INVESTIGADORES
RODRIGUEZ Maria Carla
libros
Título:
Como en la estrategia del caracol...Ocupaciones de edificios y políticas municipales del hábitat en la ciudad de Buenos Aires
Autor/es:
RODRIGUEZ, MARÍA CARLA.
Editorial:
El cielo por asalto
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2005 p. 191
ISSN:
987-9035-27-5
Resumen:
Para Myrna, que es protagonista del futuro. I) Este texto nació, en su primer versión, a partir de un proyecto de investigación que desarrollé como becaria de iniciación de la Universidad de Buenos Aires entre los años 1993 y 1995. La Secretaría de Investigación y el Comité Editorial del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales recomendaron, en ese entonces, su publicación. De ese modo, el manuscrito -retrabajado- ingresó en 1997 a la editorial universitaria. Allí permaneció tres años en lista de espera. En el año 2000, por iniciativa de la Secretaría de Publicaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, fue presentado y seleccionado para su publicación por otra editorial, como parte de una línea que contaría con financiamiento del Gobierno de la Ciudad. En 2001, entregué el manuscrito, nuevamente actualizado, a partir de insumos provenientes de mi tesis de maestría y de la experiencia de participación en el desarrollo de una organización social de vivienda y hábitat de la ciudad, el MOI (movimiento de ocupantes e inquilinos, organización social integrante de la Central deTrabajadores Argentinos). Pero la crisis de diciembre de 2001, entre miles de otras historias, truncó esta nueva posibilidad. Hoy, en 2005, llega la tercer oportunidad, a través de la Editorial el Cielo por Asalto y en particular de la iniciativa de los jóvenes editores - Maximiliano, Dhan-, para poder compartir públicamente este texto. La capacidad de organización y trabajo, la persistencia y el compromiso de un grupo editorial por fomentar y difundir la producción intelectual local, con criterios de autonomía, lo hace posible. Por eso me siento particularmente feliz, por esta pequeña muestra de la forma en que hoy podemos avanzar, concretamente, en nuestro país, canalizando proyectos personales que se van tejiendo en la esperanza de un proyecto de sociedad mejor para todos. II) En aquel complejo diciembre de 2001, ocurrieron muchos hechos significativos para los sectores populares. Algunos poco conocidos: como la primer compra de un inmueble, en el marco de la Ley 341, para desarrollar una experiencia de autogestión cooperativa de vivienda en un barrio central la ciudad de Buenos Aires (Cooperativa La Fábrica- Barracas). La ley 341, promulgada en abril del 2000 y su modificatoria 964 aprobada en diciembre del 2002, dieron el primer paso en la dirección que posibilita instalar políticas de autogestión en la Ciudad de Buenos Aires; es decir, transferir recursos del Estado a las organizaciones de base, organizadas - y enfatizo la redundancia- real y jurídicamente . Este proceso de construcción normativa, estuvo apoyado en 10 años de formación de las cooperativas del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos - entre 1988 y el 1998- desarrollado a partir del fenómeno de ocupaciones de edificios, en el corazón de la ciudad, y en la lucha organizada y propositiva de las familias para construir y ganar su Derecho a la Ciudad. También es parte de un cauce común con muchas otras historias y procesos del campo popular, que reflejaron la concretas resistencias de los ´90 frente a los procesos de recentralización, refuncionalización y valorización de la ciudad de Buenos Aires, enmarcados en la aplicación de políticas neoliberales. Estas resistencias, a través de múltiples formas de organización social con base territorial, a lo largo de los´80 y ´90, fueron canalizando la generación de instrumentos normativos, herramientas que intentan canalizar derechos en concreciones: i) el artículo 31 de hábitat de la constitución de la ciudad, que define lineamientos específicos (radicación, integración social y urbana de los sectores de bajos ingresos, promoción de la autogestión); ii) la ley 148 de urbanización de villas (con la participación de "FEDEVI-Movimiento Villero"), iv) la ley sobre el mejoramiento de los conjuntos habitacionales construidos con financiación pública ( con el impulso de la "Red de Barrios"), v) la declaración del estado de emergencia en el barrio de La Boca con la sanción de un fondo especial que dará lugar a la definición de la Operatoria 525 (por la presión y reivindicación de la "Asamblea de Desalojados de La Boca" y luego, las múltiples organizaciones que alllí nacieron) y, materia de este libro, iii) las diversas leyes que definen proyectos y acciones para los habitantes de la Ex AU3 (no pensables sin la existencia de la "Mesa de Delegados de la Ex-Au3"), Esta múltiples resistencias, en su diversidad, aún en su fragmentación, apuntaron todas a la defensa del derecho a la ciudad. El mismo derecho a la ciudad que hoy continúan reivindicando (lo llamen así o no) los habitantes de la Ex AU3, quienes, en lugar de un fideicomiso diseñado para el sustento y la acumulación de otros sectores sociales, necesitan políticas (y construcción política y un Estado) capaz de modificar los órdenes de priodidades, para poder ejercer la opción por la radicación -allí, donde llevan varias décadas de vida cotidiana- relativizando, de una vez, los sacrosantos criterios del mercado. Los conflictos urbanos, como el de la Ex AU3, son una arena privilegiada para captar las dinámica de las relaciones de poder de nuestra sociedad, las posibilidades y las impotencias del campo popular y sus niveles de organización, articulación y propuesta. Entre las impotencias - que expresan debilidad de organización en esa trama de relaciones de poder-, puede mencionarse la sucesión consecuente de desalojos homeopáticos (y no tanto) y/o "concertados" (y no tanto) que se han efectuado durante los últimos años del nuevo milenio: el "incendio" de la fabrica "Darwin", el "Ex Padelai", la Fabrica "Suchard", el drenaje constante por presión sostenida- con la zanahoria de 15.000 pesos regalados- sobre la población residente en hoteles subsidiados del GCBA. Entre los desafíos futuros: el Barrio "Rodrigo Bueno", ¿la Villa 31?, ¿nuevamente, los habitantes de la Ex AU3?... Entre las potencialidades, se destaca el florecimiento, aún en condiciones dificultosas, de las cooperativas autogestonarias de vivienda que se multiplicaron a partir de las crisis de 2001 con la vigencia del marco normativo establecido por la Ley 341. Más de 100 cooperativas y varias decenas de equipos técnicos, impulsan el desarrollo de un incipiente movimiento cooperativo autogestionario en esta ciudad. Hoy, algunas de esas cooperativas han entrado en la etapa crucial de ejecutar obras: experiencias como la empresa de los trabajadores EMETELE- expresión productiva del movimiento piquetero que construye un barrio de 300 viviendas en Parque Patricios-; cooperativas como La Lechería, Emergencia y Alto Corrientes, nacidas de la organización en edificios ocupados y hoteles y acompañadas por el compromiso militante del equipo técnico DOLMEN; las cooperativas autogestionarias, de propiedad colectiva y ayuda mutua del MOI en los barrios de Barracas, Constitución, San Telmo y San Cristobal...muestran los primeros frutos de ese potencial organizativo ante el desafío y la necesidad de articularse, para sostener, perfeccionar y ampliar las políticas. III) ¿Por qué publicar hoy un texto que habla, fundamentalmente, de los ´90? Creo que el texto puede contribuir, desde su especificidad - en este caso desde una práctica académica -a la producción de conocimiento y al proceso de construcción colectiva de un balance con perspectiva histórica de las condiciones de vida y prácticas de los sectores populares urbanos, así como de la trama sociopolítica de esta ciudad. La normativa preexistente y los procesos recorridos desde las organizaciones sociales de base territorial de Buenos Aires, siguen hoy marcando la necesidad de desarrollar instrumentos estratégicos y políticas que permitan afrontar las poderosas tendencias estructurales socioespacialmente expulsoras. de desarrollar instrumentos estratégicos y políticas que permitan afrontar las poderosas tendencias estructurales socioespacialmente expulsoras. En este terreno, sólo la capacidad de organización puede marcar diferencias, haciendo posible la concreción de proyectos específicos que se plasmen en la apropiación del espacio urbano por parte de los grupos populares. Y sólo la capacidad de acumulación y articulación sociopolítica mayores, pueden habilitar la posibilidad de un cambio de calidad en esas tendencias. Un texto puede tener muchos usos y recorridos, en el marco de la libertad, creatividad e intereses de sus eventuales lectores. Yo quiero señalar uno. Creo que la recuperación de las iniciativas de organización y resistencia, es parte de un arduo proceso de recuperación de la identidad del campo popular y de los vastos sectores que componemos el mundo que vive -o necesitaría vivir- de su trabajo. Esa recuperación identitaria, sólo puede sustentarse en una relectura de la historia que permita superar derrotas, identificando obstáculos económicos, sociales, políticos y culturales. Por eso, la sistematización, resignificación y reapropiación de experiencias, prácticas, saberes y activos como los que aquí se narran y analizan, pueden aportar algunos elementos para ese tipo de tarea, y para la comprensión de que la lucha activa y, particularmente propositiva, del derecho a la ciudad, juega una parte no menor del camino de gestación de una sociedad superadora, colectiva e individualmente, de las actuales condiciones de desigualdad, explotación y dominación. Carla Rodríguez Buenos Aires, marzo de 2005.