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Rolando Gonzalez-José y Diego Golombek participaron en el Espacio del CONICET en Tecnópolis

Los investigadores dialogaron con los asistentes sobre la evolución biológica y cultural y sobre los mitos del cerebro, respectivamente.


Genética y cultura, un diálogo permanente

Rolando Gonzalez-José es el Director del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) y doctor en Biología, aunque su disciplina de investigación es más precisamente la Antropología Biológica. Este dato no es menor ya que como él mismo se definió, el científico “semiblando” hace antropología tomando datos tanto de la genética, como de la economía, la geografía, ente otras disciplinas.

La presentación de Gonzalez-José, “Genes y hamburguesas: la importancia del estudio de la mezcla genética y cultural”, parte del concepto de diversidad, esas diferencias biológicas y culturales capaces de ser medidas, señala el investigador.

En el estudio de la evolución del ser humano, los mecanismos biológicos también son influenciados por eso que se ha denominado Cultura. En este punto surge la pregunta: ¿Hay mecanismos genéticos y no genéticos que explican la evolución cultural? La respuesta es sí. La evolución genética y cultural avanzan conectadas y esta última lo hace siempre de modo más rápido y hoy más que nunca.

La importancia de entender esta interacción evita el determinismo biológico en el que la humanidad antes ya ha caído. El denominado “genoma humano” no dice nada si no dialoga con los factores culturales y esto es imprescindible de comprender a la hora de planificar en materia de salud pública, y más específicamente en las llamadas enfermedades complejas (asma, diabetes, cáncer, entre otras). Esto quiere decir que estos males que aquejan a personas de todo el mundo no necesariamente son una sentencia por los factores genéticos sino que intervienen los hábitos culturales. La alimentación, como producto de una cultura es el ejemplo más claro.

Como las pautas culturales y la información genética son el producto de una historia irrepetible, el paisaje genético y cultural de los argentinos debe ser explorado por nuestro sistema científico y de salud, señala Rolando Gonzalez-José, para construir una base de datos sobre el genoma argentino y sus pautas culturales.

Este proyecto está dando sus primeros pasos y muchos miembros del CONICET, de la cartera de Salud y de algunas universidades trabajan para la creación de un Biobanco. El mismo alojará muestras de la población argentina, para así analizar la información genética y los estilos de vida de diferentes poblaciones de las distintas regiones del país. Comprender los procesos de mestizaje y los factores genéticos permite investigar el funcionamiento de enfermedades complejas de Argentina.

Hacia el cierre de la actividad, el investigador expresó: “Se relaciona a la soberanía con un buque navegando por el Atlántico Sur o con la Fragata Libertad. Sin embargo, soberanía también es tener la investigación científica y tecnológica al servicio de nuestra sociedad”.

“Somos nuestro cerebro”

El Dr. en Ciencias Biológicas Diego Golombek, investigador principal del CONICET en la Universidad Nacional de Quilmes, presentó a sala llena su charla sobre “Los mitos del cerebro”.

“Hay muchos mitos alrededor del cerebro, para muchos de las cuales tenemos respuestas y para otros no. Decir no sé en ciencia es una de las cosas más poderosas que podemos decir. El “no sé” te abre puertas, te permite hacer más preguntas. Una buena pregunta científica es aquella que termina con otra pregunta. El cerebro está lleno de preguntas científicas”, sostuvo Golombek.

El investigador consultó a los asistentes cuánto sabían sobre el cerebro y tras escuchar las variadas respuestas sobre las dimensiones del mismo informó que el cerebro humano adulto pesa en promedio 1 kilo 300/350 gramos, pero que al flotar en el líquido cefalorraquídeo no sentimos su peso, se aligera la sensación de la presión. Además, aclaró que el cerebro de una mujer adulta pesa 150 gramos menos, pero como su cuerpo tiene un peso menor, en proporción en más grande que el del hombre.

Luego, el investigador comenzó a derribar algunos mitos que están instalados en las creencias populares. Mientras que en las películas el cerebro es de un color gris-marrón, en realidad tiene varios colores: gris, blanco, negro y rosado-rojo por la sangre. “El color más preponderante es el rosado grisáceo. Lo que compramos en el supermercado para hacer ravioles de seso no se parece en nada al cerebro”.

A continuación, los mitos más famosos sobre el cerebro que Golombek compartió con los presentes:

“Usamos solo el 10% del cerebro”
Este mito se basa en que vemos, a través de imágenes, que hay partes activas e inactivas en el cerebro. Pero es falso, ya que usamos todo el cerebro, el 100%. La evolución no podría permitir tener pedazos de cerebro sin usar. No se usa todo al mismo tiempo pero lo utilizamos en su totalidad.

“No tenemos un cerebro, sino dos, uno izquierdo y uno derecho”
Es verdad que cada hemisferio cerebral controla al semicuerpo contrario. El hemisferio izquierdo se relaciona con lo racional (lectura, aritmética) y el derecho con funciones más abstractas (lo emocional). Sin embargo, no están físicamente separados, se comunican todo el tiempo a través de un anillo blanco denominado cuerpo calloso, por lo que para cada acción se activan los dos.

“La música de Mozart hace que los bebés y los nenes crezcan más inteligentes”
Este mito comenzó con un paper pero no tiene ningún sustento científico.

“Con la edad deviene un deterioro cognitivo, el rendimiento es menor que durante la juventud”
Así como con la edad cada vez es más difícil aprender un segundo idioma, también es más fácil adquirir nuevas palabras y tener un mejor vocabulario. Incluso, las relaciones sociales se tornan mejores con la edad, gracias a la teoría de la mente: el adulto tiene la capacidad de “meterse” en la cabeza del otro para saber cómo va a responder.

“Para evitar el deterioro cognitivo existe la gimnasia mental”

Si entrenás a tu cerebro con Sudokus y crucigramas vas a ser experto en esta tarea, lo que no quiere decir que este entrenamiento se extrapole a otras actividades de la vida cotidiana.

“Las drogas agujerean al cerebro”
Es falso. Las drogan afectan la comunicación de las neuronas pero no lo agujerean.

“En el cerebro adulto si se muere una neurona no se recupera más”
No es cierto dado que pueden aparecer nuevas neuronas a través del proceso de la neurogénesis.

“Durante el sueño el cerebro se apaga”
En realidad durante el sueño el cerebro es más activo que durante la vigilia.

Golombek finalizó su actividad con una interesante reflexión: “La neurociencia estudia esto maravilloso que hace que seamos lo que seamos. Somos nuestro cerebro, nuestros recuerdos, sentimientos, emociones, moral y toma de decisiones. Todo eso está en el cerebro. Quien mejor lo definió fue una poeta, Emily Dickinson: `El cerebro es más amplio que el cielo y más grande que el mar`”.

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