Pedro Ignacio de Castro Barros. Publicista de Dios y de la Patria

AYROLO, VALENTINA

Klaus Gallo – Nancy Calvo-Roberto Di Stefano (comp.) Los curas de la revolución

EMECE

Lugar: Buenos Aires, Argentina; Año: 2002; p. 265 - 278

Cuando se piensa en los hombres que tejieron el entramado de nuestra historia, se ve en ellos personajes con ideas nuevas,  gestos heroicos,  una sola conducta, íntegros. Son militares, abogados, curas, todos ellos luchando por nuevos ideales. Muchas veces se ha escuchado la identificación implícita entre revolución y nuevas ideas pero hoy sabemos que no es necesariamente así, Pedro Ignacio de Castro Barros es un caso que lo demuestra. En él se ve con claridad que las nuevas propuestas no descartaban aquellas que formaban parte de nuestro pasado colonial, las que eran anteriores, por eso, para entender su pensamiento hay que pensar en la conjunción de lo nuevo y lo viejo. Su idea más recurrente era la de reunir la Patria y la Religión católica romana. No era un hombre interesado por la elección de un sistema político determinado, no le interesa discutir largamente acerca de los fundamentos de tal o cual doctrina. Tenía un solo interés: la unión entre lo que heredamos de España, la Religión, y lo que según él era nuestro desde siempre: la Patria. Debemos decir, que nuestro personaje ha despertado más antipatías que simpatías. Tal vez por su radicalismo, en sentido opuesto al de Gregorio Funes o de Valentín Gómez, es un hombre de la independencia casi olvidado por nuestra historia. De él vamos a hablar tratando de comprender esa idea que, como dijimos, lo obsesionaba: que la Patria de los argentinos se constituyera con un alma católica, apostólica y romana.