Captura de cazones y tiburones en los caladeros costeros de Patagonia

VAN DER MOLEN, SILVINA; CAILLE GUILLERMO,; GONZÁLEZ RAÚL,

Esquel

Congreso; III Jornadas Patagónicas de Medio Ambiente; 1996

Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Entre 1940 y principios de los ’50, el tiburón Squalus acanthias y el cazón Galeorhinus galeus, fueron explotados intensivamente en las costas de Patagonia, para obtener aceites y vitaminas naturales. Desde entonces no se han desarrollado pesquerías importantes de tiburones y cazones en estas costas, y el conocimiento del estado de sus poblaciones es incierto. Sin embargo en puertos argentinos se desembarcan de 17 a 20 mil tn/año, principalmente  gatuzo y pez ángel, cuyos productos tienen precios entre 3 y 4 U$D/kg en el mercado nacional. Según la FAO son pocas las pesquerías de tiburón bien documentadas, con gran incertidumbre sobre el volumen de capturas, aunque se evidencia una expansión en los mercados internacionales de carne y productos de tiburón. Dada su baja fecundidad, su crecimiento lento y su gran longevidad, se consideran con poca capacidad de recuperación frente a una pesca intensa, y presentan un elevado riesgo de sobrepesca de reclutamiento. En todo caso es comprometida la sustentabilidad actual de sus pesquerías, y nuestro mar no escapa a este diagnóstico. En general tiburones y cazones son arrojados al mar en los caladeros, incorporándose al poco conocido conjunto d especies que componen el by-catch en Patagonia. En estos, dónde se pesca merluza y langostino, 7 especies de tiburones y cazones cayeron en las redes de arrastre, en ~50% de los 454 lances que analizamos entre 1993 y1996. El más frecuente fue el gatuzo Mustelus schmitti, fueron comunes el pez ángel Squatina argentina, el cazón espinoso Squalus acanthias, el cazón vitamínico Galeorhinus galeus y el tiburón pintarroja Schroederichthys bivius. Fueron raros en las redes el tiburón gatopardo Notorhynchus cepedianus y el peregrino Cetorhinus maximus. Esta mortalidad por pesca, que crece a medida que aumenta la presión de pesca en la región, no se ha incorporado aun en algún tipo de manejo por los administradores pesqueros, y plantea dudas sobre el futuro de sus poblaciones.