INVESTIGADORES
RIMOLDI Lucas Luis
congresos y reuniones científicas
Título:
Un diálogo entre las teorías esferológica de Peter Sloterdijk y de las representaciones sociales de Serge Moscovici: formas de interacción y reconocimiento directas y virtuales en el sujeto actual
Autor/es:
ENRIQUE LOMBARDO; LUCAS RIMOLDI; ALICIA MONCHIETTI
Lugar:
Mar del Plata
Reunión:
Jornada; XVII Jornadas Nacionales Agora Philosophica; 2017
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Investigaciones Éticas
Resumen:
El eje de este trabajo es establecer un diálogo entre Peter Sloterdijk con su teoría esferológica y Serge Moscovici con su teoría de las representaciones sociales (RS). Esta última aporta una explicación para los mecanismos y dinamismos de la dimensión social del pensamiento y su incidencia en la determinación de actitudes y comportamientos. Moscovici estima que la heterogeneidad del campo representacional surge como una forma tanto individual como grupal de otorgar sentido al mundo y a la experiencia. En Esferas I Sloterdijk propone que los hombres viven indefectiblemente en esferas, espacios-tiempos compartidos y ámbitos comunes autocreados, donde se establecen relaciones micro-climáticas que brindan inmunidad anímica. En el tomo III de la misma obra señala que en la actualidad la crisis de los sistemas de esfera única ha dado lugar a una diversidad de espacios simultáneos imbricados unos en otros, interconectados de manera multifocal, multiperspectivista y heterárquica. Ambos autores profundizan entonces sobre una actual forma de subjetividad instituida en concordancia con la fragmentación de diversos mundos simbólicos; para ambos la pérdida de la fuerza que tuvieron otrora diversos discursos (ciencia, religión, ideologías) precipita a los sujetos en la falta de reflexión, en la desorientación y el aislamiento. Desde la trama social para las RS, a la imagen de la espuma en Esferas III, coinciden en cuanto a la coexistencia de múltiples sentidos que forman parte del intercambio simbólico y que configuran nuevas formas de la trama subjetiva, del vínculo social, y por ello, del comportamiento. La filosofía y las ciencias sociales han advertido que la participación en determinados espacios/climas simbólicos que implican a otros, es posible mediante un reconocimiento que resulta imprescindible. La teoría psicoanalítica postula la imposibilidad de prescindir del reconocimiento en la estructuración subjetiva (Aulagnier, Bowlby, Winnicott). Según Sloterdijk, el ser humano es el ser vivo con índice de espontaneidad más alto, y bajo este sino está expuesto al influjo simpatético de otros seres. De los distintos grupos-entornos simbólicos en los que el sujeto participa surgen modalidades de reconocimiento que, en su sentido más amplio, determinan al individuo en su singularidad y relaciones interpersonales, grupales y sociales y que actualizan en diverso grado el propio reconocimiento. La presencia del otro no sólo nos pone frente a su alteridad, sino también ante nuestra singularidad y es este mismo proceso el que, a su vez, atraviesan los otros. Hoy vivimos en sociedades complejas. El desarrollo de los medios de comunicación y las tecnologías de la información basadas en los intercambios multimedia cobra fundamental incidencia. Así coexisten formas de interacción y reconocimiento directas y virtuales que hacen necesario repensar la noción de identidad, ya no monolítica, sino múltiple y cambiante. En la sociedad del big data la identidad ya no está tan fuertemente asociada a referencias estables como la familia, la escolaridad, el trabajo, las instituciones, mientras van naciendo otras relacionadas con el acceso a la tecnología, al consumo y al bienestar como valores supremos. Se trata de nuevas propuestas identificatorias que refuerzan el co-aislamiento, la dificultad de reconocer en el otro un semejante. Si el clima atmosférico-simbólico modela simultáneamente la convivencia y el intento de reconstruir un clima protector, en la dificultad de este intento ubicamos al sujeto fragmentado que cae en una nueva ilusión de reconocimiento: ser parte de la masa virtual. Los distintos grados de acercamiento y de comunicación entre los individuos reflejan distintos grados de reconocimiento. Adentrarse por lo tanto en pensar ?y vivir- la subjetividad de otra manera supone nuevos caminos en la dinámica del reconocimiento, consustancial a las relaciones humanas; diríase, para restaurar nuestros marcos de convivencia. Y de allí reconducir la construcción de identidades individuales y colectivas como ensamblaje abierto y flexible de múltiples pertenencias, apto para propiciar la confluencia de los diferentes en aquello susceptible de ser compartido por todos como valioso, como lo son ciertos valores.