INVESTIGADORES
SCABUZZO Clara
congresos y reuniones científicas
Título:
Enfermedades infecciosas en el sur del Noreste Argentino. La presencia de treponematosis y su vinculación con el nucleamiento poblacional
Autor/es:
MARÍA AGUSTINA RAMOS VAN RAAP; CLARA SCABUZZO
Reunión:
Congreso; XX Congreso Nacional de Arqueología Argentina; 2019
Resumen:
En este trabajo se presenta el diagnóstico de treponematosis no venérea en al menos seis individuos procedentes del sur del Noreste Argentino (NEA) y se discute su vinculación con los modos de vida de los grupos prehispánicos que habitaron esta región. Estos casos corresponden a esqueletos recuperados en excavaciones recientes realizadas por el equipo de investigación y a esqueletos excavados por otros investigadores a principios y mediados del siglo XX y que hoy se encuentran bajo la guarda de diferentes instituciones museológicas. La treponematosis es una infección crónica causada por microorganismos llamados spirochetes del género Treponema. Dentro de este tipo de enfermedades infecciosas se reconocen cuatro síndromes: sífilis venérea (T. pallidum pallidum), sífilis no venérea o endémica (T. pallidum endemicum), yaws (T. pallidum pertenue) y pinta (T. caretum) (Larsen 1997; Ortner 2008). En términos generales, los microorganismos suelen ingresar al individuo mediante la piel o membranas mucosas causando una pequeña lesión cutánea, la cual se cura dentro de los meses posteriores. Luego de un período de latencia, ya en la etapa secundaria de la infección, surgen lesiones similares pero extendidas en distintas partes del cuerpo. En la etapa terciaria, que se manifiesta generalmente varios años después, las lesiones se vuelven más severas y duraderas (Larsen 1997; Powell y Cook 2005; Cook y Powell 2012). A excepción de la pinta, todos los síndromes generan respuestas en el tejido óseo en esta tercera fase (Hackett 1976; Cook y Powell 2012). En el caso de la sífilis endémica y yaws, se transmiten principalmente por el contacto directo a través de lesiones cutáneas infectadas. Particularmente, la sífilis endémica también puede contagiarse al compartir recipientes utilizados para comer y beber (Powell y Cook 2005). En el caso de la sífilis venérea, se transmite de forma directa por la vía sexual o de forma indirecta a través de objetos infectados o por lesiones abiertas exudantes. Además de ser éste el síndrome más peligroso para la salud, dado que puede afectar a los sistemas nervioso y sanguíneo, también es transmisible vía placenta de la madre infectada hacia el feto (Jacobi et al. 1992; Powell y Cook 2005). El estudio de la treponematosis en grupos prehispánicos constituye un tópico de gran interés dentro de la paleopatología, la cual se ha centrado principalmente en lo que respecta a su patogénesis y a su vinculación con los modos de vida de las poblaciones que padecieron este tipo de infecciones. En relación con esto último, la presencia de los síndromes treponémicos no venéreos ha sido asociada con una mala higiene comunitaria (Hackett 1976; Csonka y Pace 1985) y con el sedentarismo y la agregación poblacional (Hutchinson et al. 2005; Powell et al. 2005; Wilson 2005; Smith 2006; Smith y Betsinger 2015). Asimismo, se ha planteado que el clima cálido y húmedo que caracteriza a las Libro de Resúmenes del XX Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Córdoba, 2019 Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, - ISBN 978-950-33-1538-5 Libro de Resúmenes 133regiones subtropicales podría facilitar su desarrollo (Hutchinson et al. 2005). Específicamente en Argentina, las investigaciones bioarqueológicas sólo han reportado tres casos de treponematosis en poblaciones prehispánicas; uno en el Paraná Medio (Cornero y Puche 2007), otro en el sur de Chubut (García Guraieb et al. 2009, 2015) y el restante en la costa norte de Santa Cruz (Castro et al. 2009). Al tener en cuenta lo antes expuesto, cobran relevancia los hallazgos de al menos seis esqueletos del sur del NEA con lesiones óseas compatibles con las formas no venéreas de treponematosis. Los esqueletos aquí analizados proceden de cuatro sitios arqueológicos ubicados en tres áreas del sur NEA: Delta Superior del río Paraná, Delta Inferior del río Paraná y cuenca inferior del río Uruguay. El individuo del Delta Superior corresponde a un adulto medio femenino hallado en el sitio Los Tres Cerros 1. El mismo presenta múltiples lesiones óseas en cráneo y huesos largos; fue identificado a partir de los análisis paleopatológicos efectuados en el conjunto de los entierros humanos hallados en el sitio (Scabuzzo y Ramos van Raap 2017; Ramos van Raap y Scabuzzo 2018a). Del Delta Inferior proceden cuatro esqueletos. Uno de ellos fue hallado por L.M. Torres a comienzos del siglo XX en el sitio Túmulo I de Brazo Largo (Torres 1911). En este caso en particular, las lesiones óseas en los huesos largos ya observadas por Torres en este adulto masculino llevaron al investigador a vincularlas con una ?infección sifilítica hereditaria? (Torres 1911:378). Los otros tres esqueletos de esta área también corresponden a individuos adultos que fueron hallados en el sitio Túmulo II de Brazo Largo durante las tareas de campo de P. Gaggero realizadas en 1923 (Politis et al. 2017). Todos estos esqueletos fueron re-analizados al consultar las colecciones osteológicas de estos sitios, que se encuentran bajo la guarda de la División Antropología del Museo de La Plata. El sexto individuo procede del sitio San Luis Médanos, ubicado en la cuenca inferior del río Uruguay y el cual fue excavado por M.S. Almeida en la segunda mitad del siglo XX (Ramos van Raap y Scabuzzo 2018b). Este esqueleto corresponde a un adulto, está únicamente representado por una bóveda craneana y pudo ser evaluado al analizar la colección bioarqueológica del Museo Arqueológico Manuel Almeida (Gualeguaychú, Entre Ríos). Como fue planteado recientemente, la presencia de estos casos de treponematosis no venérea en el sur del NEA puede ser entendida, fundamentalmente, a partir de dos aspectos (Ramos van Raap 2018). Por un lado, el registro etnohistórico y los estudios arqueológicos sugieren la posible existencia de aldeas permanentes o semi-permanentes en las áreas bajo estudio; en ellas se podrían haber concentrado numerosas personas, incluso centenares (Politis y Bonomo 2012; Politis 2014). Por otro lado, durante los momentos de inundación que caracterizan a esta región, podría haber ocurrido el nucleamiento de las personas en las zonas más elevadas del paisaje (por ej. en los sitios monticulares o albardones), a veces durante lapsos prolongados de tiempo. En conjunto, esta información sugiere cierta estabilidad de ocupación en los mismos asentamientos residenciales (Politis y Bonomo 2012). Esto pudo haber generado un aumento de la incidencia de enfermedades infecciosas de transmisión directa y/o asociadas con las condiciones de higiene y salubridad, como es el caso de la treponematosis no venérea. Si bien la exposición a distintos microorganismos infecciosos habría sido recurrente en estos momentos de nucleamiento poblacional, los análisis evidencian que las patologías llegaron a afectar los elementos óseos en un bajo porcentaje de individuos (Ramos van Raap 2018). En este sentido, es probable que más individuos hayan sufrido procesos infecciosos, pero sin llegar a alcanzar el nivel óseo.