CIBICI

Nuevas armas de defensa para el sistema inmune

Investigadores del CONICET en Córdoba encontraron una nueva función de los linfocitos B en cuanto a la producción de citoquinas involucradas en procesos autoinmunes e infecciosos.


En el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (CIBICI, CONICET-UNC) Adriana Gruppi, investigadora principal del CONICET, y su equipo trabajan desde hace años en el estudio de las características y funciones de los linfocitos B. La originalidad e importancia de los últimos resultados les valió la publicación en la revista Nature Immunology. Este trabajo fue realizado en colaboración con David Rawlings del Seattle Children´s Research Institute, y Oscar Campetella, de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

Los linfocitos B son glóbulos blancos, es decir células que forman parte de la sangre y producen anticuerpos. Son las únicas del cuerpo que cumplen esa función pero, además, los investigadores lograron observar que tienen otras tareas muy importantes en la defensa del organismo frente a agentes externos. “Las hemos analizado desde distintos puntos de vista pero nos interesa ver otros roles diferentes a la producción de anticuerpos, porque en el sistema inmune participan distintos tipos de células, interviniendo de múltiples maneras que se desconocen”, comenta Gruppi.

Por ejemplo los linfocitos T  son los encargados de liberar citoquinas, unas proteínas que ayudan a potenciar las respuestas de otras células. Los macrófagos son unas células que destruyen a otros microorganismos y son potenciados por las citoquinas. El interés de Gruppi se vuelca a estudiar también a los linfocitos B como productores de citoquinas.

Si bien esta función ya se conocía, existen muy pocos trabajos y muy recientes que describen que el linfocito B produce determinadas citoquinas, por ejemplo la interleuquina 10. No obstante la proteína que encontró el grupo del CIBICI, llamada interleuquina 17 (IL- 17), fue reportada como producto de otro tipo de células: los linfocitos T, pero no de los B.

“Es comprensible que esto no se haya visto antes porque la forma en que lo producen es poco tradicional”, explica Gruppi. El equipo de investigación comenzó indagando las vías convencionales de señalización que se activan en el interior de las células para que produzcan esta proteína, sin embargo, no se obtuvieron resultados positivos.

Una de estas vías es la que involucra a los receptores de tipo toll que detectan la presencia de agentes infecciosos. Los microorganismos tienen ligandos –es decir, moléculas capaces de ser reconocidas por otras, desencadenando una respuesta- que se unen a receptores y hacen que las células del sistema inmune, principalmente, produzcan citoquinas. Este es el mecanismo que los investigadores no pudieron encontrar en las células que analizaron.

“Dado que vimos una alta producción de esta proteína en la infección con Trypanosoma cruzi, es que se nos ocurrió incubar el linfocito B con este parásito, causante de la enfermedad de Chagas, y observamos un incremento de IL-17”, comenta Daniela Bermejo, becaria pos-doctoral del CONICET. Encontraron que una proteína del parásito llamada trans-sialidasa, que estimula a los linfocitos B para que produzcan anticuerpos y otras citoquinas, coloca ácido siálico en la superficie de los linfocitos B y activa la señalización que resulta en la producción de esta citoquina particular.

Además, reportaron que para desencadenar este proceso, la trans-sialidasa se une a una molécula de la membrana del linfocito, llamada CD45R. La función de esta proteína era desconocida hasta el momento, otro punto novedoso de la investigación.

Finalmente, otro hallazgo importante es que la IL-17 es conocida como pro-inflamatoria, es decir que favorece los procesos inflamatorios, pero en este trabajo se encontró que en la infección con Trypanosoma cruzi es antiinflamatoria y también disminuye la proliferación del parásito.

Sin embargo, conviene aclarar que, si bien la experimentación se realizó con Trypanosoma cruzi, los resultados no implican una solución para la enfermedad de Chagas. “Este es un descubrimiento que aporta a la inmunología en general ya que esta citoquina, la IL-17, está implicada en muchos procesos autoinmunes e infecciosos”, concluye Gruppi.

  • Por Mariela López Cordero. CCT Córdoba.
  • Sobre investigación.
  • Daniela A Bermejo. Becaria Pos-doctoral. CIBICI (CONICET-UNC)
  • Shaun W Jackson. University of Washington School of Medicine y Seattle Children’s Research Institute, USA.
  • Melisa Gorosito-Serran. Becaria. CIBICI (CONICET-UNC).
  • Eva V Acosta-Rodriguez. Investigador Adjunto. CIBICI (CONICET-UNC).
  • Maria C Amezcua-Vesely. Becaria . CIBICI (CONICET-UNC).
  • Blythe D Sather. University of Washington School of Medicine y Seattle Children’s Research Institute, USA.
  • Akhilesh K Singh. University of Washington School of Medicine y Seattle Children’s Research Institute, USA.
  • Socheath Khim. University of Washington School of Medicine y Seattle Children’s Research Institute, USA.
  • Juan Mucci. Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, Universidad Nacional de San Martín, Argentina.
  • Denny Liggitt. Department of Comparative Medicine, University of Washington School of Medicine, USA.
  • Oscar Campetella. Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, Universidad Nacional de San Martín, Argentina.
  • Mohamed Oukka. University of Washington School of Medicine y Seattle Children’s Research Institute, USA.
  • Adriana Gruppi. Investigador Principal. CIBICI (CONICET-UNC).
  • David J Rawlings. University of Washington School of Medicine y Seattle Children’s Research Institute, USA.