“La acedia como forma alternativa de subjetividad en la filosofía de Gilles Deleuze”.

FERREYRA, JULIAN

Moron, Bs. As.

Jornada; Primera Jornada Interdisciplinaria de Filosofía y Psicología; 2003

Universidad Nacinal de Moron

Los diferentes mecanismos de sujeción y servidumbre de la máquina capitalista que Gilles Deleuze describe en su teoría ético-política tienen como factor común la conformación de sujetos funcionales al sistema. El deseo es determinado como carencia; su objeto se plantea como un bien trascendente e inasequible; en el intento continuo de alcanzar ese objeto fantasmal, las singularidades se encuentran fijas, atrapadas en estratos-sujetos que a su vez se encuentran presos de estratos-familias que a su vez se encuentran capturados por estratos-Estados. Todo en el marco de una gigantesca axiomática de flujos descodificados. En el intento de pensar una nueva forma de subjetividad que no pueda ser capturada por la sociedad de control, un nuevo mundo donde las singularidades se liberen de la estructura-sujeto y establezcan entre sí conexiones de manada; en el intento de recuperar el carácter productivo del deseo, aparece la noción de devenir. Un devenir que no tiene un sujeto distinto de sí mismo y que no tiene término, porque su término no existe a su vez más que atrapado en otro devenir del cual es sujeto, y coexiste, hace bloque con el primero. Un devenir que no es transformación, no es metamorfosis hacia un nuevo sujeto fijo, sino hacia un nuevo mundo de singularidades libres. Deleuze habla de devenir-animal, devenir-mujer, devenir-imperceptible. Introduciremos un nuevo tipo de devenir, el devenir-acedioso, como herramienta conceptual para precisar cuáles son las condiciones de una acción sin agente que establezca nuestra responsabilidad ética como sujetos ante un sistema de crueldad que nos ha constituido como tales. Se plantearán las características de la acedia, una enfermedad cuyo origen debe rastrearse en el medioevo e implica la incapacidad de afirmar la trascendencia; el acedioso entra así en el plano de inmanencia cuya ley es el deseo. El acedioso es, de esta manera, la figura de un nuevo, utópico mundo.