INSTITUCIONALES

Premian a Pablo Penchaszadeh por su prolífica labor en el mundo científico

Es biólogo marino, docente, y está ligado a la divulgación de la ciencia en el país.


El biólogo Pablo Penchaszadeh, investigador superior del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN-CONICET), recibió el Premio “Consagración” a la actividad científica excepcional en Biología que entrega la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Buenos Aires (ANCEFN).

Su producción científica da testimonio de 50 años de fecunda actividad con más de 150 artículos de investigación publicados en revistas internacionales del mayor prestigio en las Ciencias del Mar, 6 libros y 10 capítulos de libros.

Conduce el primer programa de investigación de la fauna abisal marina de Argentina, con el descubrimiento de nuevas especies y formas reproductivas en diversos grupos animales, explorando un cañón submarino hasta profundidades de 3 mil metros frente a Mar del Plata, con un entusiasta y productivo equipo de 25 investigadores y becarios.

Entre las investigaciones de índole aplicada y tecnológica aparte de sus aportes a las pesquerías de arrastre y de recursos de invertebrados, se destacan el descubrimiento en el Atlántico sudamericano del fenómeno de impostación sexual (Imposex) en caracoles por efecto de contaminación por metales pesados (estaño), la utilización de estrellas de mar como indicadoras de contaminación marina por mercurio, y los efectos ecológicos de usinas termoeléctricas en ambientes costeros.

Fue investigador en el desaparecido Instituto de Biología Marina de Mar del Plata, profesor en la prestigiosa Universidad Simón Bolívar en Caracas, Venezuela, la Universidad de Québec, Canadá, y en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Además, ejerció un trabajo intenso de divulgación de la ciencia argentina, especialmente a través de la revista Ciencia Hoy por 17 años, de la cual es director desde 2010.

“Este premio de la Academia me toca muy sensiblemente, porque siento que se está premiando conmigo a toda la generación “perdida” de los que éramos estudiantes cuando ocurrió la noche de los bastones largos, a quienes se lo dedico. Fui un gran privilegiado de, amén de exilios forzados, haber podido mantener mi curiosidad, mi empeño y mi goce estudiando la vida marina, y pudiendo replicar este espíritu en más de 30 discípulos. Ahora estamos corriendo la frontera del conocimiento de la vida marina frente a la Argentina, hasta 3000 metros de profundidad, un nuevo mundo esperando a ser descubierto”, dice el investigador.