Adorno y la crítica negativa

RIGOTTI, ANA MARÍA

Rosario

Workshop; Seminario Las concepciones del arte moderno; 2007

Laboratorio de Historia Urbana - CURDIUR

Al igual que la teoría crítica, como cuestionamiento sistemático y negativo (que muestra las contradicciones a través de la paradoja y evita proposiciones positivas que puedan ser recuperadas por el sistema) el arte moderno sería aquel encargado de una pura oposición a la sociedad administrada en que está inserto, orientado a desenmascarar la sociedad burguesa y que, amenazado por el poder integrativo de la industria cultural, solo le queda la negatividad. Renunciando a la estúpida falsedad de lo práctico, existiría sólo para si, sin concesiones al placer estético, al deseo de novedad, la originalidad o la fácil salida de la expresión, cuestionando los ismos como tendencias programáticas concientes de si mismas, evitando cualquier estrategia de reconciliación o catarsis, operando como un enigma mudo y elocuente, al borde del silencio total que, como dice Jauss restaura en su pesimismo la obra de arte aurática, la contemplación ascética y elitista en solitario. Desde su definición de utopía como negación de lo existente, pero dependiente de ello, lo que expresa de la realidad empírica es lo que refracta y rechaza. Hace de los insolubles antagonismos sociales los problemas inmanentes de su forma, renuncia a la comunicación para igualar el hecho que en la realidad ha quedado proscrita del sujeto y sus formas de reacción, causa dolor, recurre al sabotaje, a lo incomprensible, a lo disonante, lo negro y lo feo para que salga a la luz la falsedad de la situación social. Retiene elementos de la realidad y reconstruirlos, dislocándolos según su propia ley, negándose a pronunciarse sobre lo bello, para darle la epifanía de su esencia oculta y el merecido horror