CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Tres científicos del CONICET participaron del último Reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático

El informe, centrado en mares y zonas congeladas, abarca por primera vez todas las áreas remotas del planeta, desde las altas montañas hasta el océano profundo, desde las regiones polares hasta las tropicales.


El Reporte Especial sobre el Océano y la Criósfera en un Clima Cambiante, correspondiente a la 51a sesión del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), celebrada en Mónaco  entre el 20 y el 23 de septiembre, contó con la participación de un total de 104 autores (31 por ciento mujeres) de treinta y seis países, que consideraron más de 7 mil referencias bibliográficas y por encima de 30 mil comentarios de revisores expertos de todo el mundo. La Argentina aportó tres autores líderes (más que cualquier otro país de Sudamérica) a este exhaustivo trabajo científico  cuya elaboración tomó dos años..

Los tres científicos, todos ellos investigadores del CONICET, son: Valeria Guinder, bióloga del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO, CONICET-UNS), María Paz Chidichimo, oceanógrafa del Servicio de Hidrografía Naval (SHN) y Federico Isla, geólogo del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMYC, CONICET-UNdMP).

En 2016 Chidichimo fue seleccionada para participar en Mónaco del encuentro en el que fueron definidos los contenidos que abordaría el reporte. En tanto, Guinder asistió y fue una de las expositoras en la sesión de aprobación del Resumen para los Tomadores de Decisiones que tuvo lugar también en Mónaco, del 21 al 24 de septiembre, “Fueron reuniones maratónicas de debate con delegaciones de 114 países; el último día pasamos 30 horas continuas en la sesión plenaria, el trabajo científico fue muy bien recibido, una experiencia inolvidable”, relata la investigadora.

El trabajo permitió que expertos de múltiples disciplinas evaluaran los niveles de impactos y riesgos del cambio climático sobre los océanos y la criosfera -la parte congelada de nuestro planeta- y los niveles de exposición de los ecosistemas y las poblaciones humanas. El reporte se enfocó en impactos históricos observados en el presente en relación al período pre-industrial (1850-1900), y proyecciones de riesgo a futuro bajo distintos escenarios de calentamiento global. Asimismo, se buscó plantear en forma multidisciplinaria estrategias de adaptación y mitigación frente a las crecientes amenazas del cambio climático.

El océano y la criósfera juegan un rol clave en la regulación del clima global. Los océanos abarcan el 71 por ciento de la superficie del planeta y contienen el 97 por ciento del agua, mientras que la criosfera cubre el 10 por ciento de la superficie y juntos proveen los recursos y servicios ecosistémicos que sustentan nuestra vida y bienestar social y cultural. El océano global ha absorbido más del 90 por ciento del calor y alrededor del 30 por ciento del exceso del dióxido de carbono atmosféricos, lo que resulta en el calentamiento de la columna de agua, derretimiento de los hielos y aumento del nivel del mar, como así también intensificación de la estratificación térmica, acidificación y desoxigenación. Estos cambios en las propiedades físicas y químicas del agua tienen impactos sobre los organismos marinos, -desde el plancton hasta los peces y mamíferos-, los ecosistemas, costeros y oceánicos y las comunidades humanas que de ellos dependen.

La absorción de calor y carbono extra en los océanos actúa como una especie de amortiguador del calentamiento global antropogénico, es decir el que es generado por la acción humana. Durante el último siglo la emisión de gases de efecto invernadero por actividades de este tipo ha aumentado a tasas sin precedentes. Los especialistas han señalado que en la actualidad estamos a un nivel de calentamiento global medio de 0.8 grados desde el período pre-industrial, y distintas proyecciones indican que los impactos del calentamiento global sobre el océano y la criósfera seguirán aumentando.

“A un nivel de calentamiento global de 1.5 grados centígrados, habrá un alto riesgo de pérdida de biodiversidad y deterioro de hábitats naturales como los arrecifes de coral o los bosques de algas sumergidas, que son muy sensibles a las olas marinas de calor. Se proyecta una disminución del 15 por ciento en la biomasa animal marina en todos los niveles tróficos y una disminución entre el 20 y 30 por ciento de las capturas pesqueras para finales de siglo”, detalló Guinder.

“En el reporte mostramos que los cambios detectados en el océano y la criósfera son irreversibles en las escalas de tiempo relevantes para la sociedad humana y los ecosistemas marinos, lo que indica que debemos actuar ahora con estrategias de mitigación y adaptación, y en particular en nuestras regiones es esencial aumentar la información”, señala Chidichimo. En relación a este punto Federico Isla agrega,; “Tenemos la responsabilidad de analizar los cambios del planeta a altas latitudes del Hemisferio Oceánico para poder puntualizar nuestras propias predicciones y consecuencias”.

Según los especialistas los eventos climáticos extremos como olas de calor, tormentas y mareas altas, se duplicarán durante el transcurso de este siglo aumentando la erosión costera y ubicando en una situación de vulnerabilidad a cerca de 680 millones de personas que viven en zonas cercanas a la costa, sobre todo a las situadas en islas bajas y pequeñas.

Debido principalmente al derretimiento de los hielos en altas latitudes y en menor medida, a la inercia del calentamiento, el nivel del mar ya ha aumentado quince centímetros durante el siglo XX y seguirá incrementándose más aún si no se reducen las tasas actuales de emisiones de dióxido de carbono. En este sentido, se proyecta un aumento entre 50 y 110 centímetros para 2100, dependiendo de los niveles de emisión. Por otro lado, alrededor del 10 por ciento de la población mundial que vive en altas montañas, se verá amenazada por deshielos y por la disminución de la disponibilidad y calidad del agua. Glaciares pequeños de Europa, del este de África, y de los Andes tropicales, están proyectados a perder casi el 80 por ciento de su volumen actual para el 2100 si las emisiones continúan creciendo a altas tasas. Mientras Groenlandia y la Antártida están perdiendo masas de hielo, generándose cambios en las zonas polares que modifican la circulación oceánica y afectan la distribución de calor.

Este reporte científico sobre el océano y la criósfera del IPCC propone estrategias de conservación, protección y restauración de los ecosistemas marinos y la biodiversidad que pueden ayudar a la adaptación y mitigación del cambio climático, y evalúa el aumento de costos y riesgos si no se actúa en forma rápida y preventiva. De acuerdo con el mismo, la reducción de impactos no climáticos como la eutrofización, la contaminación y la sobrepesca pueden reducir parcialmente el riesgo para los ecosistemas y comunidades, pero no son suficientes. La única forma de reducir los riesgos severos del calentamiento global sería disminuir las emisiones de dióxido de carbono, en concordancia con el acuerdo de Paris establecido en diciembre de 2015, que propone limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados de temperatura por encima del período pre-industrial.

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Los autores:

María Paz Chidichimo es autora del Capítulo 1: Framing and Context of the Report (Marco y contexto del reporte).

Federico Isla es autor del Capítulo 4: Sea Level Rise (Aumento del nivel del mar)

Valeria Guinder es autora del Capítulo 5: Changing Ocean, Marine Ecosystems and Dependent Communities (Océano cambiante, ecosistemas marinos y comunidades dependientes).

Pía Squarcia CCT CONICET Bahía Blanca