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Se argumenta, en primer lugar, que en las caracterizaciones opositoras al peronismo de losaños '50 las conductas y costumbres sexuales atribuidas a Eva Duarte y a Juan Peróntuvieron un lugar central pues remitían al ejercicio cotidiano del poder. Interactuaron, porcontraposición y en un juego de espejos, con el discurso oficial peronista que especialmentea través de Eva convirtió al amor -por Perón y por el pueblo- en el motor de su accionarpúblico y, al mismo tiempo, impugnaban la moral de transición en curso entre los años '50y '60. Funcionaron, también, como insumo significativo de reflexiones críticas quepostularon la tesis de que el peronismo planteaba un problema moral más que político.Había, sostenían estas narrativas opositoras al proceso político que se inauguró en 1943,una relación directa entre moral sexual y actos públicos. Lejos de desconocer a Eva, estainterconexión la recolocaba en una posición hegemónica en el ejercicio del poder y, almismo tiempo, permitía elucubrar sobre la sexualidad y masculinidad de Perón. Se argumenta, en segundo lugar, que estos escritos interpelaron a un público de clase media y alta y que resultaron menos eficaces entre los sectores populares. No sólo por susidentidades peronistas, o no, sino también porque en muchos casos sus vínculos de parejatrazaban recorridos similares a los de Eva y Juan. Los descalificativos morales tuvieronpoco eco, además, en los años '60 atravesados por transformaciones sociales y culturalesmás amplias. En las publicaciones de estos años realizadas en los soportes y con la lógicade la cultura de masas la trayectoria biográfica y política de Eva recupera en ocasionesalgunos de los argumentos de la literatura de la década previa pero desactivando la clavemoral y sexual que había predominado en ésta.

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