INVESTIGADORES
YORIO Pablo Martin
capítulos de libros
Título:
Pingüinos
Autor/es:
PÜTZ, K.; BOERSMA, P.D.; FRERE, E.; GANDINI, P.; QUINTANA, F.; RAYA REY, A.; SCHIAVINI, A.; WILSON, R.P.; YORIO, P.; FALABELLA, V.
Libro:
Atlas del Mar Patagónico
Editorial:
Wildlife Conservation Society Argentina. WCS, BirdLife International
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2009; p. 164 - 201
Resumen:
El Mar Patagónico es el ecosistema oceánico del Atlántico sudoccidental expuesto a los efectos ecológicos de los frentes generados por las corrientes de Brasil y de Malvinas. Es un océano único, altamente productivo, vulnerable y abundante en especies de alto valor estético, ecológico y económico. Albatros, petreles, pingüinos, lobos y elefantes marinos son predadores tope y especies carismáticas del Mar Patagónico. Se caracterizan por tener grandes requerimientos de espacio y de recursos, y por ser vulnerables a las actividades humanas. Esto los convierte en buenos indicadores del estado de conservación del ecosistema y su protección resultaría en beneficios para muchas otras especies marinas. Las medidas de conservación actuales son insuficientes y se limitan a escasas acciones de mitigación de impacto y a la protección de áreas costeras de reproducción. Es urgente la necesidad de identificar y proteger los ambientes del mar abierto donde se alimentan las tortugas, aves y mamíferos marinos. El Atlas del Mar Patagónico. Especies y espacios resume información acerca del uso del ecosistema del Mar Patagónico por 16 especies de predadores tope: albatros errante, albatros ceja negra, albatros cabeza gris, albatros real del norte, albatros manto claro, petrel gigante del sur, petrel gigante del norte, petrel negro, pingüino de Magallanes, pingüino penacho amarillo del sur, pingüino rey, pingüino Papúa, lobo marino de un pelo sudamericano, lobo marino de dos pelos sudamericano, lobo marino de dos pelos antártico y elefante marino del sur. La identificación de las áreas relevantes de alimentación de estas especies fue posible mediante la utilización de metodologías que permiten localizar y describir con precisión el desplazamiento de los individuos en el océano. Las zonas costeras importantes corresponden a las aguas adyacentes a las Islas Malvinas, isla de los Estados y Diego Ramírez, y la Península Valdés hasta la zona norte del golfo San Jorge. Estas áreas han sido ya reconocidas por su importancia para la diversidad biológica del Mar Patagónico. Alejados de la costa y de nuestra vista, los ambientes pelágicos son menos conocidos y más ignorados por los esfuerzos de conservación. Los datos integrados en este trabajo sugieren como zonas importantes para los predadores tope el frente oceanográfico asociado al talud patagónico, el entorno oceánico adyacente a las Islas Malvinas, el área del talud en la latitud del golfo San Jorge y el área bajo influencia del Río de la Plata. También son importantes las aguas al este del Banco Burdwood y las del frente polar, en el extremo sudeste del Mar Patagónico. Un corredor costero pelágico entre la Península Valdés y el talud tendría relevancia particular para los movimientos migratorios de la costa hacia el mar profundo. Entre las herramientas espaciales de protección del mar abierto se encuentra la creación de áreas marinas bajo manejo especial. La definición del uso de los recursos en dichas áreas debería incorporar el concepto de manejo integrado ecosistémico en el marco de la conservación de la diversidad de especies y funciones ecológicas. Los requerimientos ecológicos de los predadores tope son en pocas ocasiones considerados en el momento de definir acciones de manejo, excepto cuando ya se ha demostrado un impacto que puede ser irreversible. Este trabajo ayuda a identificar los ambientes del mar para los cuales las consideraciones de manejo integrado son una necesidad urgente. El Mar Patagónico no es prístino. La explotación de sus recursos en forma no sostenible conlleva a que numerosas actividades humanas representen amenazas a la biodiversidad, tales como la sobrepesca, el descarte pesquero, la captura incidental de aves y mamíferos marinos, la introducción de especies no-nativas, la degradación de los ambientes costeros y marinos, y la contaminación asociada a las actividades petroleras y por desechos urbanos e industriales. La situación actual de los mares del mundo, comprometida aún más ante los efectos asociados al cambio climático, no admite demoras ni simplificaciones. La diversidad biológica y funcionalidad de los ecosistemas del mundo son de extraordinaria relevancia para el futuro de la humanidad. Sin embargo, la “crisis de la biodiversidad” que conduce al colapso y extinción de poblaciones animales, se encuentra instalada y sin miras a soluciones permanentes. El análisis desarrollado en el Atlas del Mar Patagónico aporta información científica básica, esencial a los fines de implementar la visión de un manejo integrado ecosistémico. En especial, sugiere la necesidad de crear una red de áreas marinas, bajo particulares consideraciones de gestión para la biodiversidad, que incorpore ambientes del mar abierto conectados a zonas costeras especiales.