Figuraciones borgeanas en dos dramaturgias argentinas de circulación internacional: "Borges" de Rodrigo García y "La estupidez" de Rafael Spregelburd

LUCAS RIMOLDI

Nimega

Simposio; Expert Meeting "Una profunda necesidad en la ficción contemporánea: la recepción de Borges en la república mundial de las letras"; 2011

Radboud Universiteit

La teoría teatral, nutriéndose de los estudios literarios contemporáneos y de la semiología, brinda las herramientas que permiten entender el proceso que va de un texto dramático a su puesta en escena. Los principios metodológicos de la teatrología actual nos llevan más allá de una concepción excluyente de la dramaturgia como género literario, para involucrar la dimensión espectacular y el análisis de los contextos espectaculares, y sociales.    La escasa afinidad de Borges con el teatro no ha impedido que su obra y figura hayan sido objeto de elaboraciones dramatúrgicas. Dentro del campo teatral argentino, entre 1986 y 2006, se registran más de 25 espectáculos que adaptan o reelaboran sus textos, o ficcionalizan al autor como personaje. Elegimos dos obras actuales para mostrar su proyección en esa escena, a la vez que la demanda de “productos” borgeanos heterogéneos dentro de la “república mundial de las letras”. Borges de Rodrigo García, es un monólogo estrenado en París en 2003 y montado en 2011 en Buenos Aires; La estupidez de Rafael Spregelburd fue comisionada por el Deustches Schauspielhaus, obtuvo el premio Tirso de Molina 2003 a Mejor Obra Hispanoamericana, y se representó en numerosos países.   Estas obras no deben ser consideradas adaptaciones teatrales de textos literarios, sino dramaturgias que reelaboran de manera intertextual un universo autoral aludido como pre-texto. En efecto, el análisis de la puesta como texto espectacular permite ver de qué manera signos de naturaleza diversa colaboran en construir un semantismo global que, de manera más o menos explícita, alinea ambas dramaturgias en una genealogía borgeana: Borges, evocando a nuestro escritor a través de anécdotas ficticias o reales (erigidas en primer lugar por él mismo en su automitografía) y ya impregnadas de la calidad de mito; La estupidez, poniendo en escena ciertos juegos avasallantes con la teoría del arte moderna, a través de una fuerte ironía de cuño borgeano. En la secuencia del científico Finnegan, Spregelburd emplea tópicos y procedimientos que dan cuenta de la misma filiación.