INVESTIGADORES
FERNANDEZ ALVAREZ maria ines
congresos y reuniones científicas
Título:
Tensionando fronteras entre investigación, extensión y divulgación: reflexiones desde una experiencia de investigación colaborativa
Autor/es:
MARIA INES FERNANDEZ ALVAREZ. SANDRA WOLANSKI Y FLORENCIA PACIFICO
Reunión:
Encuentro; I Encuentro de Etnografías Colaborativas y Comprometidas en Argentina; 2021
Resumen:
En este trabajo, nos gustaría compartir una serie de aprendizajes que surgen del trabajo que venimos desarrollando hace más de diez años en el marco del Programa Antropología en Co-labor a partir del desarrollo de una serie de proyectos de investigación con (y no sobre) organizaciones de trabajadores y trabajadoras de sectores populares en Argentina en torno al análisis de las prácticas políticas colectivas y las formas de (re)producción de la vida de estas poblaciones.Las distintas investigaciones que desarrollamos desde el equipo comparten un enfoque etnográfico, desde el que abordamos, junto a integrantes de diversas organizaciones de trabajadores/as, una multiplicidad de interrogantes vinculados a los procesos de politización, demanda, organización gremial y sus vínculos con formas de gobierno. Nuestro análisis pone de relieve los modos en que estas formas de organización constituyen una parte sustantiva de las modalidades de producción y reproducción de la vida de estos conjuntos sociales. Hemos destacado que estas modalidades organizativas habilitan la producción de formas de reconocimiento, protección, bienestares y derechos colectivos desde las que se busca mejorar el bienestar –material y emocional- de las personas que las llevan a cabo así como el de las generaciones futuras (Fernandez Alvarez, 2017; Fernandez Alvarez, 2020; Fernández Álvarez, Wolanski, Señorans, Pacifico et. al, 2019).Así, nuestra perspectiva etnográfica se encuentra modelada por la experiencia de hacer investigación junto a organizaciones colectivas. El punto de partida, que atravesó tanto la forma en que produjimos nuestras etnografías como las iniciativas de intervención/transferencia que desarrollamos, recupera los planteos que problematizan aquellos modelos “extractivistas” que ubican al investigador como actor privilegiado en la producción de conocimiento y consideran al trabajo de campo mayormente como una instancia de recolección de datos (Hale, 2006; Leyva Solano y Speed, 2008; Jimeno, 2008). En el caso del trabajo con organizaciones sociales, esta cuestión resulta sumamente compleja en la medida en que implica reducir a la categoría de “datos” ideas, saberes, conceptos, conocimiento producidos por estas organizaciones. La perspectiva colaborativa que adoptamos parte así del reconocimiento de la centralidad que adoptan las prácticas de producción de conocimiento de las organizaciones colectivas y movimientos sociales (Casas et al, 2010), incluyendo su potencia pedagógica frente a otros colectivos, en términos de la posibilidad de que esos conocimientos y aprendizajes sean recuperados, resignificados y replicados por otros colectivos de manera horizontal (Carenzo et al, 2019). La perspectiva que proponemos asume la posibilidad y el desafío de avanzar hacia formas de co-producción de conocimiento, desafiando la idea de que la definición de problemas a estudiar y la elaboración de teorías constituyan atributos exclusivos de quienes pertenecen a ámbitos académicos. La lógica colaborativa, como proponemos entenderla, busca potenciar lo existente, recuperar conocimientos disponibles, fortalecer desarrollos de innovación situados y construir soluciones específicas en función de esos conocimientos y saberes. En la práctica, ha implicado la búsqueda por generar instancias de reflexión conjunta desde las cuales el trabajo de campo más que como un espacio de observación y recolección de datos en sentido estricto se define como un ámbito dinámico de creación conceptual (Rappaport, 2007; Fernández Álvarez y Carenzo, 2012). En consecuencia, el vínculo que hemos establecido en el trabajo de campo parte de la idea de acompañamiento lo cual incluye nuestra participación en la formulación de “proyectos” a ser financiados por organismos públicos y/o ONGs, la elaboración de informes, la colaboración en espacios de formación o debate de las organizaciones o la dinamización de participación en instancias –más o menos periódicas- de reflexión colectiva donde se busca articular problemas derivados de la práctica cotidiana con los ejes y avances de la investigación. En este sentido, las instancias de extensión y transferencia que hemos venido desarrollando en articulación con estos proyectos de investigación lejos de ser pensados como separados constituyen una parte sustantiva de la dinámica que lleva adelante el equipo. La etnografía constituye una perspectiva que resulta particularmente productiva en dirección a construir formas colaborativas de investigación en tanto favorece el desarrollo de una mirada situada de los problemas atendiendo a la forma en que las personas con las que trabajamos definen lo que constituye en cada momento y contexto específico una cuestión relevante a interrogar o sobre la que intervenir. Sin embargo, desde nuestra experiencia entendemos que no existe una metodología universal desde la que poner en práctica este trabajo etnográfico colaborativo. Al contrario, resulta una dinámica de trabajo que puede pensarse más como un resultado que como un punto de partida, ya que requiere la construcción de vínculos de confianza, el establecimiento de acuerdos y negociaciones y una actitud de apertura hacia eventuales desplazamientos o reformulación de objetivos y líneas de acción previstas.En esta ponencia proponemos reflexionar acerca del proceso de puesta en marcha de proyectos de investigación colaborativa vinculados al fomento de prácticas de autoformación junto a organizaciones de trabajadores/as. Buscamos reconstruir el proceso a partir del cual se fueron construyendo y reformulando objetivos comunes y propuestas analíticas, modificando nuestra propia forma de entender la colaboración. Para esto, comenzamos por definir tres ejes de trabajo junto a las organizaciones, que pueden pensarse en relación a tres destinatarios diferenciados del trabajo realizado. Vale la pena aclarar, no obstante, que esta distinción tiene como objetivo sistematizar el recorrido realizado, para reflexionar acerca de los distintos aportes y desafíos que abre la etnografía colaborativa, aunque en la práctica, constituyen aspectos que no se encuentran escindidos y muchas veces un mismo proyecto o iniciativa combina distintos tipos de propósitos. Un primer eje refiere a la apuesta hacia la producción de datos propios que dimensionen -cuantitativa y cualitativamente- aspectos específicos de la situación en la que se encuentran las organizaciones de trabajadores/as a las que acompañamos con nuestra investigación: sus condiciones de trabajo y vida, problemáticas recurrentes, estrategias e iniciativas para superarlas. Este primer eje suele estar asociado a la necesidad de producir evidencias que legitimen las demandas y disputas de cada organización, de modo que los datos construidos muchas veces tienen como destinatario potencial las agencias estatales u otros organismos a los que se soliciten fondos, con los que se abran espacios de negociación o se generen distintos tipos de intervención. Un segundo eje apunta a las articulaciones entre la práctica colaborativa y el fortalecimiento de estrategias de autoformación de las organizaciones, a partir de la producción de distintos tipos de materiales pedagógicos. En este caso, la investigación colaborativa supone un trabajo sobre dinámicas y procesos internos a las organizaciones, incluyendo tanto la producción de materiales pensados para circular entre sus integrantes, como la planificación de instancias participativas de taller. Por último, el tercer eje sobre el que nos detendremos consiste en la producción de materiales (escritos, audiovisuales, de audio en formato podcast) que permitan abrir el diálogo por fuera de los límites de la academia y de las organizaciones, para apostar hacia la intervención en el debate público. Nos referimos en este punto a un tema que da lugar a interesantes desafíos y que involucra la relación entre la investigación y su difusión/divulgación. Particularmente, nos interesa resaltar los modos en que los tres ejes se encadenan y complementan entre sí a partir de la puesta en marcha de una lógica de co-diseño.En esta ponencia reconstruimos la dinámica de trabajo colaborativa que realizamos a partir de un conjunto de proyectos financiados en el marco de convocatorias definidas como de "extensión" que en el marco de la labor llevada adelante desde la perspectiva previamente señalada fueron desarrollados como parte sustantiva del proceso más amplio de investigación. El objetivo inicial de estos proyectos fue la generación de materiales de autoformación para las organizaciones, orientada a la la producción de herramientas que pudieran circular de manera horizontal y ser re-aplicadas en distintos contextos, saldando vacancias en las modalidades de formación/capacitación desarrolladas tanto por instituciones públicas como privadas. Para esto, priorizamos la generación de herramientas en formato audiovisual, señaladas por importante literatura previa como especialmente relevante para el desarrollo de experiencias colectivas de investigación (Leyva Solano, 2012: Kohler, 2010), como soporte y producto de la educación popular (Contreras, Donoso y Pinedas, 2005), forma de visibilizar luchas (Estrada Aguilar y Kohler, 2013) democratizar el saber (Leyva Solano 2009, Masson, 2009) o dispositivo para la activación de la memoria social emergente (Ferrandiz y Baer, 2008). Para los fines de esta ponencia, nos interesa destacar los modos en que el diálogo establecido a partir de los intercambios mantenidos junto a las organizaciones fue redefiniendo los objetivos inicialmente planteados, dando cuenta de los modos en que los espacios de formación y las reuniones mantenidas para planificar el co-diseño de herramientas audiovisuales funcionaron como espacios de interacción en los que proyectar nuevos horizontes de colaboración y nuevos usos para los materiales producidos. Una cuestión que surgió como recurrente en los distintos espacios donde realizamos nuestros trabajos, fue la preocupación por desarrollar estrategias que permitieran discutir imágenes estereotipadas y a menudo negativas que circulan frecuentemente en la opinión pública sobre los sectores populares organizados. Fuimos registrando que, a menudo, los integrantes de las organizaciones planteaban que ciertos “prejuicios” o “estigmatizaciones” que circulaban sobre ellos como “vagos”, “mafiosos”, “violentos”, etc, configuraban obstáculos a la hora de sostener y legitimar demandas e incluso para la realización misma de sus trabajos. Esto llevó a renovar objetivos y preguntas de investigación, a la vez que otorgar nuevos sentidos a los materiales audiovisuales, editándolos en formatos que trascendieron la finalidad de autoformación para para contribuir a los propósitos de difusión articulandose con estrategias ya disponibles dentro de las organizaciones.En este sentido, a modo de conclusión, proponemos reflexionar acerca de cómo, en las prácticas cotidianas de las organizaciones con las que trabajamos, los límites entre aquello que se produce “para la divulgación” hacia afuera y el desarrollo de dispositivos pedagógicos para la formación interna, se tornan difusos. Sostendremos que el desarrollo de prácticas formativas resulta un eje central que recorre distintas prácticas de las organizaciones con que trabajamos, trascendiendo espacios específicamente pensados para tal fin (capacitaciones, talleres, etc) y haciéndose presente incluso en iniciativas que buscan disputar discursos públicos e intervenir en debates sociales más amplios.