Las experiencias de la Naturaleza amante en algunos exponentes de las literaturas vernaculas de la edad media (siglos XII y XIII)

AMOR, LIDIA

Olivar. Revista de Literatura y Cultura Espanola

FaHCE-UNLP

Lugar: La Plata; Año: 2016 vol. 17 p. 10 - 25

1852-4478

Entre losmúltiples sentidos que encierra la idea de Naturaleza, el pensamiento medievaldestacó al menos dos: potencia que compartía con la divinidad su capacidadgenerativa, por un lado, y casta ancillaen cuyo cuerpo el hombre leía la acción creadora de Dios, por el otro. Dossignificaciones que, en su vastedad, señalaban una comunión entre el cosmos ysu Hacedor.Pero si la filosofíamedieval forjó una nítida y racional imagen de la Naturaleza, la poesía enlengua vernácula dotó a sus componentes y espacios de una significación que exteriorizabala búsqueda de senderos expresivos propios y más genuinos, a través de loscuales comunicar la sensibilidad humana. En esta exploración sensorial yemotiva, las representaciones del vergel o del jardín o del bosque y lapresencia de aves, flores y árboles poseían especial relevancia, puesto que auspiciabanel nacimiento del gran sentimiento medieval: el amor. En estecontexto de interrelaciones, tres relatos franceses de los siglos XII y XIII, Tristan et Iseut de Béroul, Cligèsde Chrétien de Troyes y el Roman de laRose de Guillaume de Lorris invitan a reflexionar acerca de los vínculosque los amantes entablan con un locusnatural específico. En efecto, en dichas narraciones la Naturaleza dilata supropia esencia y traduce, en su armonía o en su disonancia, en su belleza ofealdad, las distintas sensaciones que el goce amoroso suscita. Se estableceasí una afinidad entre los amantes y la Naturaleza en la que esta se apropia delas sensaciones de placer, angustia o dolor que aquellos experimentan, y se transforma,de este modo, en el significante de un significado que la lengua no puede aun enunciar;deviene la metáfora de una subjetividad naciente que todavía busca sus voces.