PERSONAL DE APOYO
COHEN Maria lorena
congresos y reuniones científicas
Título:
Huaca, sol y ofrendas en el camino. Paisaje sagrado en Paicuqui, Antofagasta de la Sierra
Autor/es:
MARTEL, ALVARO; COHEN, M. LORENA; PUENTE, VERONICA; PONCE, N. A.
Lugar:
San Fernando del Valle de Catamarca
Reunión:
Jornada; 1 Jornadas de Arqueología de Antofagasta de la Sierra; 2023
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Catamarca
Resumen:
La Peña del Medio es una formación rocosa de 30 metros de altura, ubicada en la terraza alta del río Punilla, en la localidad de Paicuqui. En trabajos anteriores interpretamos que conformaba un Tinku (encuentro) de aguas, caminos y gente, y un Taypi (centro) ceremonial que integraba a las entidades sagradas en el período Tardío-Inka. En la cumbre se celebraron rituales en los que ciertos elementos arquitectónicos marcaron posiciones corporales y de visibilidad en dirección a los cerros, las quebradas de los ríos y la salida solar en los solsticios y equinoccios. También se pedía lluvia arrojando vasijas con líquido desde la cima. Por otro lado, un afloramiento de pigmentos minerales de variedad de colores en su base, aportaba a la valoración socialde esta peña. En este trabajo presentamos e integramos nuevas evidencias que permiten proponer a la Peña del Medio como una entidad sagrada. En primer lugar, detectamos que desde el felino bicéfalo grabado sobre el farallón norte de la Peña del Abrita, contigua a la Peña del Medio, se pudo ver al sol salir desde la cima de la Peña del Medio, durante el solsticio de invierno. Esta interpretación retrotrae al período Medio el vínculo solar de este lugar. Además, otras relaciones visuales desde este espacio enfatizan la ancestralidad y la noción de tinku, como la visibilidad del punto de unión de los ríos Curuto y Punilla frente al felino, y también las oquedades al pie de la Peña del Medio, con pisos preparados con arcilla y contextos que remiten a espacios de ofrendas o tumbas, posiblemente de cronología formativa, en función de los tipos cerámicos.Otro nuevo hallazgo se dio en la planicie este de la peña, frente a los senderos originados posiblemente por caravanas de llamas o arriería. Allí, registramos varias decenas de pequeñas cuentas de minerales verdes y algunos fragmentos sin formatización, distribuidos frente al sector del farallón con un grabado de camélido de una cronología de 3500 AP aproximadamente. Hacia el este, a menos de 50 metros cruzando el río Curuto (hoy subterráneo) se encuentra un conjunto de senderos con forma de rastrillada, de posible origen caravanero y arriero. Proponemos que quienes viajaban por aquella ruta se desviaban a depositar estos minerales al pie de la peña, como parte de prácticas ofrendatorias hacia la peña, en su carácter de entidad sagrada.Respecto a la cumbre de esta peña, especíxcamente a las dos piedras paradas que funcionaron como “puerta del sol” en el solsticio de invierno y como demarcadores de los ríos Punilla y Curuto, detectamos que en el juego de luz y sombra generado por la forma natural de la parte superior de ambas superxcies rocosas, se percibe la imagen de rostros semejantes a los búhos o lechuzas. Éstos orientan su vista hacia la salida del sol, las quebradas de los ríos y las vías de ingreso hacia Paicuqui por el norte. ¿Acaso las piedras encarnaban algo más que la función de enmarcar la salida solar? ¿Pudieron, además, constituirse ellas mismas como entidades vivas identixcadas con las mencionadas aves? La articulación de estos nuevos hallazgos con las interpretaciones previas, amplían las posibilidades de comprender a este paisaje particular en relación con las formas de sentir, pensar y habitar el mundo andino. Los datos nos permiten avanzar en una nueva mirada hacia esta peña que la muestra como entidad viva, una huaca, desde mediados del primer milenio.