Del obrador al laboratorio, el archivo y la biblioteca.

GABRIELA SIRACUSANO Y MARTA MAIER

Valparaíso

Jornada; Arte Americano, contextos y formas de ver. Terceras jornadas de historia del arte; 2006

Universidad Adolfo Ibañez

Cuando hablamos de cuerpo, hablamos de materia, de sustancia. La materialidad de una imagen no solo exhibe la presencia y combinación de diversos elementos que juntos la constituyen como tal. La atención que la historiografía del arte ha puesto sobre ella ha sido escasa, producto de antiguas necesidades de legitimación disciplinar, y en las pocas oportunidades en que cobró interés se intentó imponerla como condicionante del estilo. Recordemos la polémica Semper?Riegl.Sin embargo, esta ecuación podría invertirse si pensamos en los materiales y su manipulación como portadores de cargas significantes al servicio de ciertas prácticas culturales y necesidades sociales, políticas o económicas. Los estudios de Michael Baxandall acerca de la experiencia en el arte florentino del siglo XV están orientados en este sentido.La materialidad de una imagen guarda en sí misma las señas, las marcas, a veces residuales, de intencionalidades y significaciones otorgadas a ella en un tiempo pasado por las voluntades de muchas personas que intervinieron directa o indirectamente en su fabricación. Desde aquella que la imaginó o aquella que la encargó, hasta las de quienes surcaron caminos para la provisión de tal o cual sustancia,  o simplemente ofrecieron consejos, por escrito o en voz baja,  sobre su tratamiento. Sin olvidar, por supuesto, las huellas labradas por su propia fortuna crítica, a partir del mismo momento de su nacimiento como imagen de uso, así como la portentosa carga simbólica que implica, en muchos casos ?y en los religiosos y políticos en particular?, su ?potencialidad eucarística?.