INVESTIGADORES
FERNANDEZ Marta Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
LA FENESTRA ANTORBITARIA DE LOS METRIORHYNCHIDAE (THALATTOSUCHIA, CROCODYLOMORPHA): ¿HOMOLOGÍA COMO UN PROBLEMA DE PARSIMONIA?
Autor/es:
FERNÁNDEZ, M.; HERRERA, Y.
Lugar:
Neuquén
Reunión:
Congreso; III Congreso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados; 2008
Resumen:
Si bien no existe un consenso generalizado sobre las relaciones filogenéticas internas de los Thalattosuchia, todos los autores coinciden en la monofilia de los metriorrínquidos. Entre las sina-pomorfias que sustentan este clado, tres comprenden al complejo antorbital (i.e. fenestra antorbital baja, elongada y dirigida oblicuamente, extensa participación de los nasales en la fenestra y fosa antorbital y participación del yugal en la fosa antorbital) (Gasparini et al. 2006). La fenestra y fosa antorbital de los arcosaurios vivientes está relacionada con sacos aéreos paranasales y la misma re-lación fue inferida para todos los arcosaurios extintos (Witmer 1997). Los moldes naturales del ho- ocico del metriorrínquido Geosaurus araucanensis exhumados de la Fm. Vaca Muerta (Titoniano, Cuenca Neuquina, Argentina) permiten explorar la anatomía blanda de ésta región cefálica y reconstruir los divertículos paranasales hipotetizados por Witmer (1997) a través del método extant phylogenetic brackets (EPB). Dichos divertículos son internos al cráneo. Uno de ellos tiene correspondencia topológica con el seno antorbitario de las aves y de los embriones de coco-drilos. La apertura clásicamente identificada como “fenestra antorbital interna” está relacionada con el ducto secretor de las glándulas de la sal (Fernández and Gasparini 2008). Con base en las evidencias de la anatomía blanda proponemos que, contrariamente a lo aceptado (i.e. el orificio situado en la región posterior de la fosa lateral del cráneo formado por lagrimal, maxilar y nasal es la fenestra antorbital interna, aquí llamada hipótesis 1), la cavidad antorbital de los metriorrín-quidos era interna; que el orificio identificado en la literatura como fenestra antorbital interna es una neoformación; y que el orificio homólogo a la fenestra antor-bital interna está situado lateral a la coana primaria e interno al cráneo (hipótesis 2). La hipótesis 1 requiere asumir que los metriorrínquidos fueron los únicos arcosaurios en los que la fenestra antorbital perdió su correspondencia topológica con la coana primaria, adquirió una nueva función (i.e. drenaje de un ducto glandular) y que desarrollaron un divertículo paranasal nuevo con la misma posición que el seno antorbital de todos los arcosaurios. La hipótesis 2 implica que la fenestra antorbital de los metriorrínquidos tiene equivalencia topológica (posición y conexión) con la fenestra antorbital de todos los arcosaurios, la misma función, y un seno antorbital con la misma posición y conexiones que en las aves y embriones de cocodrilos. No obstante esta hipótesis requiere aceptar que los metriorrínquidos habrían desarrollado, para el drenaje de la glándula de la sal, un orificio no registrado en otros arcosaurios. Cabe destacar que los metriorrínquidos habrían sido los únicos cocodrilos completamente marinos (Fernández and Gasparini 2008). Si bien la hipótesis 2 puede resultar desafiante, es la requiere menor cantidad de supuestos ad-hoc para explicar las observaciones, y es por consiguiente la que preferimos. Esta aproximación para testar hipótesis alternativas de correspondencia morfológica es rayana con la reciente propuesta de Ramírez (2007) quien evalúa la homología como un problema de parsimonia.