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Reparación histórica a integrantes de la comunidad científico académica de Bahía Blanca víctimas del terrorismo de Estado

Por primera vez se entregaron fichas y legajos reparados a familiares de nueve estudiantes, docentes y no docentes de la Universidad Nacional del Sur. La tarea de reparación fue coordinada por un equipo de especialistas del CONICET y la Universidad.


En un emotivo acto realizado en el Aula Magna del Rectorado de la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca y en el marco del Día de los Derechos Humanos de la UNS se realizó la primera entrega de fichas y legajos reparados de nueve integrantes de la Universidad, que sufrieron persecución política y fueron víctimas detenidos/as-desaparecidos/as y/o asesinados/as en el marco de la última dictadura cívico militar. La tarea de reparación fue coordinada por un equipo de especialistas del CONICET y la Universidad.

Participaron del evento, el rector de la UNS, Daniel Vega, el vicepresidente de Asuntos Científicos del CONICET e integrante de la Comisión de la Memoria del Consejo, Mario Pecheny, el secretario de Articulación Científico-Tecnológica del Ministerio de Ciencia de la Nación, Juan Pablo Paz, el subsecretario de Derechos Humanos de la UNS, Claudio Gallegos, la abogada de familiares de desaparecidos por las dictaduras de Argentina y Chile y presidenta de la asociación Francia América Latina, Sophie Thonon, directoras/es del CONICET Bahía Blanca, referentes de Derechos Humanos, familiares de las víctimas y miembros de la comunidad científico-académica local.

Los legajos reparados son los de Daniel José Bombara, Néstor José Del Río, Roberto Juan Garbiero, Juan Carlos Pradanos, Gabriel Herberto Prado, Daniel Eduardo Riganti, Carlos Roberto Rivera, Arturo Miguel Roses y Manuel Mario Tarchitzky; quienes habiendo sido estudiantes, docentes y no docentes de la UNS y vieron truncado su vínculo con la institución como consecuencia del accionar del terrorismo de Estado.

Durante el homenaje, el rector de la UNS remarcó “Es responsabilidad ineludible de las universidades nacionales mantener en el tiempo la memoria del periodo más nefasto de nuestra historia nacional, como un ejercicio social para recordar a las víctimas del terrorismo de Estado y para evitar que hechos así vuelvan a suceder en nuestro país”, y expresó: “La revisión de los documentos que forman parte de estos legajos reparados, nos hablan de estudios realizados, de exámenes parciales y finales, de concursos rendidos en la carrera docente o no docente, de oficinas en las que compartieron largas jornadas de trabajo. Cada pieza fundamental de esos legajos nos cuenta una historia y mientras existan quienes reconstruyamos, mostremos y sigamos contando sus historias, ellos seguirán con nosotros”.

Por su parte, el vicepresidente de Asuntos Científicos del CONICET y representante de la Comisión de la Memoria del Consejo Mario Pecheny destacó “Este es un acto de Memoria, Verdad y Justicia, pero también de reparación y en este sentido tiene un valor muy importante. No solo se trata de recordar y ver qué pasó con las personas que fueron víctimas de terrorismo de Estado en el seno del CONICET o las universidades, sino la propia responsabilidad de nuestras instituciones en ese terrorismo de Estado”. Y agregó: “Es una tarea que no debemos interrumpir, por eso hemos constituido las comisiones de memoria que pretenden impulsar y apoyar la investigación en ciencias sociales y en humanidades para entender, conocer y poder ver cómo fue, qué pasó, dónde estaban las víctimas y así poder reconstruir estos legajos, repararlos y seguir agregando granitos de arena a este trabajo de verdad y justicia”.

En el momento más emotivo del acto, familiares de las víctimas recibieron de manos de las autoridades de la Universidad la historia laboral y/o académica de sus allegados en la que se registra su condición de víctima y se reconoce y deja constancia acerca de las verdaderas razones por las que se vio interrumpida su trayectoria estudiantil o laboral y su vínculo con la Universidad.

A su turno, el subsecretario de Derechos Humanos de la UNS Claudio Gallegos, reflexionó, “Hoy más que nunca las instituciones deben dar cuenta de su compromiso con la promoción y defensa de los derechos humanos, la inclusión, la pluralidad y la tolerancia. A las tres palabras bandera de esta institución: memoria, verdad y justicia. hoy le sumamos la cuarta: reparación. Reparar para cuidar y fortalecer desde las instituciones, la democracia”.

La reparación de estos legajos fue posible gracias al trabajo realizado por la “Comisión Técnica para la reconstrucción histórica y reparación documental de legajos y/o registros de la comunidad universitaria de la UNS víctimas del terrorismo de Estado”, conformada por resolución del Consejo Superior Universitario de la UNS e integrada por investigadores, docentes y estudiantes del Núcleo de Historia Reciente, Memoria y Derechos Humanos del Departamento de Humanidades de la UNS (NuHr), la Cátedra Libre de DDHH del mismo Departamento, la Unidad de Documentación y Archivo de la Subsecretaría de Derechos Humanos y el Archivo de la Memoria de la UNS.

Por su parte, la investigadora del CONICET y coordinadora del NuHr Silvina Jensen expresó: “El legajo laboral o estudiantil es una radiografía del paso de una persona por la institución. Se trata de una imagen en movimiento de cada persona y su paso por la universidad, pero a la vez es una puerta de entrada a la historia académica, científica y socio-política de la UNS y una puerta de acceso a la de los Institutos de investigación del CONICET en Bahía Blanca que ya habían sido o fueron creados en aquellos años, (IADO, 1969, CERZOS, 1980, INIBIBB, INMABB y PLAPIQUI, 1973).”

Durante su alocución, la investigadora sostuvo: “En la construcción de un sistema democrático y de garantía de los derechos humanos, es fundamental que las distintas instancias del Estado avancen en la reparación histórica de quienes fueron represaliados, reconociendo las reales causas por las que cesaron en sus funciones, como víctimas de violaciones a dichos derechos bajo el terrorismo de Estado” y finalmente enfatizó “Por ello, debemos comprometernos con la reparación histórica y simbólica, como acciones que promueven la memoria, la verdad y la justicia en la comunidad de la UNS, del CONICET y en la ciudad en general”.

Como cierre de la ceremonia fue inaugurado el Memorial Víctimas Del Terrorismo de Estado de la UNS, dispuesto en la pared lateral del aula magna del edificio del rectorado. La alocución estuvo a cargo de la historiadora del CONICET quien enunció: “Este Memorial que hoy empezamos a construir es sólo la inscripción de algo en buena medida ya sabido por aquellas/os que vienen luchando incansablemente por Memoria, Verdad y Justicia desde hace casi cinco décadas en Bahía Blanca, dentro y fuera del recinto de la UNS. Sin embargo, las paredes del edificio histórico de Colón 80 – corazón del poder institucional en la figura del rectorado y de los cuerpos colegiados de gobierno y más recientemente escenario de las audiencias de los Juicios por delitos de Lesa Humanidad cometidos en el ámbito del V° Cuerpo de Ejército – parecían estar a la espera “de una simbolización, de un decir, que por más torpe que fuera, debe ser hoy enunciado” porque así lo reclaman las víctimas, sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y porque es un compromiso con las futuras generaciones”.

El proceso de reconstrucción histórica y reparación documental

El proceso que permitió la reparación de los legajos de los nueve estudiantes, docentes y no docentes de la UNS, comenzó en octubre de 2021, tras una invitación de la Comisión de la Memoria de CONICET a participar del Panel “Universidades Nacionales. La dictadura en los claustros”, en la I Jornada “Desafíos en la reconstrucción de la memoria”.

Dicho evento tenía como objetivo generar un espacio de intercambio de las experiencias, dificultades y desafíos que venían atravesando diversas dependencias del Estado y en particular las universidades nacionales a la hora de dar cumplimiento al Decreto 1199/2012 del Poder Ejecutivo Nacional, que insta a las entidades descentralizadas de la Administración Pública a la reparación documental como acto de desagravio hacia todos aquellos empleados a los que se les consignó “erróneamente la causal de cese de sus funciones cuando en realidad fueron víctimas de gravísimas violaciones a los derechos humanos cometidas durante el terrorismo de Estado”.

Fue en ese marco que el Núcleo de Historia Reciente, Memoria y Derechos Humanos del Departamento de Humanidades de la UNS (NuHr), integrado por investigadores/as y becarios/as del CONICET y especialistas y estudiantes de la UNS, en articulación con Hijos Bahía Blanca y la Red por la Identidad local de derechos humanos, presentó el proyecto de extensión, que dirigen María Lorena Montero y Ana Inés Seitz: “Construyendo memoria, verdad y justicia en Bahía Blanca. Reparación de legajos y promoción de los Derechos Humanos”, que fue financiado por la Secretaría de Políticas Universitarias de la UNS.

“Desde entonces venimos trabajando en tareas tendientes al reconocimiento simbólico de los miembros de la comunidad educativa y científica de la UNS y el CONICET que fueron víctimas del terrorismo de Estado y en pos de la enmienda documental de sus legajos laborales o fichas estudiantiles, inscribiendo las verdaderas causales de la fractura de su vínculo con los organismos”, relató Silvina Jensen.

El siguiente paso estuvo dado por la convocatoria de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la UNS al equipo del NuHr para trabajar sobre los lineamientos de una política para la Reparación documental de personal docente, no docente y alumnos/as asesinados/as y desaparecidos/as en vigencia del terrorismo de Estado. En ese ámbito, fueron redactadas dos resoluciones aprobadas, en octubre de 2022, por el Consejo Superior Universitario que establecen los fundamentos y el compromiso de la UNS con la tarea de la reparación historia y conforma la “Comisión Técnica para la reconstrucción histórica y reparación documental de legajos y/o registros de la comunidad universitaria de la UNS víctimas del terrorismo de Estado”.

Dicha comisión fue conformada por representantes del NuHR del Departamento de Humanidades, de la Cátedra Libre de DDHH del mismo Departamento, de la Unidad de Documentación y Archivo de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la UNS y del Archivo de la Memoria de la casa de estudios.

Jensen señaló que el trabajo de investigación partió de listados confeccionados por la Subsecretaría de DDHH de la universidad que contienen los nombres de 62 víctimas de persecución por motivos ideológicos, políticos o gremiales en el período comprendido entre 1974 y 1983.

“En esta oportunidad avanzamos sobre la reparación documental de la historia académica y/o laboral de nueve estudiantes, docentes y no docentes de la UNS, mediante la inscripción de la condición de detenido/a-desaparecido/a o asesinado/a en sus legajos y/o registros, dejando constancia de las verdaderas causales que determinaron la interrupción de su desempeño laboral o estudiantil”, explicó la historiadora del CONICET.

En esta primera entrega de legajos reparados en la UNS fueron reconocidos:

  • Daniel José Bombara, estudiante de la carrera de Ingeniería Química, que se      desempeñaba como personal no docente y docente en el Departamento de Enseñanza Media de la UNS. Bombara fue el primer desaparecido de la ciudad de Bahía Blanca, víctima de cesantía/desaparición forzada/detención a disposición del poder ejecutivo nacional/asesinato.
  • Néstor José Del Río, que se desempeñó como personal no docente en los Departamentos de Química e Ingeniería Química y de Enseñanza Media de la UNS. Víctima de cesantía/asesinato.
  • Roberto Juan Garbiero, que se desempeñaba como personal no docente en el Departamento de Física. Víctima de desaparición forzada.
  • Juan Carlos Pradanos, que se desempeñaba como personal docente en el Departamento de Ciencias Agrarias. Víctima de desaparición forzada/asesinato.
  • Gabriel Herberto Prado, egresado de la Escuela de Comercio con el título de Perito Mercantil y Bachiller en Ciencias Comerciales y estudiante de la carrera de Licenciatura en Economía, que se desempeñaba como personal no docente en el Departamento Tesorería de la Dirección de Economía y Finanzas. Víctima de cesantía/desaparición forzada.
  • Daniel Eduardo Riganti, egresado de la carrera Ingeniería Electricista, que se desempeñaba como personal docente en el Departamento de Electrotecnia de la UNS. Víctima de desaparición forzada/asesinato.
  • Carlos Roberto Rivera, que se desempeñaba como personal docente en el Departamento de Enseñanza Media. Víctima de cesantía/desaparición forzada/asesinato.
  • Arturo Miguel Roses, estudiante de las carreras de Licenciatura en Economía y de Ingeniería Química, que se desempeñaba como personal no docente en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Universidad Nacional del Sur. Víctima de cesantía/desaparición forzada.
  • Manuel Mario Tarchitzky, estudiante de las carreras de Ingeniería Electricista y Licenciatura en Matemática, que se desempeñaba como personal docente en el Departamento de Ciencias Exactas. Víctima de desaparición forzada/asesinato.

Cada legajo reparado y entregado a los familiares de las víctimas deja constancia de que su desvinculación de la Universidad fue consecuencia del accionar del terrorismo de Estado.

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