CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

En los últimos años ha aumentado considerablemente el número de caballos que compiten en lugares distantes a donde viven y son entrenados, y de esta forma deben enfrentar durante la competición condiciones climáticas diferentes a las que están habituados. Estos desplazamientos se producen mayormente en el hemisferio norte, y durante períodos no estivales, dado que el verano tiene escasas competiciones ecuestres de importancia. Sin embargo hay destinos donde todo el año resulta desafiante en términos climáticos como las regiones tropicales o en medio oriente, y también existen eventos deportivos de inalterable fecha como son los juegos olímpicos. En tales condiciones, los caballos no aclimatados incurren en fatiga aguda, se encuentran extremadamente susceptibles a lesiones, y con frecuencia incurren en patologías relacionadas a la eliminación de calor y derivadas de niveles elevados de deshidratación y desbalances electrolíticos debido a la incapacidad de compensar las importantes pérdidas de agua y iones a través de la sudoración. A pesar de que ningún animal se encuentra inmune a estas condiciones, la falta de aclimatación incrementa considerablemente la incidencia de estas patologías (Geor et al, 1985; Marlin et al, 1990). Antes de incurrir en situaciones clínicas, los equinos atletas no aclimatados experimentan una merma en el rendimiento físico debido la pérdida de peso y potencia muscular, y adicionalmente pérdida de la capacidad para mantener la concentración, de acuerdo a comentarios de entrenadores de CCE y adiestramiento. La incidencia sobre el rendimiento depende fundamentalmente de las características energéticas del deporte, siendo mas perjudicados aquellos deportes donde los requerimientos de energía aeróbia es mayor en términos absolutos (enduro y CCE), en detrimento de los deportes fundamentalmente anaeróbios (salto y adiestramiento) (Taylor 1986).

enviar mensaje