INVESTIGADORES
BEKERMAN Fabiana Andrea
congresos y reuniones científicas
Título:
Prácticas evaluativas en las universidades argentinas: capitales y perfiles en disputa
Autor/es:
BEKERMAN, FABIANA
Lugar:
Río Negro (virtual)
Reunión:
Workshop; I Workshop Nacional de políticas científicas en la Argentina (1983-2020); 2021
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Río Negro-Agencia Nacional de Investigaciones científicas y tecnológicas
Resumen:
Las prácticas de evaluación del conocimiento científico tienen sus orígenes en el siglo XVII, específicamente en 1665 cuando la revista Philosophical Transactions sometió los trabajos presentados para su publicación al informe de un miembro de la Royal Society, dando inicio a lo que luego se denominó ?revisión por pares expertos? (Sanz Menéndez, 2004; Albornoz, 2003). A partir de allí la evaluación se fue extendiendo a diversos ámbitos científico-académicos y comenzó a utilizarse como procedimiento de asignación de fondos para la investigación, para evaluar los resultados de las organizaciones o de investigadores individuales en el ingreso o promoción de sus carreras (Hackett y Chubin, 2003). En Argentina, los profesores universitarios han estado sometidos históricamente a diversas formas de evaluación, sin embargo, desde los años noventa se incrementaron especialmente a lo largo de la carrera académica (evaluación de proyectos, de la trayectoria docente y de investigación, evaluación institucional externa y autoevaluación, evaluación por parte de los estudiantes, etc.) y, además, se profundizó el vínculo entre evaluación y financiamiento en el espacio universitario (Castro, 2003). En ese contexto, surgió el Programa de Incentivos a los docentes-investigadores (PROINCE) (Decreto 2427/93), creado en 1993 y vigente hasta la actualidad, que se constituyó en la principal herramienta de estímulo y evaluación de las actividades de investigación en las universidades nacionales. La finalidad explicita del Programa en sus inicios era incrementar las tareas de investigación y desarrollo a escala nacional, reconvertir la planta docente en las universidades, y fomentar la mayor dedicación de la actividad universitaria y la creación de grupos de investigación (considerandos, Decreto N02427/93). Consiste en un sistema de evaluación de pares de las trayectorias de los profesores universitarios que además de la docencia desarrollan tareas de investigación y se someten a un sistema de evaluación de sus antecedentes y producción (denominado categorización) paralelo al sistema de concursos y cuyo resultado es la asignación de una categoría de investigación de la I a la V, siendo las I y II las categorías superiores. En función de la categoría obtenida los docentes reciben un plus salarial que en los inicios del programa promediaba el 40 % del sueldo, pero actualmente el valor del incentivo es irrelevante en términos económicos. La instancia de evaluación es organizada en comités evaluadores conformados exclusivamente por docentes categorizados I o II y divididos según regionales (que abarcan todas las universidades del país) y áreas disciplinares, que aplican una Grilla de Puntajes para evaluar distintos aspectos de las trayectorias docentes. El PROINCE abrió sus convocatorias en 6 oportunidades: 1994, 1998, 2004, 2009, 2011 y 2014. La última -objeto de nuestra investigación- inició en 2014 pero se extendió a 2015 (Resolución conjunta N03564/14 SPU y N0079 SACT); las evaluaciones comenzaron en 2016 y aún hoy siguen inconclusas en algunas regionales.Los impactos positivos y negativos del PROINCE han sido abordados por diversos autores (Araujo, 2003; Sarthou, 2013, 2014, 2016; Sarthou y Araya, 2015; Prati, 2003, 2008; Prego y Prati, 2006; Follari, 2000; Fernandez Berdaguer y Vaccarezza, 1996; entre otros); sin embargo, son escasos los estudios empíricos que analizan la aplicación concreta de los criterios de evaluación durante las prácticas evaluativas observando la dinámica de la evaluación, los factores cognitivos y extracognitivos que intervienen en el funcionamiento de los comités de pares durante el proceso de evaluación y categorización, es decir, en la práctica evaluativa in situ. Precisamente, este trabajo se propone comprender de qué manera se categoriza en el PROINCE, intentando responder los siguientes interrogantes: ¿qué tipo de prestigio fue forjando la cultura evaluativa universitaria? ¿cómo ?valúan? los comités de pares los distintos aspectos que forman parte de la Grilla de evaluación? ¿quién es el principal destinatario del programa? ¿cuáles son los capitales y perfiles docentes ?premiados? por este programa? ¿conviven en el espacio universitario perfiles de investigación, docencia, extensión, gestión manifestando tensiones y controversias? Para responder a estos interrogantes, presentaremos algunos resultados de un estudio empírico desarrollado en el marco del Centro de Estudios de la Circulación (CECIC) cuyo objeto fue la última categorización (2016-2018) y que estuvo estructurado en base a dos vías de acceso: a) un análisis histórico-estructural del Programa, su estructura organizativa, su morfología, la distribución estadística de los docentes incentivados y los cambios en los criterios de clasificación (plasmados en las normativas) y b) un análisis etnográfico constituido por la observación participante in situ del proceso de evaluación en los comités evaluadores de todas las regionales que agrupan el conjunto universidades nacionales del país (11 estadías de investigación) y la realización de más de 70 entrevistas a evaluadores y miembros de las comisiones regionales.Analizamos el material relevado en dos niveles, entrelazados entre sí: por un lado, analizando los criterios de evaluación ?explícitos? (normativa del PROINCE, Grilla de evaluación) y, por otro, analizando los criterios de evaluación ?implícitos? aplicados en la práctica evaluativa concreta.