INVESTIGADORES
COSTA Flavia Gisela
artículos
Título:
Felices incomprensiones
Autor/es:
COSTA, FLAVIA
Revista:
Artefacto. Pensamientos sobre la técnica
Editorial:
Artefacto
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2004 p. 44 - 49
ISSN:
0328-9249
Resumen:
En el año 2000, la editorial Laterza publicó en Italia el libro "Pensare la tecnica. Un secolo di incomprensioni" (Pensar la técnica. Un siglo de incomprensiones), de la historiadora Michela Nacci. La hipótesis axial de la autora es que el siglo XX ha estado marcado por un particularísimo interés en el “problema de la técnica”. A lo largo de 350 páginas, Nacci recorre un amplio espectro de nombres --de “Martin Heidegger a Pierre Lévy, de H. G. Wells a Lewis Mumford, de Hannah Arendt a Donna Haraway”, según su propia enumeración-- para demostrar que durante todo el siglo pasado los intelectuales, ya fueran periodistas, narradores, filósofos profesionales o polígrafos generalistas, han querido ver en la técnica el tema-objeto-acontecimiento clave de su época. ¿Qué veían allí, o mejor dicho, qué buscaban en ella con tanto interés?, se pregunta Nacci. "Se podría decir --responde-- que todos buscaban una esencia: de todas las técnicas existentes ellos han hecho la técnica, anulando las diferencias entre una y otra, entre tipos de técnicas diversas que se han sucedido a lo largo de la historia". Una esencia que Nacci denuncia como una mitología y que se propone desmitificar mediante (a) la sospecha militante respecto de cualquier "ontología de la técnica" y (b) la interrogación respecto de cómo construir un ideal (post)humanístico capaz de no demonizar la técnica y, en cambio, colocarse a la altura de las nuevas posibilidades de las que hoy la humanidad dispone. Más allá del resultado de ese intento desmitificador, uno de los méritos del trabajo de Nacci es que obliga a repensar ciertos tópicos que se han vuelto cliché en la filosofía de la técnica: desde la oposición entre técnica y cultura o civilización hasta la supuesta “neutralidad” de los objetos técnicos. Los textos de Carl Mitcham, Cornelius Castoriadis y Lucien Sfez que se publican aquí obedecen saludablemente, cada uno a su modo, al espíritu de ´incomprensión´ del que habla Nacci. Incomprenden, desde ya, las diferencias entre técnicas "duras" y "blandas", por poner un caso sencillo. Pero también se empeñan en persistir en una senda que la voluntad desconstruccionista descarta, contra el sentido común y la evidencia más inmediata: la idea de que la técnica no es mera proliferación heteróclita de útiles, objetos, herramientas y metodologías sino una entera dimensión de lo humano y es en tanto tal que constituye un tema, un legítimo objeto del pensar.