CICLO DE ENTREVISTAS – CONICET

“Tecnópolis es la oportunidad de popularizar la ciencia”

Tomás Ameigeiras coordina todas las actividades del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación en el evento. Pasa allí de la mañana hasta la noche y disfruta cada tarea que lleva adelante


Se confiesa feliz y orgulloso de pertenecer a lo que llama un “gran desafío”. El desafío de mostrar a la gente el flujo y nivel de investigaciones científicas que se generan en la Argentina, pero hacerlo de manera que cautive al público y lo haga participar. Ese desafío del que habla Tomás Ameigeiras es Tecnópolis, la mega muestra de ciencia y arte en la que ocupa el rol de coordinador general de todas las actividades del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, desde donde se prepararon trece espacios temáticos.

¿Cómo llegaste a ocupar la función de coordinador de las actividades del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación en Tecnópolis?

Fue en 2009, a raíz de que la Secretaría General de la Presidencia de la Nación solicitó que cada ministerio dispusiera una persona como nexo. En ese momento se comenzaba  a trabajar para el armado de los  festejos que habría al año siguiente, al conmemorarse 200 años de la Revolución de Mayo de 1810, así fue que nuestro ministro Lino Barañao me designó para tal fin y así comenzamos.

¿Qué camino recorrió Tecnópolis desde que fue concebida hasta su apertura el año pasado?

Originalmente la idea fue que el bicentenario se celebrara durante todo 2010, pero después las actividades se prorrogaron hasta 2016, para integrar los festejos de los otros aniversarios: el éxodo jujeño, la creación de la bandera y la declaración de la independencia. En principio nuestra Presidenta había incluido dentro de las actividades la realización de una Feria de Ciencia y Tecnología, con una dimensión menor y en un centro de exposiciones. Luego del fenómeno que resulto el “Paseo del Bicentenario” en la Avenida 9 de Julio, durante la semana de mayo de 2010, donde la gente se apropió del espacio público y se la veía disfrutando y participando, se decidió buscar una locación que permitiera dar curso a ese tipo de participación. Así se trabajó para la realización de Tecnópolis, Feria de Arte, Ciencia y Tecnología, en la zona de la Facultad de Derecho de la UBA, Canal 7, la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional de Bellas Artes, y los parques circundantes. Pero a menos de 30 días de la fecha estipulada el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires denegó la autorización para realizar la muestra. Sin embargo, redoblamos la apuesta y finalmente decidimos utilizar este lugar donde funcionaba el Batallón 601 de Villa Martelli. Y así llegamos a un Tecnópolis 2011 que fue una apuesta increíble en casi 50 hectáreas que  pensamos que nunca íbamos a poder superar, y que hoy vemos que sí, que siempre se puede mejorar.

¿Qué muestra el Ministerio a través de su propuesta?

Las diversas áreas temáticas que son prioritarias. Desde lo que se trabaja en ciencia básica, lo que se logra en arqueología, antropología o paleontología, hasta lo que hay en innovación aplicada a la industria metalmecánica como la maquinaria agrícola. Es un fenómeno muy fuerte y la gente puede participar de todo esto.

¿Y cuál ha sido el objetivo primordial que guió las acciones del Ministerio?

Fundamentalmente Tecnópolis es la oportunidad de difundir, divulgar y popularizar la ciencia. El ministro Lino Barañao acompaña este evento con la idea de acercar a la gente todos estos años de investigación, resaltando que detrás de cada conocimiento o avance tecnológico hubo alguien que lo pensó, generó una hipótesis y luego trabajó mucho para comprobarla o refutarla. Y que se vea ese proceso sirve para generar vocaciones. Para que los chicos de primaria vean que la escuela técnica es una llave para tener un mejor trabajo, y que los que están terminando la secundaria se inclinen hacia las carreras afines a la ciencia y la tecnología.

¿Cómo fue la mecánica de pensar y crear cada espacio?

En un comienzo determinamos cuáles eran las áreas prioritarias y los sectores productivos que más se están alentando desde el Ministerio. Lógicamente después vino el desafío de cómo mostrarlo para que sea interesante y genere una interacción con el público. Podríamos poner sólo cartelería o una pantalla pero se asemejaría a una feria tradicional y Técnopolis no es eso, precisamente. Es la oportunidad de hacer participar a un montón de instituciones que por distintos motivos no pueden hacer una apuesta de esta envergadura. Y mostramos un proyecto de manera conjunta, dándole contenido a través de los investigadores del CONICET, que pueden interactuar con la gente como así también los becarios, profesionales y personal técnico.

Recientemente se acercó a conocer el predio el presidente del CONICET, Roberto Salvarezza, que no escatimó en halagos para los espacios del Ministerio, ¿qué puede decir sobre esto?

Que me llena de orgullo ver que el presidente de CONICET se acerque, se entusiasme y realmente se maravilla con los espacios. Más aún, siendo una persona tan sencilla y accesible como Roberto, que a la vez tiene tanto estudio y trayectoria por detrás.

¿Qué sensaciones le genera Tecnópolis a nivel personal?

Es muy fuerte estar dentro de este desafío. Personalmente siento felicidad y orgullo. Tecnópolis es una oportunidad de mostrar que la gente se acerca porque lo que encuentra acá no lo tiene en cualquier lado. Es cierto que muchas personas pueden participar de Tecnópolis gracias a que la entrada es libre y gratuita, pero también es verdad que vienen otras tantas que sí pueden pagar una entrada a un evento, e incluso contingentes de escuelas con matrículas muy elevadas. Que eligen venir a Tecnópolis porque acá pueden acceder a ver, tocar, sentir y conocer muchos objetos, proyectos, procesos, desarrollos y prototipos que se han llevado adelante en 200 años, al mismo tiempo que pueden ver qué se esta investigando y desarrollando hoy. Lo que fuimos y somos capaces de hacer entendiendo que, como reza el slogan de Tecnópolis 2012, poniendo más de nosotros podemos transformar las cosas para hacer un país mejor, más justo y más inclusivo.