro Nacional de Buceo Científico en Puerto Madryn
Mariano Medina, Ricardo Vera y Guillermo Gutiérrez comparten experiencias y pormenores del oficio.
Nadar para ver, tocar y conocer a los diferentes organismos, sedimentos y objetos que se encuentran en las profundidades del mar es el oficio y la pasión de Mariano Medina, Ricardo Vera y Guillermo Gutiérrez. Los tres viven en Puerto Madryn, recientemente declarada Capital Nacional del Buceo. Ellos son el pasado, presente y futuro de la actividad subacuática en el CCT CONICET-CENPAT, y se preparan para el Primer Encuentro Nacional de Buceo Científico, que se realizará del 6 y hasta el 8 de diciembre en la ciudad patagónica.
EL RESCATISTA DEL VILLARINO
Mariano Medina empezó a sumergirse en las aguas heladas de Puerto Madryn antes de la existencia del traje de buceo de Neopreno. “En algunas ocasiones usaba un pullover para intentar combatir el frío, pero no lo conseguía”, cuenta.
Mariano “Malevo” Medina –que ganó ese apodo por haber cometido una violenta falta en un partido de fútbol durante su juventud- comenzó a trabajar en el CENPAT desde su fundación en 1970.
“Asistí durante más de quince años como buzo a científicos que formaban parte de la institución y recorrí la costa de punta a punta para recolectar muestras de todo tipo que les permita obtener información necesaria a la hora de desarrollar sus investigaciones”, afirma.
Eran épocas en las que las tecnologías no habían alcanzado pleno desarrollo. No se utilizaban pequeños equipos de filmación, ni computadoras para monitorear lo que el buzo observa bajo el agua. “Éramos los ojos de los investigadores. Nos decían que necesitaban y lo íbamos a buscar”.
Sus cualidades como buzo fueron requeridas además, para asistir en un evento histórico. En el año 1899 el buque Vapor Villarino, transporte de la Armada Argentina, se hundió en Patagonia frente a la bahía Camarones, asediado por un violento temporal. 71 años más tarde, Medina fue uno de los que participó como buzo del rescate de los restos de la embarcación. Hoy la hélice se exhibe como monumento en la costanera de la ciudad de Puerto Madryn.
UN GUÍA BAJO EL AGUA
Ricardo “Bebote” Vera es profesional adjunto del CONICET y comenzó a trabajar como buzo en el CCT CONICET-CENPAT, en 1990. En la actualidad es el jefe del área de Náutica y Buceo.
“Ya no soy los ojos de los investigadores, soy quien los acompaña y los guía bajo el agua”, describe y refiere a que por los avances tecnológicos y porque cada vez más científicos son a su vez buzos profesionales, los objetivos del oficio se han visto modificados a lo largo del tiempo.
Testigo de los cambios en la actividad, da cuenta de modificaciones en normativas y en la tecnología, tendientes a proteger la integridad del buzo. En la actualidad se utiliza una computadora que registra el tiempo de inmersión, la profundidad y la temperatura del agua, entre otras variables con el objetivo de prevenir enfermedades por descomprensión que se producen por una disminución brusca de la presión atmosférica.
“Además, cuando un buzo se sumerge, otro debe quedar sobre la embarcación atento a cualquier cosa que pueda suceder. Los riesgos existen desde que salimos del CENPAT con la camioneta y con los botes pero en el buceo si uno es consciente de lo que hace y toma todos los recaudos es poco habitual que sucedan incidentes”, indica.
ARQUEÓLOGO DEL MAR
Guillermo Gutiérrez es becario en el Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAUS CONICET-CENPAT). Supo fusionar dos intereses que tenía de niño: la arqueología y el amor por el mar. Hoy es arqueólogo submarino.
“Existe un preconcepto, una idea general que asocia mi trabajo a la búsqueda del tesoro, sin embargo es muy distinto. Los arqueólogos submarinos buscamos conocer el contexto en el cual ese objeto fue hallado, preservarlos, y que la sociedad pueda apreciarlo”, explica.
La primera vez que Gutiérrez se sumergió en el contexto de un proyecto de investigación fue hace diez años. Actualmente contribuye con el Programa de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL).
“Los sitios subacuáticos cuentan con una gran ventaja. Es que en general tienen mejor conservación que los sitios terrestres y es por eso que el potencial de información que tienen es mayor. Por otro lado, el hombre siempre ha vivido cerca del agua y es importante contar con datos sobre nuestra historia en relación al medio acuático. Además estos sitios arqueológicos comenzaron a ser visitados por el ser humano desde hace muy poco tiempo, debido a que el buceo es una actividad reciente y explorarlos permite conocer nuestro pasado”, concluye.
Desde el 6 y hasta el 8 de diciembre se realizará en el CCT CONICET-CENPAT, el Primer Encuentro Nacional de Buceo Científico con el objetivo de generar un espacio de intercambio de conocimientos y experiencias focalizadas en buceo en relación a la labor científica. También para sentar las bases para la creación de una Red Nacional de Buceo Científico (RNBC) con el fin de nuclear a investigadores, buzos deportivos y profesionales vinculados con las actividades del buceo científico en el país. El evento está organizado por la Federación Argentina de Actividades Subacuáticas (FAAS), el Club Universitario de Puerto Madryn y el CCT CONICET – CENPAT, y cuenta con el auspicio de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Provincia del Chubut, la Municipalidad de Puerto Madryn, Banco Macro, Scuba Duba y Aquatours Buceo.
Será en la ciudad de Puerto Madryn, recientemente declarada por el Congreso de la Nación “Capital Nacional del Buceo”.