CENPAT-CONICET

Por el buen camino

Un técnico electromecánico y un buzo profesional ponen su experiencia y conocimiento al servicio de la investigación científica en el CENPAT.


Desde hace más de 25 años son testigos de descubrimientos paleontológicos, hallazgos submarinos, rescates de animales e investigaciones novedosas. Atravesaron heladas, lluvias torrenciales, estuvieron entre ballenas, elefantes y lobos marinos, pingüinos y tiburones. Julio Cesar Rúa y Ricardo Vera coordinan el cronograma de campañas de investigación y tienen a su cargo el parque automotor y las embarcaciones que necesitan los científicos del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) para realizar estudios de campo.

Mario Benedetti en su poema Tiempo sin tiempo se autocritica por no haber disfrutado de la naturaleza lo suficiente y pide en una de sus estrofas “tiempo para esconderme en el canto de un gallo / y para reaparecer en un relincho / y para estar al día / para estar a la noche / tiempo sin recato y sin reloj”.

Ambos técnicos no podrían sostener el mismo reclamo que argumenta el poeta. Han recorrido y conocido con su trabajo gran parte de la Argentina. Uno, mayormente, por sobre la superficie terrestre y otro de forma submarina.

Vera, profesional adjunto del CONICET, estima que por la tarea que desempeña ha estado algo más de mil horas debajo del agua. Se incorporó al CENPAT en 1984 cómo técnico de laboratorio a bordo del motovelero Austral (actualmente Bernardo Houssay). Cursos de por medio y una vacante disponible le permitieron formar parte del grupo de buzos que tomaba muestras submarinas para los investigadores. Hoy es el jefe del área de Náutica y quién coordina y organiza las salidas de la lancha y los siete botes con los que cuenta la institución.

“El fondeo es el dispositivo de cadena, soga y ancla que permite amarrar la embarcación al fondo marino. En el año 2005 durante una campaña en el Golfo San José, una ballena enganchó la soga y hundió por unos segundos el bote en el que viajábamos y lo arrastró a muchísima velocidad. Por suerte solo perdimos el equipamiento que llevábamos”, cuenta.

Julio Cesar Rúa, también profesional adjunto, ingresó el 11 de abril de 1988. “Comenzamos de muy jóvenes y hemos acompañado y visto pasar al CENPAT por buenos y malos momentos. Muchos investigadores y nosotros mismos estuvimos presentes en esas etapas del país en las que la ciencia no era una prioridad y teníamos que poner dinero de nuestro bolsillo para comprar insumos y poder realizar algunas salidas”, comenta.

Hoy en día la institución cuenta con un parque automotor renovado y tiene diez vehículos para afrontar las campañas. Rúa es testigo fiel del avance técnico que ha experimentado el automóvil en las últimas dos décadas.

“Antes, por ejemplo, teníamos que bajarnos a acoplar la doble tracción porque no venían incorporadas al vehículo como ahora y en general nos embarrábamos y nos llenábamos de lodo”, asegura.

Tanto Rúa y Vera recuerdan además que sus primeras campañas fueron anteriores a la comercialización de los teléfonos celulares.

“Si no regresabas en el tiempo estipulado, otro grupo salía a buscarte. En determinados lugares no había forma de comunicarte ni de avisar si habías sufrido algún percance. Tampoco tenías acceso inmediato a los datos del tiempo. Ahora podés fijarte por Internet como va a estar el clima y planificar la campaña a partir de esa información”, afirma Vera.

“La última década fue de un crecimiento continuo y sostenido. Nos interesa en especial recibir a los becarios y entrenarlos para aprender a trabajar de manera segura y confortable en el campo. El servicio que brindamos está armado y apostamos a continuar por esta línea en los años venideros”, concluye Rúa.

  • Por Alejandro Cannizzaro. CENPAT.
  • Sobre investigación
  • Ricardo Vera. Profesional adjunto. CENPAT.
  • Julio César Rua. Profesional adjunto. CENPAT.