INVESTIGADORES
MUZLERA KLAPPENBACH jose Alberto
artículos
Título:
Discursos del poder y representaciones sociales en el agro latinoamericano contemporáneo
Autor/es:
MUZLERA, JOSÉ; LÓPEZ CASTRO, NATALIA
Revista:
Estudios Rurales
Editorial:
UNQ
Referencias:
Lugar: Bernal; Año: 2017 vol. 17
ISSN:
2250-4001
Resumen:
El poder no es un elemento dado y preexistente sino una relación social asimétrica constituida por dos partes, una que ejerce la autoridad y otra que obedece. El poder, decía Michel Foucault (1999) se ejerce haciéndose invisiblepero se impone a aquellos a quienes somete. No actúa por represión sino por normalización produciendo sujetos, discursos y verdades. El sujeto, parafraseando a ?i?eken una de sus citas a Lacan, más que víctima, va a erigirse en cómplice de esta construcción del poder a través del saber y su expresión discursiva, goza con él (?i?ek, 2008 [1989]). El discurso, de este modo, ?no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual, se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse? (Foulcault, 1992, p.6) y que, paradójicamente, al mismo tiempo, oculta los mecanismos de cómo las luchas por el poder se generan. Y es a través del discurso donde el poder se reproduce generando representaciones sociales (Palmer, 1989; Van Dijk, 1999).Estas representaciones son imágenes que cualquier persona de una comunidad posee sobre una cosa u evento e incluye valores y constituye creencias siendo la base del significado que adquiere cada nuevo estímulo relacionado con esa cosa, evento o acción (Ratier, 2010).Entorno a estos tres conceptos: discurso, poder y representaciones socialesse conforma el presente monográfico fruto de la mesa de discusión ?Representaciones y discursos sobre estatus, poder y posición en los espacios rurales agrarios? presentada en las ?XIV Jornadas Nacionales y VI Internacionales de Investigación y Debate: Discursos y representaciones sobre el mundo rural latinoamericano de los siglos XX y XXI?. Los trabajos que aquí se presentan son: De la Revolución Verde a los OGM. El proceso agroalimentario pampeano (1957-1996) de Luis Blacha;Propuestas y políticas públicas en el desarrollo rural pampeano (1955-1966) de Maximiliano IvickasMagallán;Los agronegocios aterrizan en la escuela: análisis de las estrategias educativas de AAPRESID y AACREA de María Dolores Liaudat;Clarín Rural 2016. Alentando el darwinismo social en el agro argentino de José Muzlera;Falacias de suma cero en las lógicas del despojo. La continua representación de ?lo indígena? y ?lo rural? como oposición a la ideología desarrollista en Ecuador y Bolivia de Rocío Pérez Gañan; y El Anhelo del Oro Verde: El sistema Barbacuá en la industria de la yerba mate, Misiones 1970- 2014 de Lisandro Rodríguez.Aunque en un principio, los enfoques y miradas hacia las representaciones delo rural y el agro pueden llegar a parecer lejanas (revolución verde, políticas públicas para el desarrollo rural, instituciones educativas, medios de masas, indígenas y ruralidad en Ecuador y Bolivia y en un área central yerbatera de misiones) cuando nos acercamos y profundizamos en las dinámicas, procesos, sujetos y actores/as de cada una de estas específicas realidades puede observarse que las imágenes y discursos que se generan no distan tanto como podría haber parecido en un primer momento. En una primera aproximación, todas las propuestas visibilizan cómo el Estado brilla con su ausencia o su presencia. El mito de la ausencia del Estado (Serje, 2012) es señalado repetidas veces a los largo del desarrollo de los textos, un Estado que genera un fuerte impacto por su no intromisión, o no gestión, o no regulación, o mala gestión, no siendo garante, la mayor parte de las veces de las poblaciones menos favorecidas.Los trabajos comparten, asimismo, procesos históricos de modernización y desarrollo con sus particularidades, pero paralelos en las que sus respectivas ?revoluciones verdes? y ?tecnologización? son hitos que se erigen como diferenciadores de un antes y un después del campo tanto en Argentina como en Ecuador y Bolivia. De una pre-modernidad a una modernidad, con lo que un cambio de paradigma de esta envergadura conlleva. En todos los trabajos puede apreciarse esta idea de desarrollo muy unida a la producción, al poder, y al conocimiento (tecnológico, especialmente). Este pack va a definir unas representaciones sobre quiénes son los ganadores (dicho con toda la intención, ya que las mujeres sigue siendo una asignatura pendiente en el agro) y, por ausencia del mismo, a los que no lo son. Sin olvidar mencionar a aquellos que tratan de adquirir estos paquetes ganadores y se quedan o se transforman en el intento. Producción, poder y conocimiento (tecnológico) es un pack que se va a presentar como la identidad objetiva del agro aunque la neutralidad que ostenta queda adscrita a una ?geopolítica del pensamiento? determinada en un espacio ?geo-temporal? definido (Palenzuela, 2009) y un aparato de conocimiento-poder (Ferguson, 1990) de matriz colonial ?colonialidad del saber? (Castro-Gómez yGrosfoguel, 2007) que revela un discurso en el que la organización de la producción es simultánea a la del conocimiento y del poder. De este modo, Tal como Ferguson (1990) lo formuló, cartografiar el aparato de conocimiento-poder visibilizó a aquéllos que ?llevaban a cabo el desarrollo? y su papel como productores de cultura (Escobar, 1997, p.503).Un desarrollo, que no se discute, se implementa, y una producción de cultura que permea las distintas capas de la sociedad haciéndolas partícipes en tácito consenso de este aparato de conocimiento-poder-producción. Discursos desarrollistas en un agro donde no se pone en cuestión realmente la acumulación capitalista sino que va incorporando conceptos sociales, ecológicos y de valores al crecimiento económico. (Latouche, 2007, p. 25). Un discurso en relación a ganadores y perdedores en el agro que se erige ya ideológico en el sentido que se vive como una realidad (por encima de unas realidades), que invisibiliza aquello que no le interesa, como señalan Domínguez y Caria (2014), que genera un ?consenso activo? que se adecúa a los intereses de los distintos grupos sociales a través del despliegue de estrategias convenientes para cada uno que van desde la formación en los centros educativos, a políticas asistencialistas a poblaciones en los márgenes como a apoyo directo a grandes explotaciones agroindustriales mediante la reducción o eliminación de tasas, desregulación sobre pesticidas, etc.De una forma más específica, en los trabajos de Blacha, IvickasMagallán, Peréz Gañan y Rodríguez, el poder y los diversos modos en que éste impacta en el agro y sus sujetos es eje sobre el que pivotean y dialogan entre sí. En los textos de Pérez Gañan y de IvickasMagallán,el sujeto que ejerce la autoridad es el Estado. En el caso del trabajo de Blacha, si bien el estado aparece como un actor trascendente, con una perspectiva foucaultianose centra en el análisis de las relaciones entre biopoder (encarnado en el Estado y grandes agentes privados) y el saber como resorte de este.Rodríguez, sin embargo, centra su análisis en los actores más desfavorecidos, los productores yerbateros, siendo muy presente la ausencia/presencia del Estado en las dinámicas y procesos en los que éstos se ven inmersos. En estos cuatro trabajos, la noción de territorio es esencial. Tanto en el deBlacha como el de Pérez Gañan se explicita la importancia de la consideración del mismo; sobre todo Luis Blacha se refiere permanentemente a élmostrando como la arquitectura del poder se expande de los ámbitos edilicios a escala territorial permitiendo complejizar su injerencia en el mundo rural, de este modo, gubernamentalidad y biopoder se conjugan como parte de un proceso de modernización.En el trabajo de IvickasMagallánsi bien no se menciona explícitamente se lo refiere como espacio multidimensional que incluye aspectos geográficos, históricos, institucionales, organizacionales, tecnológicos y culturales. Para Rodríguez la adscripción de los yerbateros con el territorio es parte de la identidad de los mismos.La noción de representación social, otro punto de dialogo entre estos trabajos, tiene un carácter doble, por un lado como forma de conocimiento y por el otro como una representación social, imagen, de la realidad (Banchs, 1996, p. 27). Las representaciones sociales, surgen cuando prevalece el sentido común y los individuos no lo construyen al margen de su contexto social. Las representaciones sociales son un sistema de valores, ideas y prácticas que por un lado establecen un orden para que el individuo entienda el mundo y se desenvuelva en él. Simultáneamente, hacen posible la comunicación entre los individuos facilitándoles un código para nombrar y clasificar distintos aspectos de su mundo y su propia historia (Moñivas, 1994;Raiter, 2010). Está noción es central en los trabajos de Pérez Gañán y de IvickasMagallán. Pérez Gañán trabaja la representación acerca de lo es lo indígena y lo rural desde el Estado en Bolivia y Ecuador. La autora interroga qué indígenas y a partir de qué prácticas son representados como atrasados o faltos de desarrollo y conocimiento. Y cómo, a partir de esto, se lo des-indigenizan para ser compatibles y funcionales con las políticas pro desarrollo que plantean las políticas de Estado. Dice Pérez Gañán:?[?] el desarrollo como un discurso institucionalizado y profesionalizado ha conformado unas representaciones sobre la identidad que inviabiliza las realidades diarias de unas interrelaciones complejas, organizado en categorías definidas estas identidades?. A lo largo del desarrollo del trabajo la autora nos muestra como estos imaginarios (re)construidos van a generar una serie de significados y percepciones de lo indígena indisolublemente unido a una ruralidad ?atrasada? que, en la mayoría de los casos, entran en conflicto con las necesidades del sector privado y/o estatal y con sus conceptos de desarrollo. La reconstrucción de lo indígena se re construye y revaloriza tomando sólo algunos aspectos que son funcionales a los proceso de acumulación capitalista. Aquellos que no aceptan o no pueden sumarse a este proceso son etiquetados de atrasados, estigmatizados y confrontados o al menos deslegitimados en sus necesidades. Rocío dice que:?Paradójicamente, en Ecuador y Bolivia, con sus respectivos gobiernos plurinacionales y multiculturales, ser indígena es, al mismo tiempo, una opción de futuro y un estorbo del pasado. Es decir, coexisten narrativas que presentan las cosmovisiones y formas de vida indígenas, por un lado, como alternativas sustentables a los modelos capitalistas y, por otro, como atraso a las formas de avance (capitalistas) que se siguen implementando?.Así y todo, esta paradoja presentaría una suerte de paso adelante al caso argentino en la consideración hacia el otro diferente. En el caso argentino las cosmovisiones de lo chacarero (ya que lo indígena y lo campesino ni siquiera existe en la región pampeana) son de un sujeto atrasado que debe modernizarse y si no lo hace es por bruto o por vago. En ningún discurso o política oficial se contempla la opción de diferencias culturales.Esto puede observarse en el trabajo de Rodríguezquien sitúa el eje en el escenario yerbatero de las últimas décadas y en el desarrollo de procesos históricos estructuralesque se inaugura con la desregulación estatal, donde la ?ausencia? del estado, o la presencia por omisión ilustra con mayor claridad la brecha entre los distintos sujetos sociales agrarios que conforman esta región. La propuesta de este trabajo es dar cuenta de estos acontecimientos, considerando las estrategias implementadas por los pequeños productores (particularmente de la zona centro de la provincia) para resistir y lograr su reproducción social. Para este propósito se ponderan ?emprendimientos alternativos? a la tradicionales formas de asociación (como las cooperativas clásicas) o resistencia (como los paros y movilizaciones) con la premisa de estudiar otras aristas en el entramado socio- productivo que tiene a la yerba mate como cultivo preponderante. En este sentido, el secadero en sistema barbacuá representa un eslabón loable a ser considerado en la dinámica agraria misionera.El autor señala que a pesar de las recurrentes crisis del sector, la difusión del cultivo de la yerba mate sigue siendo muy importante. En la región yerbatera existen alrededor de 17.444 explotaciones, sin embargo, los márgenes de participación del sector de productores familiares y el marco institucional previsto para la negociación sobre las condiciones de producción y distribución de los ingresos de la yerba mate son muy asimétricos:el 76% de los productores tienen menos de 10 hectáreas cultivadas, ocupando el 52% de la superficie. En tanto el 24% restante tiene más de 10 hectáreas poseyendo el 48% del área. Según Rodríguez, los cambios en la estructura socio- productiva que se consolidan a partir de la supresión de la Comisión Reguladora de Yerba Mate en 1991 agudizaron los problemas que debían enfrentar los productores, particularmente los de menores recursos. Así, la concentración y el aumento de la brecha entre pequeños y grandes yerbateros es el reflejo de las medidas implementadas, un claro ejemplo de la ausencia (presencia) del Estado señalado anteriormente que ve a estos productores como ineficientes en la producción de la yerba mate, y no susceptibles de der desarrollados a través de políticas públicas.También las representaciones de atraso y desarrollo atraviesan todo el trabajo de IvickasMagallán. Él describe y analiza cómo fueron las políticas estatales para desarrollar el sector agrario, modernizarlo aumentando su productividad y eficiencia. A diferencia del trabajo de Pérez Gañán, en el de este autor lo central son las acciones estatales, por medio del INTA, para solucionar problemática del atraso y no los mecanismos estatales por medio de los cuales se reconstruye esa representación. El foco, está puesto en cómo acciona esa representación social de lo atrasado en el Estado. En el texto deIvickasMagallánse analizan las políticas públicas orientadas a promocionar el uso de fertilizantes y difundir el manejo adecuado de suelos en la región pampeana entre 1955 y 1966; en un contexto de mecanización de las labores productivas, tecnificación de las explotaciones y administración racional y eficiente de la empresa agropecuaria. El autor circunscribe su análisis al rol del Estado en la formulación de políticas públicas y describe cómo se va construyendo un nuevo paradigma socio-productivo. La hipótesis que se trabaja es que el Estado tuvo en ese período un rol protagónico para sentar las bases de lo que en los años 70 sería conocido como el ?desdoblamiento? del sujeto agrario; donde el manejo de suelos y el uso de fertilizantes forman parte de uno de sus pilares.En los textos de Liaudat y de Muzlera, las representaciones, los discursos y el poder se reproducen en dos espaciosde intelectualidad fuera del territorio físico del agro (aunque como parte indisoluble del biopoder puesto en escena): las instituciones educativas y los medios masivo de comunicación, respectivamente. Son en estos espacios de intelectualidad donde los discursos y representaciones acaban deviniendo en una ideología construida a partir de ser nombrados, definidos y significadosincluso fuera del propio espacio, lejos del territorio, mientras se legitima simultáneamente, por este carácter educacional el imaginario ideológico que se va construyendo. Del mismo modo, al reflejar toda esta creación cultural en las normativas del Estado, la legitimación es doble, ya que a este capital cultural se le añade el capital de uno de los campos más legitimadores: el legal (Bourdieu, 1993).La intención de Liaudates visibilizar los espacios educativos como espacios clave para transformar las representaciones que los sujetos tienen sobre el agro. Desde una perspectiva teórico-metodológica que articula los aportes del intelectual italiano Antonio Gramsci y a través del Análisis Crítico del Discurso la autora trata de comprender las formas de construcción de hegemonía de los agronegocios a través de las estrategias educativas y discursivas.El estudio parte de la concepción gramsciana de hegemonía como la fusión total de objetivos económicos y políticos y la unidad intelectual y moral a través de la ideología de la idea de que ?La hegemonía tiende a construir un bloque histórico, o sea, a realizar una unidad de fuerzas sociales y políticas diferentes y a mantenerlo unido a través de una determinada concepción del mundo? (Gruppi, 1978). Al ser la escuela la base de la estructura ideológica del bloque histórico ya que tiene una gran capacidad de influir sobre las representaciones y los discursos que asumen las clases subalternas y auxiliares, es decir sobre el sentido común. La autora aborda la enseñanza de los agronegocios a la escuela a partir del estudio de las estrategias educativas de dos las entidades que representan a los principales ?ganadores? de este modelo agrario: AAPRESID y AACREA y analiza las principales características de sus programas educativos (EduCREA y Aula AAPRESID) prestando especial atención a los discursos que divulgan.Liaudat ratifica lo observado en estudios anteriores y señala cómo los programas educativos impartidos por AAPRESID y AACREA confluyen discursivamente en torno a cinco núcleos conceptuales que difunden en sus publicaciones y congresos: 1) una visión sobre la sociedad, el individuo y la tecnología vinculadas a los conceptos de sociedad del conocimiento, paradigma tecnológico y empowerment; 2) la justificación moral de la actividad agropecuaria a partir de la insistencia en el problema del hambre en el mundo; 3) la concepción de la naturaleza como capital y la defensa del ?desarrollo sustentable? como mecanismo de legitimación; 4) una mirada sobre la relación estado-empresa-sociedad civil vinculada a los conceptos de empresarios innovadores, desarrollo local y responsabilidad social empresarial; y 5) un modelo de desarrollo de la nación vinculado a una perspectiva histórica de tinte liberal, de largo aliento en nuestro país (Liaudat, 2015).Muzlera, por su parte, explora las representaciones sociales del suplemento rural del diario Clarín sobre el agro argentino y sus actores durante el año 2016. Partiendo del supuesto que el lenguaje reproducido genera un efecto ideológico y que los discursos tienen un poder según la jerarquía que ocupan en la relación social que implica al acto comunicativo. La aproximación a estas representaciones sobre el ser y el deber ser de ?el campo argentino?, entendiéndola como categoría nativa y polisémica. El autor plantea que este suplemento rural de Clarín (con una tirada de 55.000 ejemplares, más lo que se puede leer en internet), colabora con la construcción de una representación social que contiene la noción de que el fracaso o éxito productivo derivan de una responsabilidad individual de cada productor, excepto cuando desde el Estado se interviene distorsionando el mercado provocando así desaliento y dificultades para los emprendedores eficientes y honestos quitándoles no sólo ingresos legítimos sino la posibilidad de seguir invirtiendo en beneficios propio y de la sociedad argentina en su conjunto.Así, la representación social que Clarín rural construye acerca del sector agrario argentino es la de un sector que no sólo posee el potencial si no también la misión de salvar al país de sus problemas económicos y sociales. Son los hombres del campo una especie de héroes que pueden con su trabajo, su profesionalismo y su esfuerzo producir alimentos y biocombustibles para satisfacer la demanda interna y para exportar grandes cantidades que repercutirían en divisas para todos los argentinos. Sólo necesitan para lograr su objetivo que no se interfiera en su misión mediante políticas distorsivas transfiriendo ingresos a sectores ineficientes (y abalando esta ineptitud no los estimula a reconvertirse) y generando enclaves de corrupción.Este rol social adjudicado al agro, en sus análisis ?técnicos?, se da como consecuencia de la libertad productiva.En general, a lo largo del texto puede apreciarse el papel imprescindible que se debe otorgar al manejo de lo simbólico desde el poder que se ejerce en los medios. Extrapolando las ideas de Balandier (1994) podemos señalar que aparece una ?triada? que lo regirá todo: ?información, comunicación y técnica? (Balandier, 1994). Es a esta trinidad a la que se le debe atribuir lo que el poder ha recibido de la trascendencia, de lo sagrado y de la historia. Estaríamos hablando de cómo lo mediático anula a lo cultural y del abandono de la gestión de los problemas en manos de ?especialistas? (del Estado o privados) a quienes se encarga la solución técnica de los problemas.De este modo, en cada uno de los seis trabajos que componen este monográfico se profundiza, desde realidades concretas, en los procesos históricosy su compleja interrelación con los conceptos articuladores de los textos aquípresentados: discurso, poder y representaciones. Así, se observan, se analizan y se interrelacionan en un intento de aproximación a los elementos comunes que Estado, biopoder y representaciones conforman en los heterogéneos agros latinoamericanos de una forma crítica, como herramientas que colaboran,simultáneamente,en la construcción de un cuerpo de conocimiento específico y enla visibilización de procesos sociales frecuentemente relegados o ignorados.