INVESTIGADORES
REATO agustina
congresos y reuniones científicas
Título:
EL ROL HIDROLÓGICO DE LOS GLACIARES DE ROCA EN EL CERRO LA HOYA, CORDILLERA NORD PATAGÓNICA DEL CHUBUT (Aceptado para su presentación)
Autor/es:
REATO, AGUSTINA; BORZI GUIDO E.; MARTÍNEZ, OSCAR ALFREDO; CAROL ELEONORA
Reunión:
Congreso; XXI Congreso Geológico Argentino Puerto Madryn, Chubut - Marzo de 2022; 2022
Resumen:
Los ambientes periglaciales constituyen importantes áreas de reservas hídricas, especialmente en cuencas sin la presencia de glaciares en la actualidad. Glaciares de roca y geoformas depositacionales periglaciales asociadas (p.e. lóbulos y laderas de solifluxión, depósitos de detritos, crestas de nivación) emplazadas en zonas montañosas de recarga hídrica, constituyen unidades de almacenamiento y distribución del agua en esas regiones (Jones et al., 2019). El objetivo del trabajo fue evaluar el rol hidrológico que cumplen las geoformas de origen periglacial en La Hoya, cabecera de cuenca ubicada en el flanco oriental de la cordillera Nord Patagónica del Chubut (Fig. 1 A). Esta depresión, localizada a 1880 ms.n.m, tiene 3 km2 de superficie y contiene un gran número de geoformas de origen glacial y periglacial que constituyen el registro de los principales eventos climáticos fríos del Pleistoceno (Reato, 2020). En esta cuenca de altura nace el arroyo los Bandidos, el cual aporta más del 50% del agua para consumo humano de la localidad de Esquel (Fig. 1B). En base al análisis de imágenes satelitales (Google Earth) y trabajos de campo se elaboró cartografía de detalle de las geoformas mencionadas, en la cual se diferencian a los glaciares de roca en inactivos y fósiles. Se analizaron datos meteorológicos obtenidos de la estación del INTA (Trevelin), ubicada a 30 km al suroeste del área de estudio y se obtuvo información de la profundidad de la nieve del GLDAS (http://climateengine.org/app) y de registros locales. Se instalaron 2 sensores de temperatura hincados a 50 cm de profundidad, uno a 2030 m.s.n.m. en un glaciar de roca, y el otro a 1870 m s.n.m. en una terraza de solifluxión, los cuales midieron cada 2 horas la temperatura entre 2017 y 2020 (Fig. 1 B). Complementariamente, entre diciembre 2020 y mayo 2021, se realizaron mediciones de caudales de arroyos y manantiales y se midió la conductividad eléctrica del agua en 18 puntos estratégicos. El drenaje superficial de La Hoya está definido por un conjunto de arroyos, dentro de los cuales pueden reconocerse al menos cinco cursos de carácter permanente que fluyen controlados topográficamente por las geoformas periglaciales y glaciales. Las geoformas depositacionales identificadas comprenden 5 glaciares de roca, 18 lóbulos de solifluxión, 8 protalus rampart, una extensa superficie de ~1 km2 afectada por laderas de solifluxión, laderas de detritos, flujos de detritos y depósitos de till (Fig. 1 B). En general están compuestas por sedimentos mal seleccionados de mediana a alta permeabilidad, constituyendo ambientes geohidrológicos de interés, ya que permiten el almacenamiento y movilidad del agua. Las precipitaciones pluviales y nivales en el área se concentran entre abril y septiembre (Fig. 1 C). En mayo adquiere importancia la cobertura nival, la cual alcanza los mayores espesores entre junio y julio, con un promedio de entre 2 y 3 m de espesor (según los registros locales), disminuyendo hacia mediados de octubre. La temperatura del suelo, tanto del glaciar de roca (L1, Fig. 1B) como de la terraza de solifluxión (L2, Fig. 1B), evidenciaron un patrón similar en los tres años de medición, aunque con diferentes comportamientos estacionales en cada punto de medición (Fig. 1 C). Entre enero y mayo las temperaturas fluctuaron entre 3 y 4°C en ambos sensores, con las mayores temperaturas registradas en febrero, alcanzando a principios de mayo, temperaturas de 0°. Temperaturas por debajo de 0°C se registraron en L1 entre mayo y octubre, mientras que en L2 permanecieron en esos meses cercanas a 0°C. Los caudales medidos en los arroyos y en los manantiales localizados en las distintas geoformas periglaciales mostraron una disminución cercana al 80% entre diciembre y marzo (con valores entre 0,5 y 7,7 L/seg en diciembre y entre 0,05 y 2,9 L/seg en marzo). La menor pérdida de caudal se observa en el curso fluvial Q09, que nace en un manantial asociado al glaciar de roca inactivo RG_02, en los manantiales Q03 y Q04, asociados al glaciar de roca fósil RG_01 y el manantial Q07, asociado a un flujo de detritos vinculado a laderas de solifluxión. Esta disminución también se registra en los caudales del arroyo los Bandidos, con valores en la zona media de la cuenca de 98, 4 y 18,6 L/seg y en la zona baja (en las cercanías de la toma de agua de la localidad de Esquel, fuera del ámbito de La Hoya y de la Figura 1) de 246,0 y 49,7 L/seg en diciembre y marzo respectivamente. La conductividad eléctrica del agua, si bien comprende valores bajos (entre 5,5 y 97,9 µS/cm), presentó un aumento de diciembre a mayo, con un mayor incremento en cursos y manantiales vinculados a glaciares de roca inactivos y lóbulos de solifluxión (M04, M07, M10, M14, M15, Fig. 1 B). Los resultados obtenidos evidencian que los glaciares de roca, inactivos o fósiles, y otras geoformas deposicionales almacenan agua subterránea, cumpliendo un rol hidrológico de importancia en el sustento de los caudales que aportan a la cuenca. Si bien la disminución del caudal de arroyos y manantiales se reduce considerablemente en las estaciones secas, el Cañadón de los Bandidos conserva un flujo importante en el mes de mayor sequía, pese a ser esta región de déficit hídrico. La nieve acumulada durante los meses fríos es el principal contribuyente de agua a la cuenca, especialmente en la época de deshielo, cuando los valores de CE son bajos. Por su parte, el agua acumulada subterráneamente en las geoformas deposicionales periglaciares, de mayor CE, aporta a la cuenca a partir de la descarga de manantiales durante los meses de mayor sequía. La temperatura del suelo por debajo de 0°C hasta inicios del verano evidencia que parte del agua estaría congelada, contribuyendo a la descarga subterránea posterior a la época de deshielo. Se pretende que estos primeros datos sobre parámetros hidrogeológicos en el área contribuyan para una mejor planificación y gestión de la principal fuente de abastecimiento de agua para la localidad de Esquel y que, además, signifiquen un aporte en la compresión del rol hidrológico que tienen las unidades morfosedimentarias periglaciales en cuencas de alta montaña.