INVESTIGADORES
GUEMUREMAN Silvia Teresa
capítulos de libros
Título:
Introducción
Autor/es:
GUEMUREMAN, SILVIA
Libro:
Erase una vez... un tribunal de menores
Editorial:
Departamento de Publicaciones de la Facultad de Derecho/UBA
Referencias:
Lugar: Ciudad de Buenos Aires; Año: 2005; p. 11 - 17
Resumen:
Este libro surge para condensar los resultados de algunas de las investigaciones que los integrantes del equipo de investigación han venido realizando en los últimos años. Efectivamente, no es la primera vez que los tribunales de menores constituyen para nosotros un objeto de estudio[1]. Ocurre que tal como suele suceder en los temas complejos, las sucesivas investigaciones, lejos de aplacar todas las dudas acerca del funcionamiento y la administración real de justicia, las incentivaron y multiplicaron. Así cada vez que terminábamos una investigación –lo que puede decirse “terminar” en un sentido formal, o sea, más que finalizar, darle un final- ya teníamos la lista de interrogantes para empezar la próxima, en una sucesión interminable de proyectos que aspiran como epílogo más feliz el hecho de conocer algo, cuando no la más ambiciosa  pretensión de saber sobre algo, y elevar al rango de conocimiento consolidado los humildes resultados de una indagación a una institución que se resiste a ser vulnerada en sus secretos. Los organismos judiciales no producen conocimiento sobre sus prácticas y menos aún, favorecen esa producción desde el ámbito científico o académico. Como no preguntarnos entonces  cómo es posible que en un marco democrático, la justicia, o sea, sus operadores, limiten y cuando no, nieguen la posibilidad de “investigar” sus prácticas y discursos, cómo es eso posible  en el marco de un estado de derecho. Estos interrogantes se presentan como serios desafíos que debemos sortear cuando nos planteamos problematizar alguna temática vinculada a la “justicia”. Quizás al final del recorrido uno deba preguntarse como en el relato de Kafka, Ante la ley[1] porque nadie había intentado ingresar al palacio de la ley en todos los años en que el campesino esperó en vano que el guardián le cediera el paso, si  realmente, como creía el campesino la Ley debe ser asequible para todos. El campesino sólo cuando ya está muy desesperado, muy viejo y al borde de la muerte, obtiene la certeza, tan implacable como obvia: aunque la puerta de la Ley esté abierta, no por eso su fortaleza es menos inexpugnable: de la Ley se sabe poco y se sospecha mucho, su opacidad es un buen resguardo para la discrecionalidad,  la guardia permanente y estoica un buen disfraz para la inoperancia, y la prohibición un buen aliciente para la fantasía. [1] Al respecto, Guemureman-Daroqui: La niñez ajusticiada, especialmente capítulo IX “Administración de justicia en sede judicial: prácticas institucionales de los tribunales de menores”, Bs. As. Editores del Puerto, año 2001,  Guemureman- Daroqui-Spatari “Demandas de intervención judicial en tribunales de menores. Acerca de porque recurrir a la justicia”. Investigación UBACYT 2000, en Memorias de la Secretaría de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Daroqui: "El Programa de Libertad Asistida cinco años después",  en Delito y Sociedad - Revista de Ciencias Sociales. Año IV Número 6/7 , 1995, y "Libertad Asistida: una altenativa posible", en  Delito y Sociedad - Revista de Ciencias Sociales., Nº2, 1992. [1] En Franz Kafka: Relatos Breves, Biblioteca personal Jorge Luis Borges, Ediciones Hyspamérica, Buenos Aires, 1985