INVESTIGADORES
MANCINI Clara Elisa
artículos
Título:
La construcción de la Quebrada de Humahuaca como paisaje cultural
Autor/es:
CLARA MANCINI
Revista:
Seminarios de Crítica
Editorial:
Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J. Buschiazzo", UBA
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2011 p. 17 - 23
ISSN:
1853-5518
Resumen:
En el año 2003 la Quebrada de Humahuaca fue designada Patrimonio de la Humanidad. La Declaratoria UNESCO ponderó sus valores como paisaje cultural, y el interés general de su conservación. Esa designación, como se advierte en la bibliografía y en los debates, fue objeto de opiniones encontradas. Para algunos se trató del inicio de un nuevo ciclo de revalorización de un territorio postergado, de una oportunidad para posicionar a la Provincia de Jujuy dentro de las agendas internacionales del turismo, logrando por ese medio los beneficios para mejores condiciones de desarrollo económico. Para otros se trató, contrariamente, del inicio de una serie de procesos que no resultaron beneficiosos para su población. Desde esa controversia, las investigaciones de los últimos años ponen de manifiesto las diferentes representaciones acerca del territorio y del patrimonio, en la medida que los habitantes, los funcionarios, los especialistas y los promotores del turismo no comparten ni estrategias ni valoraciones. Desde esa perspectiva, se puede matizar esa suerte de consenso que imagina la existencia de un territorio armónico, de costumbres ancestrales e inmutables, que repentinamente se transformó por la acción de fuerzas exógenas. ¿A que llamamos Quebrada de Humahuaca (QH)? La definición general de quebrada apunta a su carácter de valle estrecho y profundo entre montañas. Desde la geografía se la remite al valle del Río Grande, con un límite sur bastante definido a la altura de León, cerca de la desembocadura en el valle de Jujuy, y un límite norte, bastante menos preciso, que puede ubicarse en Humahuaca o en Tres Cruces (Reboratti, 2003). Las dificultades en precisar las dimensiones de la QH no se deben sólo a sus características geomorfológicas, sino también a su historia, ya que sus fronteras no estuvieron fijas y se fueron redefiniendo a lo largo del tiempo. En ese sentido, la Quebrada que hoy conocemos es el resultado provisorio de una multiplicidad de transformaciones específicas que la fueron configurando a lo largo del tiempo. Las obras públicas vinculadas a la delimitación de las fronteras, las explotaciones mineras, las infraestructuras de transporte y de turismo son solo algunas de las intervenciones que, a lo largo del siglo XX, estuvieron por detrás de los cambios territoriales y productivos. Por detrás de su conversión en sitio turístico, operaron también las exploraciones científicas que llegaron junto con el ferrocarril, las acciones de recuperación patrimonial, los programas de promoción cultural que mediante la creación de los museos de sitio y las becas para artistas fueron ponderando sus cualidades de reserva de la identidad nacional y su capacidad de expresión de culturas premodernas. Por detrás de planes, proyectos y acciones operaron las diferentes valoraciones que fueron transformando edificios y lugares que la UNESCO consagró en fecha reciente. Por cierto no es de soslayar que los valores paisajísticos de ese ?paisaje vivo? resultaron de su geografía y de sus habitantes pero también de la intensa acción estatal y académica allí desarrollada.