INVESTIGADORES
SANCHEZ dario Nestor
capítulos de libros
Título:
Movilidad social en el Imperio Romano Tardío
Autor/es:
DARÍO N. SÁNCHEZ
Libro:
Cuestiones de Historia Medieval
Editorial:
Editorial de la Universidad Católica Argentina
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2010; p. 57 - 88
Resumen:
La existencia de grandes diferencias sociales caracterizó a todos los períodos de la historia romana. Todo parece indicar, sin embargo, que la estratificación alcanzó en la Antigüedad Tardía un nivel extremo, superior al de épocas anteriores. La crisis del siglo III dio origen a una sociedad aún más polarizada que la del Principado, en la que las tensiones y la erupción de conflictos violentos se volvieron mucho más frecuentes. El reformado Estado romano tardío pretendió intervenir en el orden social para preservar ciertas estructuras que servían a sus intereses y, sobre todo, garantizar la existencia de los grupos que constituían el núcleo de su base fiscal. Resultado de este esfuerzo fue la gran masa de legislación que intentaba, por distintos medios, fijar el carácter hereditario de la pertenencia a ciertos grupos, como los coloni y curiales, por mencionar sólo a los ejemplos más destacados. Hasta mediados del siglo XX, la historiografía concibió al Bajo Imperio Romano como un Estado autoritario que mantenía, con una legislación altamente represiva, un orden social casi inmóvil, cercano a lo que podría definirse como un “sistema de castas”. Las investigaciones de las últimas décadas han, sin embargo, relativizado esta caracterización. Sin duda, la sociedad del Imperio Tardío presentaba una compleja y muy jerarquizada estructura en la que el Estado definía legalmente una gran variedad de grupos y subgrupos de estatus con características y prerrogativas precisas, limitando, en teoría, las posibilidades de movimiento entre ellos. La movilidad social fue, sin embargo, en este período, una realidad inocultable, resultado muchas veces de la acción misma del Estado. Tanto el ascenso como, sobre todo, el descenso social de individuos y grupos son fenómenos que el historiador puede asir sólo con dificultad, particularmente en lo que se refiere al mundo antiguo, para el que no se dispone de ningún tipo de informaciones susceptibles de ser cuantificadas. Las fuentes del período sólo permiten trazar panoramas generales e impresionistas sobre las tendencias de cambio de la estructura social y ponen estrechos límites a la capacidad del investigador para precisar los detalles de ciertos fenómenos. Conocemos las biografías de muchos individuos de este período, pero los datos disponibles son en la gran mayoría de los casos fragmentarios y ambiguos. Las carreras que conocemos mejor han dejado más vestigios por ser excepcionales y es discutible en qué medida puedan ser la base para conclusiones de alcance general. A pesar de estas limitaciones, las investigaciones de las últimas décadas han trazado un panorama amplio sobre la historia social de la Antigüedad tardía y corregido muchos énfasis equivocados de la historiografía tradicional, resultado, en parte, del excesivo peso que la misma otorgaba a las fuentes jurídicas. El objetivo de este trabajo es presentar una revisión crítica de ese panorama general y prestar atención a algunos aspectos particulares que han recibido menos atención, especialmente, los mecanismos mediante los cuales operaba la movilidad social. En efecto, más allá de constatar la presencia de un importante grado de movilidad, la historiografía no ha profundizado sobre los procesos mediante los cuales individuos o grupos veían alterada su posición. Como punto de partida, es necesario distinguir dos grandes tipos de movilidad diferentes desde el punto de vista de los mecanismos sociales que están en su base. Por una parte, es posible identificar lo que podría denominarse como “movilidad estructural”, es decir, el desplazamiento de grupos sociales completos como resultado de un cambio en los fundamentos de la estratificación. El Imperio Romano tardío se caracterizó, como veremos, por un alto grado de este tipo de movilidad, ya que el orden social heredado del Principado tuvo que adaptarse a las nuevas realidades generadas por la crisis del siglo III. En segundo lugar, existen amplias evidencias de movilidad individual durante el período, es decir, del cambio relativo en la posición de una persona en el espacio social con respecto a su posición de origen o estatus familiar. Estos dos tipos de movilidad están, por supuesto, íntimamente relacionados, ya que el descenso relativo de un grupo fomenta el desplazamiento de parte de sus integrantes hacia los sectores que preservan o adquieren una posición superior en la jerarquía social. La segunda y tercera sección del presente capítulo se concentran en el primer tipo de movilidad, mientras que la cuarta analiza en detalle los canales de ascenso individual en el período.