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La construcción biográfica supone una lucha en sordina entre el biógrafo y su objeto de estudio, resistiendo la fascinación y hasta la transfiguración en su personaje. La reflexión retroactiva sobre estos procesos de empatía, transferencia pero también íntimos rechazos en tres experiencias de construcción biográfica, permiten destaca la inusitada y paradójica relevancia que adquiere la identificación de las obsesiones y debilidades subjetivas no sólo para explicar derroteros individuales sino, sobre todo, para capturar el dramatismo de los desafíos que los atravesaron y caracterizaron su época, su entorno y el delicado juego de trasvasamiento y tergiversaciones de ideas e imágenes en circulación para confrontar la singularidad de lo latinoamericano. El catolicismo militante, los desvíos místicos de Gastón Bardet y su evanescente brillo juvenil como logiste del Gran Prix de Rome malogrado por su complicidad con el régimen de Vichy son el trasfondo de su impacto en la disputa interna de la profesión de urbanista en Argentina a fines de los 40, marcando a fuego la tradición de su formación universitaria. El narcisismo de Ermete De Lorenzi concurre en el aborto de dos oportunidades de articulación sistemática entre tradición académica y nueva arquitectura en las escuelas de Rosario y Buenos Aires, paralelas a su fuga a la música en busca del orden vacante en la reconfigurada disciplina. La urgencia por situarse como parte de una vanguardia de latitud internacional, en el turbulento desplazamiento del impulso modernizador desarrollista a la radicalización política a fines de los 60, justifican una prepotencia teórica que le permite quebrar la dominante superficialidad de la seducción blanda y evanescente de las imágenes en ese momento y habilitan la resurrección de aquellos paradigmas en la obra pública actual de la provincia de Santa Fe.

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