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Como parte de las actividades de investigación que desarrolla el Proyecto de Conservación Cóndor Andino (PCCA) en la Patagonia Argentina, se trabajó en la recuperación y rehabilitación -dentro de las posibilidades existentes- de rapaces que llegaron ya sea derivadas por la Administración de Parques Nacionales, la Dirección de Fauna de la Provincia o por particulares. Este rol se cumple principalmente debido a la inexistencia de Centros de Rehabilitación en la Patagonia cordillerana. En esta zona no existe, por el momento, institución con la capacidad de manejo y mantenimiento de estos animales. Por ello, la base de campo que utilizó -durante más de tres años- el PCCA en Patagonia, la Secc. de Guardaparques La Lipela, en el Parque Nacional Nahuel Huapi, debió funcionar en repetidas ocasiones como un centro de rehabilitación. En el último semestre se ha recibido a un Cóndor Andino (Vultur gryphus) y un Águila Mora (Geranoaetus melanoleucus) con posibilidades de ser rehabilitados. El caso del cóndor se trató de una hembra adulta, joven, que cayó en una trampa para zorros, la que le fracturó la primer falange del segundo dedo de la pata derecha, provocándole una osteomielitis. Este cuadro clínico se vio desmejorado por permanecer, durante un mes y medio aproximadamente, en posesión de la persona que había colocado la trampa, quién además le cortó la casi totalidad de las plumas primarias y secundarias de ambas alas. Además, en estudios posteriores se detectó que el animal poseía en su tracto digestivo una bala calibre 22, la que habría sido consumida a través de la ingestión de algún cadáver con esta bala en su interior. En el caso del águila se trató de un juvenil de aproximadamente 3 a 5 años que fue atropellada por un vehículo en una ruta, sufriendo una lesión en la zona del cóxis y otros traumatismos menores. Estos dos casos son ejemplificadores de algunos de los peligros que corren hoy en día las rapaces (y otros animales) en nuestro país. Los datos de animales afectados no han sido registrados sistemáticamente, pero cuentan con altas frecuencias de aparición. Por ello, existe una inminente necesidad de buscar solución desde distintos ámbitos. Por un lado, la educación cumple una función categórica que produce una disminución en la aparición de individuos muertos por balas, cebos tóxicos e inclusive en la colocación de trampas y en los recaudos a tomar en las rutas donde uno puede encontrarse con animales (generalmente cruzándolas o alimentándose en ellas). Además, a través de la educación se podría haber evitado que la persona que capturó al cóndor lo tuviese en su posesión durante ese mes y medio, y posiblemente él no le hubiera cortado las plumas, ya que su blanco eran los zorros y no el cóndor. Pero, por otro lado, es importante dar lugar físico a los animales que hoy en día aparecen lastimados y este no debería ser un hogar ocasional, como sucede generalmente. Con este fin los zoológicos pueden aportar herramientas fundamentales como son sus profesionales con amplia experiencia en el manejo de fauna silvestre, su capacidad veterinaria, sus espacios (aunque se sabe que cada día son más escasos), etc. Para el caso puntual del águila nombrada, se logró rehabilitarla en menos de dos meses de trabajo con la colaboración de veterinarios de Bariloche. Luego de este período, se procedió a realizar su marcado (con anillo del Instituto Lillo) y liberación en la misma zona donde fue atropellada pero alejándola de la ruta y en un lugar que reunía excelentes condiciones para ser utilizado de acuerdo a la experiencia personal y a la bibliografía. En el reciente caso no hizo falta la intervención del zoológico, pero en la rehabilitación del cóndor, luego de dos meses de mejoría, esta hembra dejó de alimentarse por más de una semana, sólo ingiriendo en una ocasión 0.5 kg. de carne que luego fue regurgitada intacta. Por ello, se decidió el envío al Zoológico de Bs. As. dónde se encuentra la base de operaciones del PCCA y existe un hospital veterinario y recintos como para el delicado manejo de este animal. A pesar de todos los esfuerzos llevados a cabo, este cóndor no logró reponerse y murió 22 días más tarde. Más allá del lamentable final, este animal contó con una asistencia mucho más adecuada que si hubiese permanecido en un recinto de rehabilitación ocasional, con una asistencia veterinaria esporádica, donde seguramente hubiese muerto mucho antes. Con este individuo, entre otros estudios, se comenzó un registro de la tasa de recambio del plumaje ya que le faltaban la casi totalidad de las remeras primarias y secundarias. De aquí, se denota la utilidad que pueden presentar estos ejemplares en rehabilitación, desde el punto de vista de la investigación, aportando información a veces inédita. Además de esta función fundamental de los zoológicos, la recepción de individuos no rehabilitables -dentro de las capacidades de los mismos- podría cumplir un rol destacado ya que se las puede aprovechar para programas educativos. Estos programas poseen un efecto categórico por su realismo, ya que muestran a los animales con sus problemas y los motivos que hicieron que no estén más en su ambiente (la caza indiscriminada, las rutas, las trampas, el mascotismo, etc.), motivos que en todos los casos son de origen antrópico. En este orden, la Fundación Bioandina Argentina (FBA) en conjunto con el Zoológico de Bs. As. llevan a cabo un Programa de Rehabilitación de Rapaces dentro del zoológico, el que cuenta con un accionar fuertemente educativo. Para resolver el problema en la Patagonia, se está proyectando la creación de un centro de Rehabilitación de Fauna en la zona de Bariloche, entre la FBA y otros organismos gubernamentales y no gubernamentales de dicha localidad.

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