INVESTIGADORES
APESTEGUIA Sebastian
congresos y reuniones científicas
Título:
Biodiversidad y Extinciones
Autor/es:
SEBASTIÁN APESTEGUÍA; PABLO A. CHIARELLI
Lugar:
Escobar, Argentina
Reunión:
Congreso; I Congreso Nacional de Biodiversidad; 2004
Institución organizadora:
Fundacion de Historia Natural Félix de Azara
Resumen:
El análisis de la biodiversidad actual no constituye sino una diapositiva que muestra un instante de la sucesión de ecosistemas terrestres que han tenido lugar durante 3.800 MA. Esta columna de eventos incluyen el origen, la especiación y la extinción de innumerables taxones, que comprenden un equilibrio implícito comparable al nacimiento, reproducción y muerte de un ser vivo. En equilibrio, la medida de la biodiversidad en un punto dado no tendría porque ser mayor o menor que en otro. Sin embargo, esta aseveración no se corresponde con el registro fósil, que muestra una tendencia creciente hacia el presente. ¿Es esa tendencia real? Tal como Darwin lo notara, el registro fósil es sumamente imperfecto, y se calcula que apenas una de cada millón de criaturas se fosiliza. Además, un fósil sufre innumerables vicisitudes ligadas al destino diagenético de la roca que lo contiene. Así, mientras más antiguo sea el fósil, menor es su probabilidad de conservación, lo que implica una merma cuantitativa en el registro fósil. Sepkoski sostuvo un aumento constante de la diversidad a lo largo del Fanerozoico, con un climax durante el Plioceno, en contraposición con Gould, para quien la diversidad fue máxima a mediados del Cambrico y desde allí, tras la extinción de algunos phyla, fue en disminución. Existen limitados ejemplos de “ecosistemas” fósiles excepcionalmente preservados. Entre ellos, Burguess Shale, Canadá (520 MA); Solnhöffen, Alemania (145 MA); La Buitrera, Argentina (90 MA) y Messel, Alemania (50 MA). Algunos de estos yacimientos demuestran la sorprendente diversidad de los ecosistemas del pasado (en Burguess Shale había más phyla que hoy) en algunos puntos concretos, que pudieron representar tanto una situación mundial como una excepción regional. Es decir, un yacimiento con baja diversidad en el Silúrico no implica una real baja diversidad en dicho período. Sin embargo, suponiendo que Eldredge y Gould hayan interpretado correctamente el registro fósil global, y no hayan sido engañados por un sesgo del registro, habrían existido puntos de alta diversidad incidental en momentos puntuales de la historia de la vida, importantes radiaciones evolutivas en directa relación con grandes cambios en la composición faunística, interpretados como extinciones masivas. Éstas implican una reestructuración de la biósfera ligada más al azar y la contingencia que a su complejidad o a los efectos de la Selección Natural. De hecho, según Jablonsky, un 17% de la biota superviviente se extingue millones de años después tras pasar por un cuello de botella en su diversidad. Se ha intentado demostrar una cierta ciclicidad cercana a los 26 MA, ligada a cuestiones extraterrestres (por ejemplo la 'teoría de Némesis'). Algunos autores han predicho que nos hallamos ante una extinción masiva, la Holocena o Sexta Extinción, que sería causada por el hombre (en realidad sería la séptima pues se omite la primera, causada por la primera saturación de oxígeno). Más importante que las causas o la ciclicidad de las extinciones masivas, resulta el reconocimiento de su importante papel en la generación de nuevas formas de vida y nuevos nichos ecológicos. ¿Son las extinciones masivas saludables para la biota? ¿Significa esto que debemos ignorar la extinción de las formas de vida contemporáneas? ¿Es el hombre un nuevo agente de destrucción masiva, distinto de los climáticos, atmosféricos, tectónicos o extraterrestres, y novedoso por su origen biológico?¿Puede este agente llevar a las 40 millones de especies actuales a una situación de colapso? ¿No nos estamos refiriendo apenas a las formas de vida compleja, que forman una mínima parte de la biota? ¿No seremos un poco vanidosos? Para comprender el concepto de las extinciones masivas, debemos saber que éstas son distintas a las extinciones que acontecen en todo momento: las extinciones de fondo. Estas extinciones tienen una tasa “normal” constante que se compensa con la tasa de generación de nuevas especies pero su determinación es problemática: No es posible determinar fehacientemente la extinción de una especie (aunque puede suponerse). No es posible calcular la tasa de generación de especies (sólo descubrirlas cuando ya son conspicuas). No es posible percatarse del surgimiento de una nueva especie ya que en su origen las diferencias son genéticas pero en general dos nuevas especies son fenotípicamente idénticas. Por todo esto, no podemos calcular la tasa de extinción de fondo. Sucede así con la abundancia relativa anual de una especie, la tasa de extinción de fondo probablemente fluctúe a ritmos sinusoidales amplios. Si pudiéramos conocer dicha tasa, y viéramos un peligroso aumento en las extinciones, no podríamos saber si estamos en un descenso de la fluctuación cíclica de la tasa o nos estamos acercando a una extinción masiva. Conclusión: Si no podemos saber cuál es la tasa de extinción normal para nuestra época, no podemos hablar de la llegada de una extinción masiva a escala planetaria por la extinción de numerosas especies. La extinción de las especies no puede detenerse, ya que es parte del ciclo vital y dinámico de nuestro planeta, es como querer detener con las manos el agua de un arroyo y conservarla para siempre. No es posible, porque nueva agua se va adicionando de un modo constante, incluso aunque nosotros no podamos percibirlo ni controlarlo. Es mas, las situaciones de stress también son impulsoras de eventos de especiación. Sin embargo, hay una situación obvia: La biodiversidad es importante por razones sociales, culturales, económicas, legales, científico-médicas, éticas, morales, y filosóficas. En lo que debemos enfocar nuestro trabajo, sin sentimentalismos, es en evitar las extinciones relacionadas específicamente con el actuar humano, mediante la modificación de hábitats. Ahora, tras los esfuerzos invertidos por los gobiernos en guerras y espionaje, ya es tarde para evitar que la superpoblación y la desaparición del agua potable se hagan críticos. Entonces, los gobiernos no dudarán en usar estos recursos e impedir que sean “derrochados” en la Naturaleza. De nuevo, el problema a resolver, es la Humanidad.