INVESTIGADORES
DOMINGUEZ Eduardo
capítulos de libros
Título:
Capìtulo 4. Los animales acuáticos: quienes son y como viven los invertebrados
Autor/es:
FÁTIMA ROMERO; MOLINERI, CARLOS; CUEZZO, MARIA GABRIELA; MANZO, VERONICA; DOMÍNGUEZ, EDUARDO; NIETO, CAROLINA; RUEDA MARTIN, PAOLA
Libro:
Cuidando el agua, aprendemos a cuidar toda la vida
Editorial:
CONICET
Referencias:
Lugar: Ciudad Autonoma de Buenos Aies; Año: 2023; p. 49 - 62
Resumen:
E stos tiempos, y desde hace tiempo, van mostrando con claridad una “huella” humana devastadora de la biosfera, sin embargo, estas evidencias no son capaces aún de generar una respuesta distinta y existencial de las mayorías; sí existe un aumento en la concientización, pero solo detenida en ese nivel sin dinamizar las manos, los pies, es decir sin generar otros haceres de otro sentido y caminar humanos.La educación tiene la potencialidad de construir otra subjetividad, pasar de lo individual exacerbado a la subjetividad de lo comunitario, y cuando planteamos esto queremos decir un sentido comunitario humano-biótico. La educación está urgida a construir comunidades, pues en sí misma “la escuela” como particular espacio contextualizado en tiempo y territorio, debe ser una comunidad y no un colectivo con una tarea compartida. Se debe salir de las “cuatro paredes” áulicas hacia la naturaleza, hacia “lo otro” que vive. La naturaleza está en todas partes, también en el árbol de la vereda, en la pequeña área verde que pueda tener la escuela, en las macetas queadornan los diferentes espacios. Las niñas y niños necesitan experimentar que“lo otro” es parte de una misma realidad a la que cada ser humano pertenece.Enseñar “ciencias naturales” no debiera ir en el sentido de “mirar al mundo conojos científicos”, como se plantea en los diseños curriculares y en diferentesespacios de formación docente, muy de moda, por cierto.Enseñar “ciencias naturales” y dentro de estas a la biología en particular, es adentrarse poco a poco en la conciencia de pertenencia al mundo biótico, de potenciar lo sensible no intelectualizado (enfáticamente en el nivel inicial, primer y segundo ciclo). Por eso, en la tarea docente se debe discernir la pertinencia de los contenidos y su didactización según la edad y, a estos, articulados horizontalmente, del mismo modo que pensados, diseñados y articulados verticalmente. Es construir los cimientos de una relacionalidad y racionalidadque suponga el respeto, la admiración, el cuidado en el camino hacedor de “comunidad” interhumana e intranaturaleza. Fundamentos que sostendrán la educación en los niveles secundario y superior.¿Hacia qué futuro transitamos? ¿Cuáles horizontes mueven nuestros pasos? ¿Qué tan presentes están estas preguntas en la educación, en las y los docentes?Los ecosistemas acuáticos y todo lo que abarcan, pueden ser herramientas pedagógicas para transitar, desde la educación, el camino que nos permita deconstruir el desmedido antropocentrismo y avanzar hacia una autoconcepción bioecocéntrica. Estos intentos resignificantes no se lograrán con esfuerzos individuales, sino colectivos. Esto supone una construcción comunitaria de los planes y opciones didáctico-pedagógicas de cada centro educativo. La educación no es ta-rea de solitarias/os, sino de comunidades (Emmerich 2017). Así como la escuela es considerada el “segundo hogar” (aún con lo ninguneada que está por políticos y sociedad), la naturaleza es “el Hogar”, el que contiene y le da sentido a la escuela y su inmensa tarea educadora biohumanizadora; una escuela que se anima a explorar y practicar nuevos sentidos educativos, que significa, de alguna manera, educar ha-cia el sentido de un gran “Nosotros” en una única “Casa-Hogar” (Emmerich 2022).Otra autocomprensión es posible, costosamente posible. Esta se dará en la vivencia del sentido comunitario, no solo entre humanos, sino con todo lo que vive; de sabernos y construirnos no-centros, sino integrantes mutuamente inter-relacionados, vivencialmente comunicados, reconocedores del Nosotros. Y la educación tiene la insoslayable tarea de acompañar el camino hacia otro horizonte, otro mañana posible; tiene la inmensa tarea de no alimentar el dominus, sino el humus (Emmerich 2021).Queremos agradecer de todo corazón a todas las personas que compartieron con nosotros diferentes tramos de esta aventura. La aventura de acercar los ríos, su fauna y su flora, toda esa trama viva interconectada, a las niñas y niños de varias escuelas en Tucumán, Córdoba y Jujuy. La escuela Gaspar de Medina de Raco nos abrió las puertas de su casa generosamente y desde principios del 2009 venimos aprendiendo juntos. Muchas gracias a sus maestras y maestros, directores, no docentes, estudiantes y familias. Otras escuelas estuvieron siempre abiertas para las actividades que propusimos, la Escuela I. Esteves (Raco), Abel Peirano (Siambón), y otras tantas de hermosas localidades tucumanas (por ejemplo de San Vicente, El Cadillal, Los Nogales, Tapia, Chuschas, Ancajuli, Vipos), de Jujuy (Pozuelos). Y en Córdoba, Traslasierra, donde hemos iniciado este recorrido en el 2022, en las escuelas Esquiú, San Martín y Guido Spano. En este caso particular, agradecemos al grupo denuevos profesores de biología quienes se sumaron a este proyecto.A lo largo de los últimos 15 años recibimos también la ayuda de varias instituciones, por ejemplo la Asociación Civil Hermanos de la Tierra, la Universidad Nacional de Tucumán a través de su programa de Voluntariado, el CONICET, Asociación Civil Mate Cocido, Mission Zentrale der Franziskaner, y Adveniat a través del Centro Martín Cunz. A todos ellos: ¡Muchas gracias!Por último queremos agradecer el entusiasmo y apoyo de las y los traba-jadores del Instituto de Biodiversidad Neotropical, la mayoría son coautoresde este libro.