BECAS
SORDINI MarÍa victoria
libros
Título:
Políticas alimentarias, emociones y sociedad
Autor/es:
SORDINI, MARÍA VICTORIA
Editorial:
TeseoPress
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2023 p. 182
ISSN:
9789878891330
Resumen:
En Argentina, en 1983 se inaugura un periodo de sucesivas intervenciones alimentarias asistenciales y masivas en su cobertura. Desde allí, todas las administraciones continuaron con la implementación de planes alimentarios de manera ininterrumpida (Britos, et.al, 2003; Cortes, Kessler, 2013). Las políticas alimentarias intervienen sobre las condiciones y estrategias de reproducción de la vida de amplios sectores sociales que desde los años setenta vivencian condiciones de desempleo y empobrecimiento (Arakaki, 2011; Gasparini, 2019). En las áreas urbanas, la accesibilidad a los alimentos depende fundamentalmente del mercado y del Estado (Grassi, Hintze, Neufeld, 1994; Aguirre, 2005) porque la capacidad de compra se relaciona con los precios de los alimentos y con los ingresos disponibles. Amplios sectores de la población no comen lo que quieren ni lo que saben, sino lo que pueden (Aguirre, 2005). Entonces, a medida que los hogares se pauperizan suplantan densidad nutricional por energía barata (Aguirre, 2011).Estos procesos de distribución de las energías constituyen el sustrato de las condiciones de autonomía, desplazamiento y acción de los agentes para producir y reproducir la vida (Scribano y De Sena, 2016). Los límites energéticos corporales que garantizan los programas alimentarios configuran los límites de las energías sociales (Scribano, 2012) sobre las condiciones históricas de reproducción de la población y de la fuerza de trabajo, determinados desarrollos cognitivos, interacciones sociales y trayectoria de clase. En las maneras de vivenciar la recepción de las prestaciones subyacen normas emocionales que contornean los espacios de sociabilidad de los programas alimentarios y la comensalidad.Esta investigación se propone explorar las trayectorias de vida de tres generaciones que recibieron programas alimentarios entre 1983 y 2018 en el Partido de General Pueyrredon (Buenos Aires, Argentina). Se realizó un reconocimiento de las emociones que se configuran en los contextos de vivencialidad y sociabilidad para el ingreso y permanencia en los programas. Además, se reconstruyeron los vínculos intergeneracionales que determinan el nexo entre la recepción de programas alimentarios y las emociones que se estructuran en las biografías de las tres generaciones.En primer lugar, la estrategia teórico-metodológica requirió la revisión exhaustiva de los programas alimentarios de orden nacional, provincial y municipal implementados en el periodo y el análisis integral de sus objetivos, población destinataria y modalidades de prestación. A fin de comprender la complejidad de la implementación de las intervenciones se realizaron entrevistas en profundidad a los técnicos y las técnicas y profesionales responsables del diseño y gestión de las mismas. La muestra fue teórica y por bola de nieve (Baeza, 2002).Con el objeto de comprender las trayectorias de vida de las tres generaciones que reciben los programas se implementó el método biográfico (Bertaux, 1980; Sautu, 1999; Arfuch, 2008; Meccia, 2019), en su modalidad historia de vida (Magrassi y Roca, 1980; Hankiss, 1981) mediante la técnica de entrevista en profundidad (Piovani, 2007). Para identificar los casos representativos de cada estrato generacional se realizaron 45 entrevistas en profundidad a receptores/as de programas alimentarios mayores de 18 años. Se seleccionaron seis casos representativos, dos de cada grupo etario, para desarrollar las historias de vida.Entre los resultados hallados se registraron veintiocho intervenciones alimentarias, observando un consenso en la definición de la cuestión alimentaria como un problema de acceso a los alimentos. Las mismas se nuclean en seis objetivos entramados y superpuestos a diferentes intervenciones de distinta dependencia jurisdiccional. En la nominación de los programas subyace el carácter paliativo y provisorio bajo los rótulos de “asistencia”, “emergencia”, “ayuda” o “complemento”. Todas las intervenciones se organizan en once modalidades de prestación en las que predomina la entrega directa de alimentos secos, las transferencias monetarias, comedores comunitarios, auto-producción de alimentos y capacitaciones.Las historias de vida permiten observar la trama de sensibilidades que tejieron tres generaciones y muestran los procesos de aprehensión e (in)corporación de prácticas y esquemas de percepción, en los que la organización cotidiana de la vida es atravesada por la emergencia alimentaria. En las sociabilidades y vivencialidades de los contextos de ingreso y permanencia en los programas se configuran sensibilidades vinculadas a la nostalgia relacionada con los programas de los años ochenta y noventa. Las pautas de focalización configuraron en los destinatarios y las destinatarias estrategias para distinguir entre “merecedores/as” y “no merecedores/as” de las intervenciones. Mientras la primera generación vivenció las sociabilidades de entrega de bolsones de alimentos con verguenza, con el paso de los años, esas prácticas, de (in)corporación de auto-coacción (Elias, 2016), configuraron en las siguientes generaciones experiencias atravesadas por el miedo a no ingresar o a perder el programa.La multiplicidad de estrategias que deben compatibilizar para garantizar la comida de cada día configura los límites de la proyección al futuro. La segunda y tercera generación vivencian las sociabilidades de acceso y permanencia con desconfianza, incertidumbre y miedo. En los procesos de socialización (Simmel, 1986) que requiere la modalidad de prestación por transferencias monetarias predomina el enojo porque “la plata no alcanza para comer”. La tercera generación, ha hecho cuerpo en sus prácticas comprar la oferta del mercado, incorporando más alimentos ultraprocesados que la segunda y tercera generación.La trama de sensibilidades supone emociones interrelacionadas, tensionadas y complejas que sostienen estrategias de soportabilidad social en los contextos de desigualdad, presentando continuidades y rupturas en los sentires de cada generación. Estos entramados ilustran a las generaciones de las pasiones tristes (Spinoza, 1996) convenientes a las estructuras de dominación, porque el dolor obtura las posibilidades de acción. Aun así, emergen disrupciones que se contraponen a la incapacidad de acción de la religión neo-colonial (Scribano, Huergo y Eynard, 2010) y que revitalizan las estrategias de la vida en comunidad. De esta manera, los y las agentes, intervenidos e intervenidas por los programas a lo largo de los años, despliegan prácticas de solidaridad y reciprocidad (Scribano, 2014) para sostener la comensalidad familiar y comunitaria mediante prácticas intersticiales que se accionan desde el amor, la confianza y la esperanza.