INVESTIGADORES
ALBERTI jimena
congresos y reuniones científicas
Título:
Primeros resultados de las investigaciones arqueológicas en el área del Complejo Islote Lobos, costa oeste del golfo San Matías (Río Negro)
Autor/es:
BORELLA, FLORENCIA; CARDILLO, MARCELO; SCARTASCINI, FEDERICO; ALBERTI, JIMENA; STEFFAN, PAMELA; FAVIER DUBOIS, CRISTIAN
Lugar:
Tucumán
Reunión:
Congreso; XIX Congreso Nacional de Arqueología Argentina; 2016
Resumen:
El área de estudio se caracteriza por presentar una serie de islas e islotes que le dan una fisonomía particular a este sector de la costa oeste del golfo San Matías (Río Negro). Se trata de afloramientos graníticos constituidos por una prolongación de la Sierra Grande que irrumpe en la costa, lugar donde actualmente se congregan para reproducirse aves marinas (p. ej. pingüinos de Magallanes) y otáridos (Otaria flavescens).  En este litoral existen escasos mantos eólicos y playas arenosas formadas principalmente en los pequeños estuarios de las desembocaduras de  arroyos; se observan asimismo extensas plataformas litorales rocosas que poseen  un amplio sector abiótico superior (Favier Dubois y Borella 2011). Sobre la base de nuestros estudios distribucionales realizados inicialmente en el área obtuvimos una caracterización preliminar del registro superficial (ver Manzi et al. 2011). A partir de ello se excavó un primer sondeo en el año 2008 en  el que se obtuvo una cronología de ca. 2410 años AP sobre carbón (Cañadón del Puma sondeo 1), relativamente similar a la que se había obtenido en el Islote La Pastosa, producto del rescate de restos humanos recuperados en superficie (Favier Dubois et al. 2007). Esta aproximación temporal inicial, sumada a las particularidades geográficas del área y a la potencial disponibilidad de recursos para la subsistencia, nos llevó a explorar cuál habría sido el papel que jugó este sector de la costa oeste del golfo para las poblaciones humanas que ocuparon el área durante el Holoceno tardío (ver Borella et al. 2015). En el año 2012 comenzamos los trabajos de excavación en forma intensiva en la costa oeste en general (ver Borella et al. 2015), y particularmente en el año 2014 en el área del Islote Lobos. En tal sentido, y dada la baja visibilidad del registro arqueológico, se procedió a realizar pruebas de pala (de 55 cm de profundidad y de 60x60 cm de lado) en varios lugares donde, a partir de las transectas, se había registrado previamente cierta densidad de materiales en superficie. De esta forma detectamos materiales sepultados en dos sectores que denominamos Cañadón del Puma y Parador QB,  que distan unos 1300 metros entre sí (Figura 1). MetodologíaEl sector denominado Cañadón del Puma comprende un drenaje fluvial  actualmente seco, en cuyas márgenes se observaron materiales líticos, óseos y escasas valvas de moluscos (cholgas y lapas) deslizados en la pendiente. Durante los trabajos realizados en el año 2008 se excavó allí un sondeo de 0,50 x 0,50 cm, y, a raíz del hallazgo de tiestos cerámicos en superficie, en esta nueva etapa se decidió excavar tres nuevos sondeos de 1m2 cada uno, por niveles artificiales de 5 cm. Por su parte, en el sector denominado Parador QB se excavaron dos sondeos de 1m2 siguiendo la misma metodología (niveles artificiales de 5 cm de potencia). El sedimento excavado fue tamizado empleando mallas finas de 1 mm y se recogieron los fondos de zaranda. Se recuperaron materiales líticos, óseos y carbones. Asimismo se realizaron recolecciones de materiales líticos y cerámicos que se hallaban en superficie a partir de cuadrículas de 5 x 5 m o 10 x 10 m, (dependiendo de la densidad relativa de los materiales), y con control tafonómico en todos los casos.Resultados En cuanto a los materiales obtenidos en estratigrafía, es importante destacar la abundancia de carbones recuperados en los diferentes niveles excavados, lo cual permitió realizar dataciones para obtener cronologías afinadas acerca de la ocupación del área. Cabe destacar también la alta frecuencia de material lítico (principalmente lascas) y la presencia de tiestos cerámicos hallados en el sondeo 3 de Cañadón del Puma, lo que constituye una diferencia significativa con otros sondeos excavados en el área. Entre los instrumentos se observó un predominio de raspadores y la presencia de puntas de proyectil triangulares pedunculadas. En los muestreos de superficie, por otro lado, y particularmente en el Cañadón del Puma, se registraron instrumentos manufacturados mediante abrasión (picado y pulido) como sobadores, bolas rematadas y varios fragmentos de morteros y molinos sobre materias primas locales (volcanitas intermedias-básicas y rocas sedimentarias). Estos conjuntos poseen, a su vez, una alta frecuencia de desechos de talla y, en menor medida, núcleos. En el sector del Parador  QB, donde la densidad de material recuperado en superficie es menor, se detectó una alta proporción de materiales con indicios de alteración térmica. Entre las materias primas líticas empleadas se destaca la presencia de variedades de sílices, obsidiana de diferentes tonalidades y rocas volcánicas intermedias-básicas y ácidas en general. Hay además presencia de rocas sedimentarias clásticas y, aunque en menor proporción, rocas plutónicas. En cuanto a la evidencia arqueofaunística la preservación de los conjuntos óseos obtenidos en excavación es variable, observándose una alta fragmentación y baja integridad de los conjuntos en los sondeos 2  3 y 4 de Cañadón del Puma. En cambio, en los sondeos 1 y 2 del sector denominado Parador QB el estado de preservación es bueno, presentando los conjuntos un alto grado de identificabilidad, además de observarse una mayor frecuencia de restos óseos.  En estos sondeos se recuperaron tanto restos de especies  marinas (otáridos, peces, moluscos y en menor proporción aves marinas y crustáceos) como terrestres (restos de guanaco, dasipódidos, roedores y cáscaras de huevo de ñandú). Entre los moluscos se observa el predominio de cholgas (Aulacomya atra) sobre las demás especies: lapas (Nacella sp.), trofones (Trophon sp.), mejillones (Mytilus platensis) y mejillines (Brachiodontes rodriguezii). También se registraron cirrípedos (Balanus balanus)En aquellos sondeos con mejor preservación (Parador QB) se recuperaron algunos mejillones enteros que permitirán realizar estudios de estacionalidad. En cuanto al registro ictioarqueológico se recuperó un gran número de especímenes, principalmente vértebras y elementos craneales, y se destaca la recuperación de restos frágiles (escamas y espinas de  peces siluriformes). Si bien el análisis para la determinación de especies se encuentra actualmente en curso, un primer acercamiento a los conjuntos indica la presencia de especies pequeñas/medianas, típicas de los arrecifes costeros patagónicos. Se destacan entre ellas el róbalo (Eleginops maclovinus) y el mero (Acanthistius patachonicus). En tal sentido es interesante señalar el novedoso hallazgo de estructuras rocosas en el intermareal, visibles cuando baja la marea,  entre el islote La Pastosa y la Isla de los Pájaros. Se trata de alineamientos de rocas interpretadas como corrales de pesca (Cardillo y Scartascini 2015), los que podrían haber sido empleados como trampas para peces en bajamar, facilitando así su captura (Figura 1.4).En superficie, y de forma muy dispersa, se observaron escasos otolitos de corvinas que, sólo en contados casos aparecen asociados con alguna pesa lítica, lo que señala un registro muy somero y bien distinto a las numerosas concentraciones registradas en la costa norte del golfo. Es interesante mencionar que además, en superficie, se recuperaron algunos fragmentos de cáscaras grabadas de huevo de Rheidae, con diseños similares a los descriptos para la costa norte (Fiore y Borella 2010), mientras que en los sondeos sólo se hallaron fragmentos quemados sin decorar.En cuanto a la evidencia  cerámica, se recuperaron algunos tiestos en la excavación de varios sondeos, mientras que se recogieron todos aquellos hallados dispersos en superficie  a fin de poder caracterizar esta tecnología para el área, ya que se trata de un registro bastante escaso para este sector de la costa del golfo San Matías. El hallazgo de dichos materiales en el área (en sondeos y en superficie) señala que la ocupación humana tuvo al menos un pulso más tardío, ya que la presencia de cerámica se relaciona con fechados cercanos al 1000 AP (ver Borella et al. 2015). Dataciones  actualmente en curso permitirán acotar la cronología de su utilización en área. Por último cabe mencionar que se registraron nuevos restos humanos, visibles en superficie por erosión, en sectores de dunas elevados  cercanos al mar. El hallazgo de al menos tres loci distintos, próximos a los sectores con abundante registro arqueológico, estaría señalando un uso redundante de este espacio a lo largo del tiempo. Particularmente se destaca el caso de restos bioarqueológicos hallados sobre el borde de un médano erosionado, asociados a un conjunto de 80 rocas graníticas (cuya fuente se encuentra en el área costera inmediatamente adyacente) y a un fragmento indeterminado de tejido esponjoso de ballena deslizados en el talud, lo que se interpretó como una probable estructura de piedra tipo ?chenque? desmoronada, situación similar a la que había sido observada en la desembocadura de Arroyo Verde (ver Borella et al. 2015) un poco más al sur. Debido a que los restos humanos al momento del hallazgo se encontraban totalmente expuestos en superficie, presentaban un elevado grado de meteorización, blanqueados y  en muchos casos astillados, se procedió a la recolección inmediata (salvataje) para su conservación, lo que permitió observar que algunos presentaban aún signos de coloración rojiza, probablemente ocre. Sin embargo la exposición aérea de los restos bioarqueológicos debió ser reciente, y probablemente responda a la circulación del ganado introducido (particularmente vacas y ovejas), el que habría afectado la pérdida de la cobertura vegetal  acelerando la erosión de los médanos  inmediatamente próximos al mar, donde en forma recurrente hemos observado aparecer este registro.